Quiero Ser Como George Soros - La Novela

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visionario_2
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Quiero Ser Como George Soros - La Novela

Mensaje por visionario_2 »

Todos los acontecimientos narrados en este libro están basados en hechos reales. Los nombres de los personajes y de algunas empresas han sido modificados.




PRIMERA PARTE


“Los bienes, mercancías, riquezas y todas las demás nociones de la conducta no son elementos de la naturaleza, sino de la mente”
Ludwing Von Mises


“Siempre soñé con gente poderosa, dictadores y demás. Siempre me impresionó la gente que podía ser recordada cientos o, como Jesús, miles de años.”
Arnold Scwarzeneger

1 Lugo, Marzo de 2003

Llevaba muchas horas ante la pantalla.
Mientras en el walkman sonaba la canción Despierto y pierdo del rapero Payo Malo, iba desplazando los gráficos del índice *Ibex 35 con el ratón.
El resultado de sus estudios ocupaba ya setenta folios.
Eso era todo lo que había conseguido tras casi siete meses peleando con el mercado. Eso y que su cuenta pasara de 30000 a 10250 euros.
¿Y ahora qué?

2 Enero de 1999

No te tomes a mal lo que te voy a decir, David. Tienes la casa llena de revistas de economía. Siempre estás hablando de multimillonarios como Amancio Ortega, Bill Gates y George Soros. Tu conversación gira siempre alrededor del dinero. No sabes hablar de otro tema.
Cuando tenías once años, alguien te preguntó que querías ser de mayor. Seré millonario, contestaste todo serio, añadiendo, cualquier día de estos aparezco en casa con un Porsche.
Ha pasado el tiempo y sólo eres un tipo del montón. Sólo sabes hablar tío, sólo sabes hablar.

3 Noviembre de 1999

Tras cargar las rigolas en el chimpin, las depositaron junto a la zanja, colocándolas en fila para que Toño las fuera encajando.
Miguel ya estaba quejándose de algo, esta vez era la espalda. David ya estaba hasta los cojones de escuchar sus lamentaciones. Empezó a llover, y fueron hasta la caseta para ponerse los trajes de agua. Cuando salieron el jefe les gritó:
- ¡Vosotros dos!, ir hasta la otra calle con el chimpin y traer las tres chapas que quedaron
allí.
Eran las chapas gordas, las que pesaban alrededor de cien kilos. Las usaban para que los vehículos pudieran entrar y salir del garaje. Una vez que las obras finalizaban las retiraban. Transportaron las tres chapas hasta el cazo del chimpin entre jadeos y gruñidos. Una vez que terminaron su tarea, pararon un momento para recuperar el aliento. Miguel aprovechó para encender un cigarrillo mientras comentaba:
- Este trabajo es una #@#!%# mierda colega, nos tratan como animales. Encima hoy me duele la espalda que flipas, vaya porquería de vida…
¡Dios! Que tipo más plomo este Miguel. Ha veces le daban ganas de agarrar un pico y clavárselo en la cabeza. No necesitaba que le recordaran continuamente lo asqueroso que era aquel empleo.
David condujo el chimpin hasta llegar al lugar donde estaba el resto de la cuadrilla.
-¿Dónde dejo esto?
-En aquella zona, junto con las otras. Después ayudar a los demás a colocar las vallas.
Mientras tanto nosotros recogemos las herramientas.- dijo el encargado
-Oye, estas chapas son de las gordas, manda a alguno para que nos eche una mano, que ya
nos hemos reventado bastante al colocarlas en el chimpin.
-¡Azuquita!, ven paquí, monta en el chimpin con estos dos y ayúdales a descargar las chapas.
Cuando terminaron eran las 20:30. La caseta apestaba a sudor y humedad. Mientras se cambiaban, Miguel le explicaba a Manolo:
-Lo que da pasta de verdad es la droga, coño. Los que se dedican a traficar se forran. Yo es que tengo dos hijos, que si no ya verías tú…
Menudas gilipolleces tenía que escuchar, pensó David. La mayoría de los que se dedicaban a la venta de droga eran unos pringaos. Uno de cada 10000 se hacían ricos, el resto nada. La vida les empujaba de un lado para otro y generalmente terminaban en la cárcel o cosidos a navajazos. ¿Pero que sabía Miguel?, no era más que un pedazo de ignorante que se creía todas las tonterías que decía la gente, y las repetía como si fueran verdades absolutas. Esa era la forma de pensar de la mayoría.
-Salir de la caseta, rápido, mirar que chavala, ¡guapa, morenaza!- exclamaba Néstor
******
-Oye, ¿me llevas?. Es que tengo el coche en el taller
-Si, claro, sube
El Fiat uno no arrancó hasta el tercer intento, siempre que llovía de aquella manera pasaba lo mismo. Durante el trayecto Manolo le comentó sus planes. Quería irse a trabajar a un hotel en Mallorca. Era la última moda en Lugo. Pagaban sobre 1200 euros más propinas alojamiento y comida gratis. El único problema era que la temporada de trabajo sólo duraba seis meses.
Tras dejar a Manolo en la Avenida de las Américas, dio la vuelta y bajó hasta la Ronda del Carmen. Introdujo el coche en el garaje y subió a casa.
Natalia estaba haciendo la cena.
-¿Qué tal cariño?
-Bien – contestó David
Solía contestar lo mismo a todo el mundo. Bien, todo va bien.
Estaba harto de la vida que llevaba. Notaba como el tiempo se le escapaba, y su sueño se alejaba más y más cada día que pasaba. A pesar de todo procuraba no lamentarse delante de los demás. Lamentarse era como sufrir o pasar miedo, no servía para nada.
Miguel era el mejor ejemplo, siempre estaba llorando por todo, y las cosas le iban cada vez peor. Dos meses atrás había estado de baja por culpa de la espalda, no se le había curado bien y ahora volvía a padecer los mismos síntomas. Además a la madre le habían detectado un cáncer y le quedaban pocos meses de vida.
Durante la cena Natalia estuvo parloteando sobre temas que a David no le interesaban en lo más mínimo. Cosas del tipo, mi amiga esto y mi jefe aquello. También le informó de que Kike y su mujer vendrían a cenar mañana.
En la televisión daban un documental sobre el efecto 2000. Llevaban todo el año machacando a la gente con el asunto. Consideraban que por culpa de un fallo informático, existían muchas posibilidades de que el mundo se colapsara y todo se fuera al garete.
Muchas empresas estaban invirtiendo fuertes sumas de dinero para evitar el problema.
Después de los comentarios, la pantalla se llenó con la imagen de un señor portando una Biblia. Mientras hablaba, movía el libro para darle mayor énfasis a sus palabras. Todo coincide, explicaba, he repasado las fechas varias veces, el uno de Enero del 2000 llegará el Apocalipsis. Dios destruirá el mundo y sólo se salvaran los que llevan una vida libre de pecado.
Al terminar la cháchara, la cámara se acercaba, y aparecía la cara del hombre en un primer plano mientras advertía:
-¡Arrepentíos pecadores!, todavía estáis a tiempo.
A continuación aparecía un norteamericano al que presentaban como abogado. Tras venderlo todo, se había llevado a su familia y a varios parientes a una granja en el centro del país. El pueblo más cercano estaba a cien kilómetros. Había aprendido a matar animales y a cultivar la tierra con técnicas antiguas, porque en su opinión el colapso provocado por los ordenadores hundiría todos los petroleros en el Océano. La humanidad debería de irse acostumbrando a vivir sin petróleo y sin electricidad, todo fallaría y el mundo regresaría a la época medieval. Estaban fuertemente armados y tenían un montón de comida enterrada en botes de cristal alrededor de la casa. Parecía una locura, pero en Estados Unidos miles de individuos pensaban igual, y estaban adoptando medidas similares.
Al final del documental salía un hombre que había rodado una película sobre el tema. Cuando le preguntaron donde estaría el primer día del año 2000, contestó:
-Lo más lejos posible de cualquier ciudad
Se fue a la cama pensando que todo aquello era una maniobra de las empresas informáticas. Fomentaban el pánico para hacer negocio.
******
Natalia se durmió enseguida, pero el no podía. Pensaba y pensaba. Una idea, una puñetera y miserable idea, eso era todo lo que necesitaba para salir a flote y emprender el camino hacia los millones de euros que le estaban esperando en alguna parte. Se pasó hora y media fantaseando, trazando grandes planes en los que se veía a si mismo como un triunfador. Empresas, palacios, y caballos purasangres. En la fantasía conseguía todo lo que quería, pero los pasos que debía de dar para alcanzar su objetivo no estaban claros.
******
Natalia entraba a trabajar más temprano, y el poco ruido que hacía fue suficiente para despertarle. Escuchó el sonido de sus pasos por el pasillo. Después se fue y cerró la puerta de casa con suavidad.
Se levantó y arrastró los pies hasta el baño. Al afeitarse observó que ya tenía una cana. Veinticuatro años y ya había empezado la cuenta atrás. Mientras contemplaba su imagen en el espejo, le vino a la mente una escena de cuando tenía veinte años y trabajaba como mensajero en Vía Conexión.
La jornada había terminado. El señor Louzao, su jefe, era una persona muy enrollada, y se podía charlar con el de cualquier cosa. En ese instante David le comentaba que quería montar algún negocio y hacerse rico, que no pensaba en otra cosa.
Al cabo de un rato el señor Louzao dictaminó:
-Tú eres un tío listo. De verdad, no se que haces trabajando aquí. No eres como los demás mensajeros, no soportas ser un simple empleado. Yo era como tu, hasta que me di cuenta de que no era suficiente con soñar y hablar del asunto, me di cuenta de que tenía que hacer algo. Hacer algo, ¿entiendes?.
-Hacer algo- le repitió David a su propio reflejo, añadiendo –Tengo que hacer algo, necesito hacer algo distinto, no quiero continuar así. No quiero seguir formando parte del rebaño y conformarme con un piso, un buen coche, hijos y deudas. Quiero ser algo más que todo eso.
Se duchó intentando pensar en alguna gran idea. No se le ocurrió nada.
Desayunó un tazón de cereales y un par de croissant de mermelada.
******
La niebla invadía la ciudad. Condujo con cuidado hasta llegar a la zona en obras. Casi siempre era el primero. Pasó el rato dentro, con la calefacción puesta, escuchando el programa anda ya en la cadena 40.
Fueron llegando los demás. El último en aparecer fue el cepo, que era como apodaban al encargado. Abrió la caseta y mientras se mudaban de ropa, el encargado se puso asignar las tareas.
A David le tocó pasarse la mañana colocando tubos verdes, esos de R. Al mediodía almorzó con varios miembros de la cuadrilla en un restaurante cercano. En aquel lugar, al terminar de comer, cuando todos estaban en la barra, tenían la costumbre de iniciar una guerra de cacahuetes.
Por la tarde le tocó estar con el palista. Cuando dejaba de perforar, David cargaba los escombros en el cazo del chimpin. De vez en cuando le tocaba usar un rato el pico, porque sabían que estaban cerca de una tubería de agua.
La niebla de la mañana ya se había disipado, y lucía el sol, a pesar de todo la temperatura no pasaba de los dos grados.
Al finalizar la jornada se acercó hasta el Lucus Gim. Solía acudir tres días por semana a la sala de musculación, para mantenerse en forma. Aunque en realidad lo hacía porque después de una sesión salía de allí muy relajado, y era más barato que acudir a un masajista. En el gimnasio descargaba un montón de adrenalina, y dejaba allí todas las frustraciones acumuladas a lo largo de la semana. Era como si las pesas representaran sus problemas.
Hoy tocaba pecho, bíceps y abdominales. En pecho batió su propio record al realizar cuatro series de press de banca con cien kilos sin ayuda.
Cuando David descansaba, Emilio aprovechaba para ejecutar sus repeticiones. Era capaz de realizar ocho repeticiones con ciento setenta kilos. Desde hacía un par de años, era el dueño del Lucus Gim. Trabajaba como contable. Le había comprado el gimnasio al antiguo propietario, un tal Pachy, por 120000 euros. Para pagarlo se endeudó con el banco. Al principio las pasó canutas, pero ahora ya estaba libre de deudas y su inversión le rentaba una buena cantidad de dinero cada mes. El número de socios se incrementaba cada año. Emilio tenía a seis personas trabajando para el, y planeaba montar otro gimnasio en unos locales nuevos en la calle Villalba. Además había ganado algunos campeonatos de culturismo a nivel gallego.
******
Cuando llegó a casa se encontró con Kike, el hermano de su novia Natalia, con su esposa Sonia y el crío.
A Natalia le volvía loca el enano, le encantaba tocarlo y jugar con el. Ella quería tener hijos propios, pero David de momento no. Aquel asunto era el origen de múltiples discusiones. David tenía muy claro que mientras no estuviera satisfecho con su situación económica, no tendría hijos. Natalia siempre le echaba en cara que sus ahorros ascendían a 15000 euros, y que entre eso y dos sueldos era suficiente. Mira a mi hermano Kike, solía decir, no tenía ni un euro, y ahí lo tienes. Están criando al chaval, pagando la hipoteca y encima se acaban de comprar un coche nuevo. Ya me dirás tú porque no puedes hacer lo mismo.
Ya. Kike estaba endeudado hasta las cejas y curraba como un animal en Maderas Besteiro, haciendo un montón de horas extras a cambio de 1100 euros al mes. La mujer era administrativa y cobraba 600. Sólo poseían humo. Cualquier problema con las cuotas de los préstamos y les embargarían todo.
Un día en la *TVG salió Fraga diciendo, si los gallegos no tienen más hijos se perderá la raza gallega. Pues que los tuviera el.
No soportaba la idea de tener hijos propios y decirles cosas como: lo siento no podemos comprar esto, no podemos comprar aquello, el dinero no cae del cielo.
Alimentados con aquellas ideas, era muy complicado que los hijos de los esclavos asalariados progresaran en la vida. La mayoría acabarían igual que sus padres.
Esclavos asalariados, eso es lo que eran. Bueno, el también, pero era una situación temporal. Temporal claro, pero llevaba así desde que había abandonado F.P. a los diecisiete, mierda.
Natalia confundía las cosa, no comprendía su punto de vista y solía terminar las discusiones con un, eres un maldito tacaño.
******
El renacuajo correteaba por el pasillo chillando como un poseso, divirtiéndose con un juego imaginario que sólo el comprendía.
Las mujeres estaban en la cocina hablando de sus cosas mientras en el salón Kike se tomaba unas cervezas con David.
-Mañana Sábado voy a pescar con unos amigos, ¿te animas?- propuso Kike
-Ya sabes que no me interesa la pesca
-Divertirte un poco, no te hará daño. Para eso sirve la pasta. No tienes hijos, andas con un coche diez años…
-Lo único que me interesa de un coche es que me lleve a los sitios. Estoy ahorrando porque tengo otras aspiraciones.
-Mira David, las aspiraciones son para otro tipo de personas, eres igual que yo, un simple currante. Tienes que dejar de soñar.
-La cena ya está- anunció Sonia
******
Kike animó la cena contándoles lo que le había sucedido una vez, cuando empezó a buscar trabajo. Entonces andaba por ahí con coleta, pendientes y barba. Un día acudió con un colega a una entrevista para una empresa de mudanzas. Era en verano. Se presentó con una camiseta negra con la leyenda, YO HAGO EL AMOR Y NO DOY LA GUERRA, impresa en letras amarillas.
La entrevista fue corta, y en un momento dado el entrevistador le dijo sin más explicaciones, lo siento chico, no puedo darte el trabajo porque hay que subir a los pisos.
Después entró su colega. Kike lo esperó fuera.
Cuando salió el colega le contó, entre risas, que le habían cogido para currar, y que el tipo de la entrevista le comentó, sin saber que Kike era su amigo: Ese que ha venido antes que tú, lleva coleta y pendientes, y yo a esa gentuza no les doy trabajo porque se meten de todo.
-¿Te acuerdas cuando fuiste a recogerme a casa por primera vez?, mi madre se quedó alucinada- decía Sonia mientras servía un poco de vino.
-Ha si, fue porque iba borracho y con la marca de una rueda en la camisa blanca.
-¿una marca de rueda?- repitió David incrédulo
-Si. Aquella tarde llevaba el pelo cortito, estaba bien afeitado, vestía una camisa blanca y vaqueros de marca. Había bebido de más antes de acercarme a recogerla. En el bar hicimos una apuesta a ver si era capaz de aguantar que me pasara una vespino por encima. Antes de que me diera cuenta de la estupidez que estaba haciendo ya tenía la marca de la rueda delantera sobre la camisa. Continuamos bebiendo, y con las tonterías me olvide de cambiarme la camisa antes de ir a recoger a Sonia.
******
Está en una calle desconocida, hay unas cuantas personas observándole. Intenta elevar sus pies del suelo, pero no lo consigue.
Otra calle distinta. Ahora prueba de otra forma, da un salto y a continuación impulsa el cuerpo hacia delante. Esta volando, lo ha logrado.
La velocidad se incrementa de forma gradual, va tan rápido que nota como su cuerpo empieza a evaporarse. Todo termina con una especie de descarga eléctrica que le detiene y le sume en una espesa oscuridad.
A pesar de no ver nada sabe que está en su habitación, levitando sobre la cama. La calma dura poco. Ahora su cuerpo se contorsiona en el aire y da vueltas sobre si mismo, como si estuviera en el trampolín de una piscina. De nuevo la conocida sensación de que su cuerpo desaparece, mientras la velocidad aumenta hasta lo imposible. La corriente de aire es tan intensa que no puede respirar. ¡Voy a morir asfixiado!. Descarga eléctrica.
Se despertó en ese instante, sorprendido de que su cuerpo estuviera intacto.












SEGUNDA PARTE


“A la gente que afirma: Soy accionista, soy dueño de un Banco. Yo les digo: No eres dueño de nada, sólo tienes PAPELITOS.”
Lugo, Junio del 2003. Profesor de Universidad hablando con un broker, ante 30 de sus alumnos a los que llevó de visita a una sala de bolsa para que conocieran su funcionamiento.

“No arriesgar equivale a fracasar”
Manuel Lao Hernández
Presidente de Cirsa

1 Julio del 2002

En Lugo sólo existía una empresa dedicada en exclusiva al mercado financiero, Ahorro 40. Estaba situada en la Plaza de Santo Domingo, en pleno centro de la ciudad.
Sabía algo de acciones, llevaba unos dos años realizando operaciones, con cierto éxito, siguiendo las indicaciones de la revista Dinero 15, pero no le agradaba depender de los consejos de otros. Quería ser capaz de tomar sus propias decisiones de inversión.
Lo que le atrajo de Ahorro 40 fue que sus comisiones eran considerablemente más bajas que las que le cobraba el banco, además contaba con una sala de bolsa.
En la entrada tenían un cartel que rezaba: “En la bolsa como en la vida la confianza es fundamental”.
Para llegar a la sala de bolsa había que cruzar un estrecho pasillo, con despachos a los lados. Ocupaba unos cien metros cuadrados. Ocho grandes pantallas cubrían una de las paredes. En la otra punta de la sala los broker disponían de un pequeño espacio, en el que destacaban tres potentes ordenadores. En el medio había unas cincuenta sillas para que los clientes se sentaran. Las gigantescas pantallas repletas de gráficos en continuo movimiento no le decían nada. No tenía ni idea de *análisis técnico.
Abrió una cuenta y colocó todo su dinero, 30000 euros, en *repos.
Por aquel entonces trabajaba en una empresa que fabricaba e instalaba puertas por toda la provincia. Estaba de vacaciones y aprovechó para dejarse caer por la sala un par de veces. Desde el principio le intrigó eso de los *contratos de futuro, le llamaba la atención la cantidad de dinero que se podía ganar con ese producto financiero.
Un día escuchó una conversación que le hizo ver la bolsa con otros ojos.
Un tal Julio, 32 años, empleado de una compañía de seguros, le estaba comentando a otro:
-Para mí las acciones son todas iguales. Aquí de lo que se trata es de ganar pasta.
-No estoy de acuerdo. Poseo acciones de Telefónica a una media de 25 euros, pero se que es una buena empresa. Con el tiempo ya volverá a subir.
-Olvídate de eso que dices. Aquí no existen ni buenas ni malas empresas. Ningún inversor sabe realmente cuanto dinero gana o pierden las empresas cotizadas. Los únicos que saben la verdad son los directivos. Telefónica por ejemplo, podría estar perdiendo dinero. ¿Quién sabe?. Ellos te presentan unas cuentas bien maqueadas y ya está. Por ese motivo el *análisis fundamental no sirve para nada. Son los gráficos los que lo dicen todo. Yo se que Telefónica ahora mismo, está bajista como toda la bolsa. Que tiene unos soportes y unas resistencias. Eso es todo. Esto es un juego. ¿Cómo te explicas que las acciones ganan o pierdan en una semana un diez por ciento o incluso más?. Las empresas no aumentan ni disminuyen sus beneficios en esa misma proporción y en tan poco tiempo. ¿Y que me dices de esos valores que pierden pasta a punta pala y su precio en bolsa se multiplica varias veces?. O al revés, empresas maravillosas que teóricamente están ganando mucho dinero y sin embargo no levantan cabeza desde que salieron a cotizar, como Telefónica Móviles por ejemplo. La bolsa es como una partida de cartas.
******
A la semana siguiente soñó con que el índice Ibex tocaba los 7000 y posteriormente subía con fuerza.
Llamó a Ahorro 40 y estuvo conversando con Ricardo, uno de los broker.
Le anunció que deseaba realizar una operación con futuros. Ricardo le explicó que para operar con productos derivados por primera vez, tendría que esperar dos días para que MEFF le diera la clave.
Durante ese corto intervalo de tiempo, David se tranquilizó y se dio cuenta de que operar en base a un sueño era una insensatez. Optó por no hacer nada.
El sueño tardaría más de doce meses en cumplirse.
En aquellas fechas el índice alcanzó los 7100 y a continuación se desplomó con fuerza.
Una mañana se pasó por allí, y como ya disponía de la clave para trabajar con derivados, le dio una venada y decidió estrenarse. Se puso *corto con un *mini en 6450, sin ningún motivo especial, sólo por probar.
-Buena señal- comentó Ricardo –En la primera operación casi todo el mundo se pone *largo.
David no tenía ni idea de lo que estaba haciendo.
Un bolsista de unos 48 años, llamado Fernando, le recomendó empezar a operar sobre el papel. En cuanto obtuviera resultados positivos podría efectuar operaciones reales.
Aquel se convertiría en el mejor consejo que le darían sobre el mundo de la bolsa en toda su vida, pero entonces no lo sabía. Le entró por un oído y le salió por el otro.
El resto del tiempo lo pasó contemplando las pantallas con nerviosismo. El Ibex subía y subía.
Su agonía duró media hora. Le puso fin cuando las pérdidas alcanzaron los 50 puntos. Salió de allí cabreado consigo mismo, pensado que aquello no era lo suyo.

2

A finales de mes se le ocurrió una idea genial (al menos eso le pareció en aquel momento).
Meses atrás, por curiosidad había comprado por correo un péndulo y un libro en el que se explicaba como usarlo. Durante una semana estuvo entrenando hasta lograr que se moviera cuando se le efectuaba una pregunta. Parecía cosa de locos, pero realmente se movía sólo. En el libro afirmaban que eso demostraba la fuerza de la mente sobre la materia.
Se sentaba en una silla frente a una mesa y le preguntaba cosas. Giro a la derecha significaba si, giro a la izquierda significaba no. Era sorprendente observarlo girar como si tuviera vida propia. Sólo se movía mientras le repetía la pregunta una y otra vez. En el momento que se quedaba callado, el péndulo ralentizaba su movimiento hasta detenerse por completo. Al final lo abandonó en la estantería, porque después de unas cuantas pruebas comprobó que se equivocaba en la mayoría de las ocasiones.
El concepto era tan simple que no entendía como no se le había ocurrido antes.
Aplicado al mercado de futuros, si el péndulo se equivocaba casi siempre, ¡haciendo lo contrario acertaría!.
Lo probó sobre el papel durante cinco sesiones, acertó en cuatro y falló en una.
Pensó que había descubierto la pólvora. Estaba seguro de que con aquella idea se llenaría los bolsillos. ¡Dios!, estaba deseando que el fin de semana se terminara lo antes posible.
El lunes se presentó en Ahorro 40 a las 17:30.
El broker se quedó bastante extrañado cuando David le explicó que iba a empezar a operar con un *contrato grande, que no tenía un nivel de stop y que aguantaría en la misma posición hasta las 17:30 del día siguiente.
El martes cerró la operación (que se saldó con 10 puntos de perdida), y abrió otra en el sentido contrario. Tomó nota mental de que era mejor ejecutar las jugadas a las 17:33, de esta forma se ajustaría más al precio de cierre que era las 17:35. Los movimientos del miércoles y el jueves los realizó por teléfono. El viernes se dejó caer por la sala de bolsa porque tenía que realizar el *relover, ya que era vencimiento de futuros. Las ganancias de la semana ya sumaban 200 puntos. Tenía más confianza que Dios.
Efectuó el relover a las 16:30, en 6400. Venía largo del día anterior y según su sistema debía de permanecer en la misma posición, ya que para el lunes el pronóstico era que cerraría en positivo. Aquel viernes a la media hora de hacer el relover ya iba ganando cien puntos. Era una tarde soleada del mes de Agosto y en la sala sólo había dos clientes. Carlos el dueño de la cafetería M., esa que está al lado de los institutos y Julio.
Le tantearon, les dijo que llevaba operando una semana, disponía de un sistema y llevaba ganados 200 puntos en operaciones ya cerradas.
Carlos, al percatarse que desde el relover David ya ganaba 100 puntos, le advirtió:
-Cierra tu posición chaval. Recoge las ganancias. ¿No ves que estás ganando 100 puntos?. Estás con un contrato grande y eso representa 1000 euros.
-No. Mi sistema me dice que el lunes va a cerrar en positivo- le contestó David.
Su fe en el sistema era colosal.
Carlos le miró fijamente durante unos segundos. Tal vez pensó que David era un novato con suerte. Seguramente esa suerte se le acabaría pronto. Se levantó de la silla, se aproximó a la pantalla y señaló el ticket del Ibex.
En aquel momento Carlos estaba fuera del mercado, y al parecer sólo esperaba una excusa para entrar, el novato era una excusa perfecta.
-Esto ha subido mucho- aseguró mientras golpeaba la pantalla con el dedo. - ¡Ricardo!, véndeme uno aquí, rápido.

3

El lunes decidió dejar su trabajo. El jefe alucinó al enterarse de que se marchaba para montar su propio negocio.
Aquel era un trabajo de mierda, sin futuro. Tener su propio negocio, depender de sí mismo y no dar explicaciones a nadie era lo que siempre había soñado.
Natalia no se opuso porque vio que estaba ganando dinero y pensó que aquello podía funcionar.
******
Ese mismo día el índice continuó su ascenso. El martes cerró ligeramente en negativo unos pocos puntos. Para el miércoles continuaba dándole positivo, así que aprovechó el falló del martes para reforzar su posición con otro contrato grande. El miércoles cerró en positivo. Para el jueves el pronóstico era el mismo. Empezó a dudar. Pero era lo único que tenía. Decidió mantener su fe en el sistema. ¿Acaso le había defraudado?.
El jueves al mediodía consultó al péndulo. Lo cogía con la mano derecha y le preguntaba:
-Mañana viernes, ¿el índice Ibex va a cerrar la sesión en positivo?
Continuó repitiendo la pregunta hasta que el péndulo comenzó a moverse. Ese día giró hacia la derecha. Aquello significaba si. Como hacía lo contrario, el pronóstico era que el viernes el mercado terminaría la sesión en negativo.
Aquel jueves por la tarde, en vez de llamar por teléfono decidió pasarse por Ahorro 40.
******
Al entrar, C. el dueño de la oficina, le saludó con mucho respeto, y le entregó personalmente los extractos de los movimientos realizados por teléfono.
Al oír su nombre, Fernando se dio la vuelta y le dijo:
-Así que tú eres el famoso David…
En una sala de bolsa las noticias vuelan. Muchos clientes ya se habían enterado de que en ocho sesiones había ganado 750 puntos. Seis aciertos y dos fallos. Sentían curiosidad y querían saber más. David les dijo que iba a cerrar todas sus posiciones largas y abrir cortos, porque su sistema auguraba que el viernes la bolsa cerraría en negativo.
Transmitía la imagen de una persona tranquila y muy segura de lo que estaba haciendo.
El señor Cristóbal, un tipo de sesenta años que era profesor en el instituto de las Mercedes, comentó:
-Debe de tener acceso a información privilegiada.
En un momento dado, Julio le preguntó si sabía algo de gráficos. Le contestó que no.
Gonzalo, un argentino que trabajaba en una clínica dental le indicó:
-Es imposible que continúes mucho más tiempo con el mismo ritmo de ganancias.
David contestó con:
-Todo es imposible hasta que alguien lo hace posible.
Era una cita que había leído en alguna parte.
Durante unos minutos en la sala reino el silencio, fue algo un poco extraño.
Al finalizar la jornada bursátil, C. le llevó a su despacho, donde mantuvieron una agradable conversación sobre el mundillo financiero. C. trataba de averiguar quien era realmente David.
No le importó proporcionarle la información que le pedía, referente a donde había trabajado y si había operado antes con futuros. Pero cuando C. le preguntó que sistema seguía, David le dejó claro que no se lo iba a decir.
C. lo entendía, pero continuó intentándolo. ¿Era un sistema matemático o algo así?. Se tuvo que conformar con un, más o menos, qué no le aclaró nada.
-Mira, es que yo estoy siguiendo el sistema de una página de Internet, y no me está dando muy buenos resultados.
Dijo un par de cosas más, y volvió al ataque.
C. veía ante si a un chaval de veintisiete años que acertaba cual sería la dirección que tomaría el mercado de una forma sorprendente. Al principio cuando empezó a escuchar rumores sobre aquel chico, pensó que sólo era suerte. Pero cuando los aciertos se fueron acumulando empezó a sospechar que tal vez estuviera ante un genio de las finanzas. No se podía tener tanta suerte de forma continua, ¿o si?. Además estaba aquella forma de actuar, jugando con contratos grandes, esperando hasta los últimos minutos de la sesión y tan tranquilo. Ni siquiera una llamada a mitad de la jornada para ver como se desarrollaban las cosas. Parecía saber de antemano el resultado. Y su actitud era la de un ganador. Como si ganar dinero de aquella manera fuera lo más normal del mundo.
Al final le dijo:
-En la sede de nuestra empresa en Madrid, tenemos a un grupo de veinte personas encargados de tomar las decisiones de inversión de Ahorro 40 y configurar su cartera modelo. Se reúnen todos los días en un despacho enorme y antes de realizar ningún cambio analizan toneladas y toneladas de información. Se quedarían con la boca abierta si se enteraran de que tenemos aquí a un visionario que llega por las tardes, dice, mañana cerrara en positivo o negativo, y acierta en la mayoría de los casos…
En ese instante oyeron unos golpes en la puerta que interrumpieron la charla. Era Alfonso, uno de los broker, le avisó de que ya eran las 18:30, que Ricardo y el ya se iban a ir. C. le preguntó si habían apagado las pantallas, cuando el broker le contestó afirmativamente le despidió diciendo, bueno pues entonces hasta mañana.
C. continuó explicándole que algunos clientes poseían un elevado patrimonio y estaban dispuestos a correr riesgos. A su talento se le podía sacar mucho provecho, siempre y cuando el sistema continuara funcionando durante dos meses. C. Tenía muchos años de experiencia y sabía que dos meses era un plazo de tiempo más que suficiente para poner las cosas en su sitio. Era muy cauteloso y no quería precipitarse.
Si todo fuera bien podríamos llegar a crear un fondo de inversión. En este negocio por muy bien que hagas las cosas siempre ganarás más con el dinero de los demás que con el tuyo. Puedes hacerte inmensamente rico.
-Yo creo que todo ocurre por algo. No creo en la suerte. Pienso que la mente se lo inventa todo- mencionó David en un determinado momento.
-Algo parecido me decía mi abuelo cuando yo tenía nueve años. < ¿Ves ese árbol de ahí?, sólo existe dentro de tu mente >. ¿Sabes una cosa?, muchas veces cuando voy conduciendo no paro de darle vueltas a la forma de cómo hacerme rico, pero rico de verdad. Soy el dueño del cincuenta por cien de esta oficina y de otra en La Coruña, pero prácticamente es como si fuera un empleado. Son los de Madrid lo que toman la mayoría de las decisiones. En el noventa y nueve las cosas marchaban tan bien que los de Madrid me propusieron abrir otra oficina en La Coruña, tuve que ceder a sus propósitos y ahora me tengo que meter varios viajes todas las semanas, y eso que en La Coruña perdemos dinero. Llevo un tiempo dándole vueltas a la idea de vender mi participación en esta empresa y montar algo parecido por mi cuenta.
Salieron del despacho y se dirigieron a la sala de bolsa. Eran ya las ocho de la tarde.
-Colocar todas estas pantallas fue idea mía. En las demás salas tienen dos o tres, pero aquí hay de todo, el Dax alemán, el Eurostoxx, el bono, divisas, materias primas, casi todo lo que existe. ¿Sabes cuanto dinero cuesta mantener abierta esta oficina todos los meses?
-No tengo ni idea
-Pues 6000 euros. Al principio empezamos en un local más pequeño, nos tocaron esos años en que las bolsas subían y subían sin parar. Aumentó tanto el negocio que nos trasladamos aquí. Por aquel entonces disponía de dos secretarias y seis broker. Desde el dos mil la bolsa no para de caer, y esto ya no es lo que era. Ahora nos sobra espacio y sólo puedo darle trabajo a dos broker, ni siquiera nos hacen faltan las secretarias. Tenemos muy buenos clientes y ahí que cuidarlos, por eso continuamos en Lugo.
Siguieron hablando hasta que dieron las nueve.
En el exterior todavía era de día y hacía bastante calor. Faltaba poco para que el verano llegara a su fin.
Salió de Ahorro 40 con la sensación de ser alguien importante. Veía su sueño cada vez más cerca.
Cuando llegó a casa se lo contó todo a Natalia.
-Voy a forrarme. Tenías que ver la cara de admiración de la gente. Nunca han visto nada igual. Soy el número uno.
Le extendió los extractos de las últimas ocho sesiones.
-Esto está muy bien, pero aquí hay unos días en los que perdiste dinero…
-Nadie acierta el cien por cien de las veces. Se trata de ganar más de lo que se pierde, y yo ya he ganado 8500 euros. Esta es la buena nena. Lo voy a lograr.
-No se David, parece demasiado sencillo. Todo el mundo tiene que esforzarse para ganar dinero, y tú lo ganas como nada. Ya sabes lo que dicen, dinero que viene rápido se va rápido. Cariño, ¿no has pensado que a lo mejor has tenido mucha suerte?
-¿Suerte?, odio esa maldita palabra. Ya te lo he dicho muchas veces, la suerte no existe.- aseguró David, un poco fastidiado porque Natalia no se contagiaba de su entusiasmo.
-Ya se que buscabas un negocio, pero esto no parece algo serio. Te dedicas a jugar al alza o a la baja, parecen apuestas.
-¿Y que más da?, lo que importa es que gano pasta. Fíjate en George Soros, su fortuna se calcula en 5000 millones de dólares, ¿y como lo hizo?, pues comprando y vendiendo sin parar. Es un especulador, o dicho de otra manera, un comerciante de capitales. Esa es la mejor definición. Mira Natalia, en este mundo sólo los más estúpidos trabajan con las manos. Las personas inteligentes utilizan el cerebro. Ganar dinero con el dinero es lo máximo. Yo quiero ser como George Soros.
Aquella noche llevó a Natalia al restaurante más caro de la ciudad, al volver hicieron el amor apasionadamente.

(Continuará mañana Domingo.)
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TERCERA PARTE


“La palabra azar carece de sentido y fue inventada para expresar la ignorancia de la humanidad sobre ciertas cosas”
Guiseppe Mazzini

1
A finales del mes de Agosto sus ganancias ascendían a 25000 euros.
Un día, al pasar frente al escaparate de una joyería de la calle Progreso, descubrió un collar precioso que costaba 2000 euros. Lo compró y se lo regaló a Natalia.
******
Se haría millonario gracias a la bolsa, estaba tan seguro que llegó a mencionarlo ante los demás bolsistas en varias ocasiones.
Para ellos se había convertido en un Dios. Se referían a David como el fenómeno, el chaval de positivo-negativo, el genio. Transmitía una especie de magia. El número de clientes que acudían de forma habitual a Ahorro 40 aumentó espectacularmente. C. se frotaba las manos, decía que no veía la sala tan llena desde la OPV de Telefónica Móviles.
-¿Qué va a pasar mañana?- le preguntaban
Daba su pronóstico, y a partir de las 17:30 los broker se veían negros para atender la avalancha de órdenes que lanzaban los clientes imitando a David.
La tasa de aciertos rondaba el ochenta por cien.
La gente decía, te tenemos que invitar un día a cenar marisco, te vamos a hacer un monumento.
Todos los días aparecía alguna cara nueva. El amigo de este o de aquel, que acababa de abrir una cuenta y quería conocer a esa persona que tanto acertaba.
Algunos intentaban que les explicará el sistema, pero les contestaba con evasivas, como si tuviera en su poder la receta de la Coca cola. Al final a nadie le importaba como demonios lo hacía. Si alguno sacaba el tema, los demás le decían, ¿y qué más da?, lo importante es que acierta.
David tenía pensado empezar a cobrar comisiones por sus consejos dentro de un mes.
Uno de sus seguidores, un chaval que se fue a Ávila para convertirse en policía nacional, dejó órdenes a los broker de que hicieran siempre lo mismo que David.
******
Durante la primera semana de septiembre ganó 3870 euros más. La tasa de aciertos rondaba el setenta y siete por cien. De repente, el péndulo empezó a equivocarse más de lo normal. Los beneficios de toda una semana se evaporaron en tres sesiones y David se asustó. Su mayor temor era que el sistema dejara de funcionar. Había depositado demasiadas expectativas e ilusiones en el asunto. Era la base de todo sus sueños.
Ya no era un chico lleno de entusiasmo y fe ciega, que contagiaba a los demás con sus espectaculares resultados. Ahora los bolsistas veían en David a uno de ellos, simplemente había tenido una extraordinaria racha de suerte durante cuarenta y cinco sesiones. Todo lo acontecido terminaría por convertirse en una anécdota, algo sobre lo que conversar.
Se sentía como un ángel caído.
Le costaba aceptar el hecho de que su sistema no era infalible.
El 10 de septiembre a las 17:33, por precaución, para proteger los beneficios, liquidó sus contratos grandes y abrió una posición alcista con un simple mini.
El sistema auguraba que la sesión del día 11 (aniversario del ataque a las torres gemelas) cerraría en positivo. Como sus últimos fallos le restaban credibilidad, nadie le hizo caso. Los habituales, (un grupo de individuos que seguían muy de cerca la evolución del mercado) eran unánimes, el día 11 sería bajista. Todos abrieron cortos.
David se sentía incómodo haciendo lo contrario, pero tenía que seguir las indicaciones del péndulo. Además, con un mini poco podía perder.
Julio aseguró que en los aniversarios del crac del 29, el dow descendía en un alto porcentaje de las ocasiones. En su opinión en el 11 S, sucedería lo mismo.
Al día siguiente David cerró su posición alcista con ciento y pico puntos de ganancias.
Los habituales estaban desolados. No le encontraban explicación a lo sucedido. Decían cosas del tipo:
-Esto no hay quien lo entienda
-No sé porque cada vez que hago algo en bolsa sucede lo contrario
-Esto es todo una trilada
-Todo me sale mal
-Esta vez me falló la intuición
Meses más tarde, se enteraría de la existencia de algunos especuladores, que se hacían llamar los contrarios, que a la hora de invertir adoptaban la postura contraria a la tomada por la mayoría. La base de este tipo de actitud, estaba en que estadísticamente el noventa por ciento de los individuos que operan en bolsa, a la larga terminan perdiendo dinero.
Si en aquel momento hubiera conocido esa estadística se hubiera planteado abandonar. Pero no sabía nada. En el mercado la ignorancia y la falta de sentido común se cobran altos intereses.
A principios de octubre abandonó el sistema del péndulo al comprobar que la tasa de aciertos se reducía a un ridículo cincuenta y cinco por cien. Continuaría consultándolo durante dos meses más, sin hacerle caso, sólo con efectos estadísticos.
Terminó por abandonarlo totalmente al comprobar que la tasa de aciertos se mantenía en un cincuenta y uno por ciento.

2

No podía volver a su antiguo empleo después dejarlo diciendo que iba a montar un negocio. Tampoco se sentía con ánimos para buscar otro trabajo. Después de proclamar a los cuatro vientos que se forraría, no quería dar marcha atrás..
La ambición por hacerse millonario, y convertirse en su propio jefe, era su fuerza motriz. Y aquella fuerza le impulsaba a continuar, a seguir intentándolo.
La situación no era tan mala, sus ahorros estaban intactos y conservaba 14000 euros de beneficios. Tenía que existir alguna manera de ganar dinero en bolsa de forma regular.
Además era estupendo eso de tener todo el día para hacer lo que le diera la gana, sin tener que dar explicaciones a ningún jefe. Era fantásticos ser el dueño del cien por cien de tu tiempo, y pasarse las tardes en Ahorro 40 con la sensación de ser un hombre de negocios.
No tomó ninguna decisión, podía permitirse el lujo de esperar a que sucediera algo. Confiaba en que alguna idea brillante hiciera su aparición y le devolviera al sendero de la fortuna.

3

-El primer fondo de inversión creado por George Soros obtuvo una rentabilidad del 4300% en diez años. Eso significa que existe un sistema.- comentaba David
-Mi opinión es que todo esto- dijo Andrés señalando las pantallas – está manipulado por los grandes. Hacen lo que les da la gana con las cotizaciones. Fíjate que cuando bajan o suben de forma brusca, los tres índices (Dax, Eurostoxx e Ibex) lo reflejan de forma simultánea. A veces creo que los precios están controlados por los gobiernos.
-Pero entonces, ¿Cómo se explica que el gobierno japonés haya perdido decenas de miles de millones intentado detener, sin conseguirlo, la escalada del Yen frente al Dólar?. Creo que al mercado le da igual la cantidad de dinero que tengas, si lo haces mal te lo saca todo. Lo bueno de la bolsa es que no tienes que andar detrás de nadie para cobrar las facturas, aquí cobras al día siguiente sin problemas. Si encuentras la clave este es el mejor negocio del mundo.- dijo Daniel
-¿Estás seguro?. Mira, yo no me quiero meter en la vida de nadie, tu que eres joven y quieres montar un negocio, haz un curso de electricidad o de fontanería. Te das de alta como autónomo y después a medida que vas creciendo coges empleados. A mis hijos les digo que se mantengan alejados de la bolsa. Yo tuve un negocio, que me dio mucho dinero, y lo vendí cuando me di cuenta de que ya no funcionaba bien. Tengo sesenta y cinco años y vengo por aquí porque me sirve de entretenimiento, es un juego. Para mi es lo mismo que ir a echar una partida de cartas al Círculo.
-Andrés tiene razón- intervino Carlos – Esto no es un negocio serio. Yo suelo acudir con frecuencia al Casino y esto es igual. Si tienes una racha de buena suerte como la que tuviste tu al empezar ya está. Olvídate de eso que dices de encontrar un sistema. Vente un día conmigo hasta el Casino de la Toja. Allí hay muchas personas echando cuentas y más cuentas. Dicen que tienen un método, pero es igual. A la hora de la verdad sufren malas rachas como cualquiera.

4

Estuvo practicando con un mini el sistema de los *pívot points. Lo abandonó al cabo de unas semanas. En ese periodo de pruebas hubiera quedado en tablas de no ser por las comisiones.
De nuevo estaba desarmado frente al mercado.
******
Estaba con Fernando en la cafetería San Marcos, a menos de veinte metros del edifico ocupado por Ahorro 40.
-Creo que he encontrado una fórmula. Te lo voy a explicar, porque tú tienes tiempo para estudiarlo, y yo no sé como podría utilizarlo.- le informaba Fernando
-¿De qué va?
-Es con las aperturas. ¿Te has dado cuenta de que la mayoría de las veces, después de abrir el mercado, el precio se aleja y regresa de nuevo al nivel de apertura?. Ahora cuando subamos a Ahorro 40, les voy a pedir que me entreguen las aperturas, máximos, mínimos y precio de cierre de un año por ejemplo.
La sala estaba abarrotada.
Uno al que los bolsitas llamaban Lucky Lorenzo acababa de cerrar una operación en acciones con importantes plusvalías. Era un empresario de la fruta que se había mantenido alejado de la bolsa durante tres meses para poder organizar su negocio principal. Tenía fama de ser un hacha a la hora de escoger las acciones. Ahora que tenía los asuntos solucionados regresaba al mercado.
-La próxima vez que entres en alguna acción, avísame- decía Juan, que era el propietario de un bar.
-Lo que yo hago lo puede hacer cualquiera. llamas aquí cuando quede poco para que finalice la sesión, y preguntas por las acciones que más han subido. Generalmente si un valor sube sobre un cinco por cien o más, entras cerca del cierre y al día siguiente como norma sueles pillar un dos o un tres por cien como mínimo. Hay otras cosas, tienes que fijarte bien en quien compra. Por ejemplo, si veo que casas como Merril Lynch, Warburg, Gaesco Barcelona, Ahorro Corporación, Caja Madrid, Credit Suisse, Indosuez o Societe están adquiriendo paquetes grandes me quedo en el valor y refuerzo mi posición. A partir de entonces tengo que estar muy atento, si veo que empiezan a deshacer sus posiciones o cualquier cosa rara, me salgo rápidamente. Esa es la forma de pillar un treinta, un cuarenta por cien o incluso más, de vez en cuando. Si por el contrario, los que están detrás de la subida son las otras casa escapo corriendo, tanto me da irme ganando que perdiendo, porque se que el movimiento no es fiable y puede ocurrir cualquier cosa. Estas movidas se ven muy bien en los chicharros. De vez en cuando me equivoco, pero lo asumo y punto. Lo que no quiero son enganches.
C. permanecía en su despacho con un cliente nuevo, y los broker estaban atendiendo los teléfonos. Así que Fernando tuvo que esperar veinte minutos hasta que le pudo pedir a uno de los broker lo que necesitaba. Una vez que tuvo los folios en la mano, el y David se sentaron cerca del gran ventanal desde el que se divisaba todo el ajetreo de la Plaza de Santo Domingo.
-Este día por ejemplo. Apertura 5420, máximo 5544, mínimo 5383, ¿ves?, esto es lo que te quiero explicar, cruzó la apertura y cerró en 5462. En teoría esta vez se ganaban 42 puntos. Mira, otra vez. Apertura 5495, máximo 5514, precio de cierre 5366. Son ciento y pico puntos en un día. Otra vez, Apertura 5300, mínimo 5270, precio de cierre 5446. Y sucede con muchísima frecuencia. Lo que pasa es que hay que pulirlo y yo tengo poco tiempo. Podías echarle un vistazo, ¿qué te parece?
-Interesante, pero hay que observarlo en tiempo real.-opinó David
-Yo suelo venir un rato por las mañanas, vente tu también y analizas el asunto…- el sonido del móvil interrumpió a Fernando – Perdona un momento…si…¿Cómo?...¡pero si el camión ya tenía que estar allí a las cuatro!, bueno carallo, no se os puede dejar solos…esperarme que ahora mismo voy para allá.
Fernando se despidió y quedaron en verse al día siguiente.
En ese momento Carlos entraba acompañado de Daniel.
-Si, ya verás, yo lo he visto varias veces por las tardes en el Bloomberg, en casa. Cuando abre el Dow, y sale disparado como un cohete hacia arriba o hacia abajo, y en el Ibex no reaccionan durante unos minutos, hay que estar muy atento. Si ven que el Dow no se gira, va el Ibex rápidamente e iguala el movimiento. Ahí se pueden ganar 15 o 20 puntiños como nada.- Explicaba Carlos
Saludaron a los demás.
-¿Qué?, ¿cómo lo ves?. Mucho estudias, ahora estás con papeles y calculadora.- mencionó Daniel dirigiéndose a David
-No tengo ni idea, dicen que puede bajar más- contestó David volviendo la vista a los folios
-¿Y tu que dices Ricardo?
-Los *Estocásticos están muy arriba y deberían de corregir. Lo que ocurre es que llevamos esperando la corrección desde hace una semana, y ya ves. Siguen ahí y no tienen pintas de querer aflojar. Esta mañana me estuve fijando en las tres acciones principales, y es telefónica la que sostiene el mercado, no está sobrecomprada y podría seguir tirando un poco más. La situación de los bancos (SCH y BBVA) es muy distinta, están sobrecomprados y sus cotizaciones están bajando. Es complicado.- concluyó Ricardo
A los diez minutos apareció Cristóbal.
-Buenos días. Bueno menos mal, esto parece que empieza a tirar para arriba, ¡caray ya estamos en 6800!, ¿no habrá subido demasiado Ricardo?, hace una semana estábamos en 6000. No se si vender esas pocas Telefónicas que compre ahí atrás…
-Mi recomendación es que por lo menos les pongas un stop muy ceñido, porque está todo muy sobrecomprado. Yo lo colocaría un céntimo por debajo de los mínimos de ayer. ¿Qué puede continuar la subida?, pues si, ya lo tienen hecho otras veces, pero si se giran rápido y tienes el stop colocado, por lo menos no te ventilarán las ganancias.
-Tienes razón, ponle un stop
******
Desde que Fernando le comentó el tema de las aperturas, David sólo salía de Ahorro 40 para comer.
9:00 de la mañana.
-Aperturamos señores. Primer cruce 6725- anunció Alfonso a los pocos bolsistas que habían madrugado.
El precio se desplazó velozmente hasta 6755 y se detuvo.
-¡Véndeme un mini en 6755!, no espera, ahora baja. ¡6750 rápido!- ordenó David
-¡Listo!- informó Alfonso
-Yo voy a esperar un poco a ver que pasa. ¡Mierda se escapan!, (6745, 6740). ¡Alfonso véndeme un contrato grande ahora mismo!- vociferó Fernando
-¡Precio, dime el precio!- solicitó Alfonso añadiendo -¿o quieres que lo *mande al mercado?
-No se, espera un momento, vuelven a subir (6750,6760). Marca la venta en 6760.
-¡Hecho!
-Bien. Todavía no cruzó la apertura, así que según la teoría tiene que bajar hasta 6725. Ocurre en un noventa por cien de las ocasiones. (6763,6769) ¡Haber si es hoy el día que no cruza!- dijo Feito
Una hora más tarde, tras hacer un máximo en 6770, el precio comenzó a descender suavemente y terminó por tocar el nivel de apertura. Por la tarde hizo un mínimo en 6592 y cerró en 6600.
Al día siguiente abrió en 6605 y enseguida retrocedió 30 puntos.
-¡Cómprame un contrato grande ahora mismo, en 6570!- ordenó David
-¿Un grande?- preguntó extrañado el broker
-Si, si, uno grande- confirmó David
Desde que había abandonado el sistema del péndulo sólo operaba con minis. Pero el éxito de la última operación le animaba arriesgarse más.
Fernando se unió a la operación comprando en 6575.
Pasó el tiempo.
-Ya son las doce, tengo que marcharme. Están en 6585, sólo quedan 15 puntos para que alcance el precio de apertura. Oye Ricardo, déjame una orden colocada en 6600. Cuando cruce me das un toque al móvil. Hasta luego.
Daniel estaba intranquilo. Usar un contrato grande era demasiada presión.
Tengo 15 puntos a favor, son 150 euros, podría cerrar mi posición y marcharme. Mañana será otro día, pensaba.
A las 13:00 el ticket marcaba 6560.
Se esperaban datos a las 14:30. Normalmente eso provocaba un brusco movimiento de las cotizaciones.
A las 14:15 continuaban en el mismo nivel, tras casi una hora subiendo 5 puntos y bajándolo después.
A las 14:25 llegó Andrés, que estaba atrapado del día anterior con unas cuantas posiciones largas.
-Estos cabrones no levantan cabeza, y me van a joder, ya lo veo venir. Oye Alfonso, no se si comprar dos contratos ahora para *hacer media, así tengo más cerca el precio de salida para escapar sin sufrir daños.
-Yo te aconsejaría que no te precipitaras. Espera a los datos a ver que ocurre. Ya sabes como son esta gente, en un minuto lo mismo lo suben 40 puntos como lo bajan. Es muy peligroso mover ficha antes de los datos.
-Ya lo se. Pero algo me dice que estos cabrones van a tirar para arriba. Aquí hay que echarle cojones, ¡cómprame dos contratos más!, mándalos al mercado para que entren inmediatamente.
A la hora de publicarse el dato los precios apenas lo notaron, y durante los dos primeros minutos subieron diez puntos.
En la pantalla del Bloomberg, el presentador decía que los datos habían sido mejor de lo esperado.
El Ibex en aquel instante estaba en 6571.
-Apenas se han movido, y acaban de decir que los datos son mejor de lo esperado. ¿Qué te parece si refuerzo mi posición?
-No te fíes Andrés. Suben o bajan con independencia de que los datos sean buenos o malos. Ya tienes demasiados contratos. Ahora, tu mismo. Tú mandas.
-Cómprame otros dos, venga- se animó Andrés
Cinco minutos más tarde en los gráficos de todos los índices se dibujo una *vela negra que iba alargándose por momentos.
El Ibex se desplomó hasta los 6540. Los teléfonos sonaban sin parar.
-No, hoy no es un buen día. Hace un momento hemos marcado mínimos…Si, efectivamente te acaba de saltar el stop…Nuestro querido Ibex continua bajando, ya está en 6520…- decía uno de los broker por teléfono.
Andrés se incorporó y se puso a dar vueltas por la sala con los brazos cruzados y una mano en la barbilla mientras exclamaba:
-¡Esto es increíble!
David se quedó petrificado en la silla. (6508) ¡Y con un contrato grande!,¡me cago en Dios!.
El precio frenó en seco e inició un moderado ascenso.
-Es mejor cortar por lo sano, son demasiados contratos. Mejor perder una mano que todo el brazo. Alfonso liquídame todos los contratos, no quiero bromas- sentenció Andrés
A las 16:30 se presentó Fernando. (6540)
-¿Qué piensas de esto?
-No sé. Si les da la gana todavía tienen tiempo de cruzar la apertura, pero mira que mínimo hicieron.
Al rato llegó el señor Pardo.
-¡Coño!, como ha caído esto. Hace dos días estábamos en 6900
-6868 exactamente- corrigió Alfonso.
-¿Qué te parece una compra por esta zona?, con poquita cosa, dos minis por ejemplo.
-Sólo para *intradia, y con un stop riguroso por debajo de 6508. De todas formas yo no soy muy partidario de las compras. Los Estocásticos del gráfico diario han realizado un movimiento muy feo.
-Bueno, manda dos compras ahí mismo (6525), a ver que pasa.
Cuando quedaban diez minutos para que finalizara la sesión, David canceló su posición en 6515. Acababa de perder 550 euros.
-Bajo mi punto de vista mejor vender. Vaya barrido. Fue una galleta interesante. Pero ahora vuelven otra vez a la carga.. No se que decirte, pero la pinta no es buena. Es muy a saco lo que están vendiendo- le decía Ricardo a un cliente por teléfono.
Con la idea de recuperarse David continuó trabajando con un contrato grande. Descubrió que el sistema del cruce de aperturas no servía para nada. En la mayoría de las ocasiones se distanciaba 5 o 10 puntos de la apertura y a los pocos segundos la cruzaba. Esos días ya no podía operar. Algunas veces se alejaba 20 o 30 puntos. Era entonces cuando podía entrar y ganar 200 o 300 euros. Pero cuando salía mal, el precio de apertura se convertía en el máximo o el mínimo de la jornada y le pegaban una paliza monumental (150, 200 puntos).

5

El 19 de noviembre, Bloomberg no paraba de emitir imágenes sobre la catástrofe del Prestige.
Transcurrieron un par de días. David se encontraba escuchando la opinión del analista Carlos Doblado en Expansión TV., cuando entró en Ahorro 40 Luky Lorenzo. Le acompañaba un amigo apodado Pasota.
-Esa acción anda muy quente, compré ayer 3000 a 9 y estoy muy tranquilo. Como vea que perforan el mínimo de ayer, me largo rápidamente. Mientras tanto la dejo. Yo creo que este valor tiene premio.- manifestaba Lorenzo mientras se sentaba en una silla de la primera fila.
-Pues entonces voy a comprar algunas.- declaró Pasota
-Ahora corres más riesgo, pero si la cosa se pone fea y aceptas escapar con algo de pérdidas, creo que entrar ahora es una buena idea. Ricardo, ¿cómo andan ahora?
-Te voy a colocar el ticket en la pantalla para que las puedas seguir de cerca, caray, van como una moto, ya están en 9,45.
-Si han subido tanto mejor espero a ver si caen un poco y puedo entrar más barato- decidió Pasota
-Eso como tu veas- opinó Lorenzo añadiendo al ver los cruces –Este valor me gusta mucho. Mira quienes están comprando los paquetes más grandes, Merril Lynch y Gaesco Barcelona. Continúan haciendo lo mismo que ayer, eso es buena señal.
-¿En que andas metido Lorenzo?- inquirió el señor Cristóbal levantando la vista del Progreso.
-Ando en Pescanova
-¿Y como van?
-De momento bien. Entré a 9 y ahora mismo están en 9,44
-Ten cuidado que esos valores pequeños son muy peligrosos. Yo estoy enganchado en Picking Pack desde hace varios años y le estoy perdiendo un montón de dinero.- señaló Cristóbal
-Yo enganchado no me quedo, si observo que empiezan a doblar escapo aunque sea con perdidas. Pero enganchado no, porque yo se como es eso. Pierdes un diez por cien, después un veinte, esperas a ver si puedes escapar a pre, cae más y se quedan con tu dinero para toda la vida.
Pasaron los días y Pescanova se elevó hasta tocar los 13 euros.
Corría el rumor de que a causa del hundimiento del Prestige, las ventas de pescado congelado se multiplicarían por diez. La gente no hacía más que entrar por la puerta y decir:
-Cómprame unas cuantas Pescanovas, que es un valor muy sólido
Estaban ansiosos por comprar, y no les importaban el precio. Las pagaban a 14 y a 15. Nadie quería perderse aquel espectacular movimiento alcista.
El 28 de Noviembre alcanzó los 15,14 y empezó a descender, traspasando por primera vez en muchos días el mínimo de la sesión anterior.
Entonces Lorenzo esperó un poco, y al darse cuenta de que no remontaban las vendió todas a 14,1.
Algunos de los que entraron cerca de los máximos asumieron las pérdidas, pero la mayoría se quedaron ahí, convirtiéndose en una nueva generación de enganchados, que contribuirían con las comisiones de custodia, a incrementar los beneficios de los intermediarios durante un plazo de tiempo, que con suerte para estos últimos, podría llegar a ser de varios años.
Una mañana David le preguntó a Ricardo en que se basaba Lorenzo para seleccionar las acciones.
-Yo sólo se que siempre se fija en los títulos que sufren un calentón. Algunas veces le sale mal, pero a la larga es de los pocos clientes que ganan dinero operando por su cuenta. Algún año, le he visto ganar con algún chicharro un cien por cien, 20000 o 30000 euros.
-¡Joder!
-Su riesgo inicial suele ser el mínimo del día anterior. Después le presta mucha atención a las casas que entran en el valor. Yo creo que tiene un buen sistema, porque las perdidas potenciales son pequeñas y sólo con que pille un trallazo grande, ya arregla el año. Lo que pasa es que hay más cosas. Lorenzo es un caso excepcional, su cerebro posee una capacidad especial para detectar ese tipo de movimientos. El ve lo que los demás no vemos.
-¿Y donde ves que casa está comprando o vendiendo?
Ricardo salió de detrás de los ordenadores y se aproximó a las pantallas grandes.
-Acércate. Cada casa tiene un código. Aquí por ejemplo, en el Santander, ¿ves como cruzan por debajo?, el código ACF es de Ahorro Corporación, acaban de vender 50000, y se las esta comprando CMD, Caja Madrid. Estas dos suelen ser bastante fiables, pero ya ves que en este caso están haciendo lo contrario. A lo largo de la sesión hacen muchas operaciones y no es sencillo ir detrás de ellos. Aparte de estas dos Lorenzo suele fijarse mucho en CSFP (Credit Suisse First Boston), CAI (Indosuez Capital), GCO BA (Gaesco Barcelona), SGS (Societe Generale) y sobre todo WRG (Warburg). A estos últimos les apodan “apisonadora” Warburg, porque son terribles. Cuando entran en una acción nunca se puede ir en contra de ellos porque te machacan. El problema con las casas es que para hacerte una idea de lo que pasa tienes que estar todo el día con los ojos pegados a la pantalla controlando quien entra y quien sale. Es más fácil con los chicharros que con un valor grande como el Santander. En el 2000 teníamos otro programa. Los gráficos y los indicadores eran peores que el *Visual Chart, pero te informaba de las posiciones compradoras o vendedoras acumuladas por las casas a lo largo del día. Era muy caro y después de que explotara la burbuja financiera tuvimos que reducir gastos y nos pasamos al Visual Chart que es mucho más económico. Lorenzo aprendió la técnica de Julio, que fue el primero en seguir ese método. A los dos les iba muy bien. Pero cuando C. sustituyó el programa, Julio no consiguió adaptarse al cambio y termino perdiendo todo lo ganado. Sin embargo Lorenzo continuó haciendo dinero sin problemas. De todas formas a ti esa información no te sirve, porque en los ticket de futuros nunca aparece quien está detrás de las ordenes de compra o venta.

6 Lunes 2 de diciembre del 2002

A las once de la mañana se presentó Julio, portando una carpeta repleta de papeles.
-Hombre Julio, ¿qué tal?, ya era hora de que nos hicieras una visita, hace semanas que no se te ve el pelo- dijo Ricardo
-Estuve muy liado con los seguros, están temporada hemos tenido mucho trabajo. Ayer estuve en el Ciber mirando gráficos en la página de *Invertia. Si tocan el 6800 quiero vender un contrato.- Se acercó a las pantallas. – Haber, estamos en 6730, marca una venta en 6799, no me gustan las cifras redondas.- dijo Julio mientras dejaba la carpeta en una silla, encendía un cigarrillo y se sentaba lo más cerca posible de las pantallas.
-Cuidadito con las ventas, que los futuros americanos vienen subiendo 105 puntos- advirtió Alfonso
-Si, pero esos capullos siempre hacen lo mismo. Ya me los conozco. La venta en 6799 es para aguantarle 150 puntos en contra, porque seguro que se pasan un poco de la resistencia, como hacen muchas veces para engañar a la peña.
-Y si bajan, ¿dónde tienes pensado cerrar?- preguntó Ricardo
-A partir de 6450 quiero cubrirme. Mi objetivo es el 6200. ¿Te has fijado que altos están los Estocásticos y el RSI?
-Si, está todo muy sobrecomprado. Deberían de darse la vuelta, pero de momento no han dado ninguna señal bajista, y si te vendes te está adelantando.- le avisó Ricardo
-Hombre Ricardo, si no te vendes en la zona de 6800, no te vendes nunca- replicó Julio estrujando la colilla en el cenicero. Encendió otro cigarrillo y añadió- Es que es todo, la resistencia, la sobre compra, tantas personas alcistas. A lo mejor me equivoco, pero existen muchas probabilidades de que el mercado se gire.
C. atravesó la sala de bolsa saludando a todos de forma mecánica. Recogió unos papeles que tenía junto a su ordenador y volvió a encerrarse en el despacho.
A los pocos minutos llegó Ángel que trabajaba en el edificio de la Xunta en la Ronda de la muralla, y aprovechaba el descanso de media hora para acercarse a Ahorro 40.
-¿Qué te cuentas?- le soltó Ricardo a modo de saludo
-Yo no tengo nada que contar, vengo a que me contéis algo, vengo a hablar. ¿Cómo veis esto?
-Comprar no.- aconsejó el broker
-Si dices que no se puede comprar, pues tendré que hacerte caso y esperar.- declaró Ángel cogiendo el Cinco días para echarle un vistazo.
A las doce los futuros alcanzaron la cota del 6800.
-¡Estas hecho Julio!- anunció Alfonso
-Ponme el stop en 6950. Bueno, me voy. No se si podré venir por la tarde. Si ocurre algo importante darme un toque al móvil.
******
A las 14:15 el índice escaló posiciones hasta tocar los 6840
-Pero, ¿será posible?. Si el lunes pude salirme con ganancias. Es que no aprendo. Alfonso cierra mis posiciones cortas, asumo perdidas y punto. Porque a esta gente les da por continuar tirando y machacan a uno por menos de nada.- dijo Andrés
-Ya está fuera- confirmó Alfonso
-Ahora que estoy tranquilo voy a mirar la hoja parroquial, ¿dónde está?
-¿Te refieres al Progreso?, toma- dijo Alfonso extendiéndole el periódico.
-Siempre estás trajinando, no paras ni un segundo.- señaló Cristóbal
-A mi me gusta estar ocupado, sino me aburro.- contestó Andrés
-¿Y como te va?
-No doy pie con bola. Lo que intento es pillar una tendencia fuerte, pero no hay manera. El viernes me vendí en 6780, pero estos cabrones me acaban de echar en 6850. He perdido 70 puntos, a lo mejor si me quedara quieto ganaba algo, pero le tengo pánico a los enganches. Una vez que te enganchan nunca sabes hasta donde te pueden llevar.- explicó Andrés mientras se ajustaba las gafas para leer.
El precio rozó el 6866 y cinco minutos más tarde se desinfló con violencia tocando el 6800.
-Vaya hombre, ahora que estoy fuera se dan la vuelta. Con lo bien vendido que estaba- suspiró Andrés – Oye Ricardo, busca un punto de entrada. Quiero volver a posicionarme vendido. No quiero perder el tren.
-No me atrevo a decirte nivel porque el precio se ha desplazado muy rápido. Yo a lo mejor me colocaría en el cincuenta por cien de esta caída, en 6833.- sugirió el broker
-Pues entonces colócame un poco antes, en 6830 por ejemplo.
El Ibex rebotó hasta 6840 y regresó de nuevo a la zona de 6800.
-Ese fue el mínimo de antes, y parece que no lo consiguen pasar. Sácame de ahí Ricardo. Son 30 puntos de ganancia, hay que hacer caja. Si vuelven a subir me vendo otra vez.
El mercado no volvió a levantar cabeza, y se deslizó con extrema facilidad hasta 6711 finalizando el día en 6745.
-Siempre me sucede lo mismo. Cuando gano me largo rápidamente con una pequeña ganancia, y cuando me van en contra termino perdiendo una burrada. Con lo bien vendido que estaba desde el principio. Si me hubiera quedado quieto cuanto hubiera ganado- refunfuñó Andrés.




























CUARTA PARTE

“Si un hombre no desfila con el resto de la tropa, es porque escucha un tambor diferente”
Henry D. Thoreau

1

De las plusvalías que tenía en Agosto ya sólo conservaba 500 euros.
-Busca un trabajo y deja ese rollo de la bolsa en el que te has metido
-No me marees Natalia- le cortó David –Yo sé lo que hago, estoy tratando de encontrar alguna forma de…
-¡Joder Dani!- exclamó Natalia dando un golpe en la mesa – Llevas meses con lo mismo. ¿No te das cuenta de que así no vas a ninguna parte?. Al principio tuviste suerte. Has perdido casi todo lo que ganaste. Admite que no es lo tuyo. Abandona ahora que todavía conservas tus ahorros.
No. Es demasiado tarde para dar marcha atrás.- puntualizó David mientras se llevaba un trozo de carne a la boca.
******
03:00
Se frotó los ojos, depositó la calculadora sobre la mesa y levantó la vista de los papeles. Durante unos minutos permaneció con la vista fija en la calle desierta.

2 Viernes 27 / lunes 30 de diciembre de 2002

La bolsa española amaneció en 6176, con una caída de 41 puntos respecto a la sesión anterior.
David abrió un largo en 6165 con un contrato grande, porque el jueves habían estado moneando bastante en ese nivel. Marcó el stop en 6147, un punto por debajo del mínimo del Jueves.
Subió a 6176 y cuando parecía que iba a realizar un tramo alcista, se giró y descendió a 6149. No le ventilaron el stop por dos puntos. Ya estaba nervioso.
Trató de darse ánimos a si mismo pensando, debería de funcionar, es una resistencia importante.
El precio ascendió a 6177 en unos minutos, y después, con idéntica velocidad inició un descenso que truncó las expectativas alcistas al superar el mínimo del día
-¡Estás fuera David!- le notificó Alfonso
Me cago en la #@#!%# hostia.
Se desplazó hacia la ventana y durante un rato estuvo contemplando el ir y venir de los vehículos que circulaban por la calle del Teatro.
-Me parece que esto se va a ir todo a tomar por culo. Búscame un punto para vender- decía Gonzalo.
Manuel, un prejubilado de Telefónica de cincuenta y cinco años de edad, comentaba con Juan:
-Con lo bien que estaba la cosa ahí atrás. Parecía que por fin empezaba a recuperarse, pero aquí tan pronto ganas como se funde todo. No hay quien lo entienda.
-Hay que esperar a que el mercado vuelva a subir. Estos años pasados subió mucho y ahora lo estamos pagando. Pero ya volverán los buenos tiempos, sólo hay que tener paciencia.
-Paciencia si, pero yo ya llevo desde el 2000 enganchado con las malditas Telefónicas, tengo en ellas casi todos mis ahorros, y mira donde están. A lo mejor no vuelven a treinta euros en la vida.
-Tú tranquilo, ya verás como vuelven al sitio. Si cuadra tienen que pasar cinco o seis años, eso no se sabe.
-¡Bo!, esto es una trangallada. En cuanto lleguen al precio que las compré lo vendo todo. No quiero saber nada más de las bolsas que estoy muy quemado. Esto no hace más que darme disgustos.
Andrés abandonó el Cinco Días y le indicó a Ricardo:
-Me huele a que esta gente van a continuar cayendo, véndeme cuatro contratos ahora mismo en 6129.
-Tú eres muy bajista. Quieres hundir las bolsas- mencionó Cristóbal
-Yo soy bajista por naturaleza.- subrayó Andrés, agregando – Si, porque me parece que la economía está muy mal. Por eso los mercados deberían de bajar.
-Pues igual tienes razón. Esto de la bolsa es todo especulación pura y dura. Por ejemplo con los pisos no pasan estas cosas, tu compras un piso en una buena zona, y en unos cuantos años ya estás ganando dinero.- expuso Cristóbal
******
A la una del mediodía salió de la sala.
Al bajar por la calle Montevideo, al final de todo, cerca de una de las puertas de la muralla, unos obreros abrían una zanja.
Miserables empleados asalariados. Sudan por un sueldo que jamás les permitirá progresar y abandonar sus empleos. Están atados con una cadena de acero a sus puestos de trabajo. Son esclavos, pero lo ignoran.
De eso se había escapado. Se rebelaba contra lo que parecía su destino natural. Si ser un asalariado era lo mejor que le podía ofrecer la vida, se negaba a aceptarlo. David quería otra cosa. Antes de entrar en Ahorro 40 todo se reducía a un sentimiento. Desde entonces estaba haciendo algo, esforzándose por alterar los parámetros en los que la vida quería encasillarle. Sabía que estaba manteniendo un pulso. La vida ponía a su alcance sueños y esperanzas, y a continuación se los arrebataba.
Apuró el paso para perderles de vista y sacarse el tema de la cabeza, recordando que cuando estaba a punto de terminar el año, todas sus ganancias se habían esfumado y encima perdía 10000 euros.
No pasa nada, todavía me quedan 20000 euros.
Había disminuido sus gastos a lo indispensable. Estaba junto a la muralla, esperando a que el semáforo se pusiera en verde, cuando recordó que necesitaba unos zapatos nuevos. Tuvo que dar media vuelta. Al pasar de nuevo junto a los obreros observó que se reían de algo. ¿Cómo podían ser felices en semejante situación?, eran tan estúpidos que no se daban cuenta de que como asalariados no tenían ningún futuro. Eran como los perros que dan vueltas alrededor de la muralla. No pintaban absolutamente nada. Y al parecer se conformaban.
Tal vez fuera mejor así. No tener ambición, no tener sangre en las venas, pasar por la vida anestesiado. Siendo consciente de la situación sólo conseguías angustias y frustraciones.
Llegó a la tienda que estaba muy cerca, y se encontró hurgando entre los montones de zapatos baratos, 2 X 1, del lado izquierdo, que llenaban una especie de contenedor metálico. A su lado varios individuos hacían lo mismo. Le vino a la mente la imagen de los niños del tercer mundo removiendo entre la basura. Le daba la impresión de estar haciendo lo mismo. Pero eran dos pares de zapatos por 30 euros, y necesitaba economizar.
Al menos no era un simple asalariado, dependía de si mismo, pensaba mientras se aproximaba a una de las cajeras, una señora de semblante triste, que le proporcionó las parejas de los zapatos elegidos. Los colocó en una caja de cartón, y le cobró de forma mecánica.
Cuando llegó a casa, Natalia estaba terminando de preparar la comida.
-Una compañera de trabajo me ha dicho que en la empresa de jardinería donde trabaja su novio, necesitan tres empleados más. Son 1000 al mes y el horario es bastante bueno…
-Sabes de sobra que no me interesa. ¿Es que no lo comprendes?, no he llegado hasta aquí para renunciar a estas alturas.
-Pero vamos a ver David. Razona un poco, por favor. Estás viendo que eso de la bolsa no te da nada, y sin embargo te niegas a trabajar.
-Ya estoy trabajando. Trabajo para mi mismo. Los empleados lo único que saben hacer es convertir en millonarios a sus jefes. Se pasan toda la vida dependiendo de los demás. De jóvenes de la empresa, y de viejos del estado. Tengo mi propio negocio y los negocios son así, a veces tardan un poco en arrancar, es cuestión de tiempo.
-Dime, ¿que has hecho hoy en el “trabajo”?
-Pues una operación que…- se detuvo en mitad de la frase. Odiaba contar mentiras, pero tampoco deseaba admitir que por la mañana entre la pérdida y las comisiones, su cuenta había disminuido en 230 euros.
Viendo que se quedaba callado Natalia aprovechó para decir:
-Mira David, no ganas dinero, vives de tus ahorros, y aunque no me dices nada imagino que estás perdiendo. Todo tiene un límite. Ya va siendo hora de que te busques un trabajo. Eso de la bolsa puedes tenerlo como un hobby.
-¿Un hobby?, ¿eso es lo que te parece?- replicó David indignado. – Una persona que pretende vivir del mercado tiene que dedicarse a ella al cien por cien. Si atendiera a la bolsa mientras trabajo lo único que haría sería el payaso.
-¿Y ahora que estás haciendo?. No me gustan los vagos. No me gusta lo que estás haciendo con tu vida. Antes tenías una especie de idea fija con eso de hacerte millonario, pero por lo menos trabajabas y te comportabas como una persona normal. Se podía convivir contigo. Pero ahora lo has dejado todo. No se como puede terminar esto, pero yo no quiero verlo. Sabes que mi padre falleció a los cuarenta y cinco de cirrosis. Nunca le hizo daño a nadie, tenía un comportamiento ejemplar en todo, excepto con la bebida. Toda la familia tuvimos que presenciar su destrucción, y fue algo muy desagradable.
-¿Pero de qué diablos me estas hablando?, yo no soy ningún enfermo. ¡Maldita sea Natalia!, esto no es como emborracharse.
-¡Es lo mismo!, ¡es una adicción!- replicó ella, agregando con un tono de voz más pausado – Yo todavía te quiero, pero necesito vivir y disfrutar de la vida, no quiero contemplar como desperdicias tu existencia por un sueño inalcanzable. Mira bien lo que haces David, me dolería mucho tener que separarme de ti, pero si es necesario lo haré.
******
Después de almorzar salió a la calle.
Solía recorrer la distancia que le separaba de Ahorro 40 envuelto en ensoñaciones.
Crearía un fondo de inversión que tendría un éxito fabuloso. Se compraría trajes de 2000 euros, y contarían entre sus posesiones con varios yates, aviones privados y mansiones.
Su ambición era infinitamente más grande que su habilidad para hacerla realidad, como si Dios se hubiera olvidado de equilibrar ambas capacidades. De repente se dio cuenta de que soñar no le serviría para nada. ¿Y si soñar formaba parte de la lista de sentimientos inútiles tales como el miedo y el sufrimiento?. ¿Para qué le servía derrochar tanta energía con sueños fantásticos y a todas luces irrealizables?. No, se corrigió a si mismo, irrealizables no, si George Soros lo consiguió yo también puedo lograrlo. De todas formas debería de concentrarme más en como alcanzar mis objetivos en vez de tanto soñar. Con ese nuevo punto de vista entró en la sala de bolsa.
(6110, 6104), al mirar la pantalla, la situación le recordó una frase que había visto pintada en una pared, NO SE ME OCURRE NADA.
Por la mañana no había leído el periódico, así que decidió echarle un vistazo.
En la página de sucesos aparecía la noticia de un accidente laboral. Al parecer un obrero que trabajaba en una zanja, en la calle Islas Canarias, había muerto. Un chimpin manejado por un compañero pasó demasiado cerca y cayó dentro de la zanja. No se lo podía creer, el fallecido era Miguel R.B. coincidían el nombre y las iniciales de los apellidos. Unas líneas más abajo aparecía el nombre de la empresa en la que estaba desarrollando su trabajo. Efectivamente, era Miguel, el que siempre se estaba quejando por todo, joder. ¿Y si la mente fuera capaz de atraer las cosas?. ¿Quejarse a todas horas podía atraer las desgracias?.
Entonces recordó a T., un tipo de 34 años que desempeñaba la labor de chofer repartiendo medicamentos a las farmacias, en la misma empresa en la que David trabajaba como mensajero. Aquel había sido su segundo empleo, David tenía por entonces diecisiete años.
T. era un tipo alegre y simpático. Su novia era una preciosidad. La vida le sonreía. Al cabo de unos cuantos meses comenzó a adelgazar y a perder fuerzas. Las cajas de medicamentos que antes transportaba sin dificultad hasta la furgoneta, ahora le pesaban como si fueran de plomo. Tenía mala cara y los chóferes más viejos le decían entre risas que pasaba demasiado tiempo con la novia.
Un par de semanas más tarde ingresó en el hospital. Los médicos habían descubierto que padecía un tipo muy agresivo de cáncer que le afectaba a la piel y a los huesos. Al parecer la enfermedad estaba ya muy avanzada y T. agonizó durante diez largos días hasta que falleció.
Era un tipo feliz, no se quejaba de nada. ¿Entonces porque le había sucedido aquello?. Enfermedades, riquezas, ¿todas las cosas que le pasaban a uno en la vida, eran producto de la casualidad o había algo que las provocaba?.
A las 16:00 había un dato.
El índice es estiró hasta tocar 6130, y después volvió a gotear a la baja.
Si el precio perforaba el mínimo anterior, tal vez realizara un tramo importante a la baja.
Cuando alcanzó el 6100 abrió un corto. Bajó hasta 6079, rebotó a 6096 y sucumbió de nuevo.
Eran las 17:28, y el precio se mantenía en la zona de 6076. Quedaban siete minutos para el cierre del mercado de futuros, y parecía que la sesión iba a terminar cerca de ese precio.
Más vale pájaro en mano que ciento volando, pensó. Además en la siguiente jornada, si los índices americanos se recuperaban, eran capaces de abrir 50 o 60 puntos más arriba.
Cerró su posición en 6077, eran las 17:32.
23 puntos, menos 5 de comisiones, por diez euros. Tecleó las cifras en una de las calculadoras azules con el logotipo de Ahorro 40, que estaban a disposición de los clientes.
180 euros. Descontando la pérdida de la mañana, el día se saldaba con -50 euros.
El señor Andrés estaba apoyado en la mesa de los broker, muy satisfecho de cómo se estaban desarrollando los acontecimientos.
-Mientras no cierres tus posiciones, no des la guerra por ganada- le advirtió Alfonso
Ricardo, el otro broker, intentaba convencerle de que hiciera caja.
-Los Estocásticos están muy abajo, pueden continuar así, pero como es probable que reboten algo, por precaución deberías de cerrar los cortos, al menos la mitad.
-Yo te entiendo. Pero es que hasta ahora siempre me escapaba ganando 20 o 30 puntos, y cuando iban en mi contra perdía 100 puntos o más. Estaba haciendo las cosas mal. Ahora que por fin he pillado una tendencia quiero aprovecharla al máximo.
En aquel momento todos los bolsistas presenciaron un fenómeno poco común. El índice estaba en 6070, y en el último minuto se desplomó hasta 5965, para terminar cerrando en 5998.
-Lo ves, ya lo sabía yo. Si el lunes rebotan un poco, voy a incrementar mis posiciones bajistas.- confirmó Andrés.
El lunes 30 el selectivo abrió en 6019. Subió un punto y después se hundió. Al ver como el mínimo del viernes era traspasado, David abrió un corto en 5960 con un contrato grande. A los pocos minutos disponía de unas buenas plusvalías, (5923) pero en vez de abalanzarse sobre los beneficios decidió concederse un margen de tiempo. ¿Y si aquel era uno de esos días en los que bajaba sin parar?.
En Ahorro 40 reinaba un ambiente extremadamente pesimista. La opinión mayoritaria era que el mercado se vendría abajo de un momento a otro. Algunos se atrevían a pronosticar que en seis meses el Ibex se situaría en la zona de los 3000.
Contagiado por aquellas hipotéticas expectativas, confiaba en que aquella jugada bajista le permitiera recuperarse de un solo golpe de todas las perdidas.
En la apertura Andrés había añadido cuatro contratos más a sus posiciones bajistas, y no se le quitaba la sonrisa de la cara.
Gonzalo, que había liquidado los cortos en la apertura, volvió a posicionarse en la misma dirección.
A medida que acudían inversores a la sala de bolsa el pesimismo aumentaba.
Cuando Fernando apareció por allí y vio el panorama, no lo dudó ni un segundo, abrió dos cortos en 5950. Después se fue todo tranquilo tras comentarle a uno de los broker:
-Mañana me voy a ver Paris con mi mujer. No me preocupa dejar posiciones abiertas, estoy seguro de que las bolsas iniciarán un fuerte tramo a la baja. Ayer escuche a un analista que decía que…
Carlos vendió en 5940 y cerró su posición en 5930. Cuando el Ibex avanzó hasta los 5950, volvió a posicionarse bajista.
-A mi lo que me gusta es ganar diez puntitos cada vez.
Poco a poco el mercado fue recuperando fuerzas. Consiguió romper el máximo de la mañana y no paró hasta llegar a 6035, allí se giró.
Todos los bajistas eran unánimes al considerar que aquel movimiento no era más que un rebote técnico sin importancia, que para nada alteraba la tendencia bajista.
A media tarde, una señora de alrededor de cincuenta años de edad le decía a C.:
-Tengo un fondo de inversión en el NASDAQ que pierde un noventa por cien. He pasado muy malos ratos con el. ¿Tu crees que tiene posibilidades de recuperarse?, ¿no sería mejor deshacerme de el?
-Si la economía americana mejora, ese fondo de inversión debería de hacer lo mismo. Ya que lo has mantenido todo este tiempo, no tiene sentido que lo abandones ahora. Seguro que en un par de años recuperas casi todo lo perdido.- explicaba C. tratando de retener al cliente.
Aquel día el Ibex cerró en 5983

3 jueves 2 de enero del 2003

El martes y el miércoles los mercados financieros permanecieron cerrados por ser días festivos en todo el país.
La jornada del jueves se inició en 6023. En pocos minutos descendió hasta 6000.
Los bajistas respiraron aliviados durante un rato, para volver a inquietarse al contemplar que el precio remontaba, y se instalaba con suma facilidad en 6060.
-Oye Alfonso, ¿cuál era el máximo del lunes, que no lo recuerdo?- inquirió uno de los bajistas
-6039- contestó Alfonso, desplazando los gráficos de las pantallas grandes con el ratón, para que se viera el desarrollo completo de la sesión anterior. – Ahí lo tienes, como puedes comprobar lo ha rebasado ampliamente.
Ha sobrepasado el máximo de ayer, pensó David alarmado, debería de cerrar mis posiciones. ¡¿Dios?!, ¿cuánto estoy perdiendo?. Tomó una de las calculadoras azules y pulsó las teclas nervioso. A este nivel, incluyendo comisiones perdía 1050 euros. No, no puedo asumir semejante pérdida, voy a esperar a que vuelva a 6000 para cancelar mis posiciones.
Se aproximó a la pantalla que representaba el movimiento intradiario en barras de treinta minutos. Escudriñó los gráficos en busca de una respuesta. Los Estocásticos estaban en la parte alta. Deberían de bajar, pensó, agarrándose mentalmente a esa posibilidad, olvidando que aquellos indicadores por si solos no servían de mucho. A veces funcionaban y a veces no.
Al cabo de veinte minutos observó aliviado como los precios retrocedían hasta 6016. Ahora los Estocásticos intradiarios estaban en la parte baja.
A medida que los precios descendían, los bajistas se animaban unos a otros.
-Ahora se hunde todo, ya lo veréis.
-Está claro, hemos visto máximos para mucho tiempo.
-Y yo que he pasado miedo hace un rato, ¡que tonto he sido!, si la tendencia está muy clara. Fijaros que rápido se ha deshecho la subida de primera hora.
En vista de lo que estaba sucediendo, la idea de cerrar en 6000 y aceptar unas pérdidas de 400 euros más comisiones, empezó a parecerle estúpida. Su opinión acerca de los pasos que debía seguir, cambió. Tal vez podía salir a pre, o incluso con ganancias.
Los precios se sostuvieron sobre el nivel de 6016, sin llegar a perderlo en ningún momento. Después de permanecer durante un rato, adormilado, el precio trepó con furia y alcanzó el 6130.
Mierda, mierda, ¿y ahora que hago?.
Caminó por la sala, esperando que aquello contribuyera a proporcionarle una solución. Pero sabía de sobra que lo único que podía hacer era aceptar las fuertes pérdidas.
El dentista argentino fue el primero en cancelar sus posiciones y asumir que se había equivocado. Se fue diciendo:
-Aquí si no te andas con cuidado, te hacen un hijo en menos de nada.
Uno de los broker llamó a Fernando, que ya se encontraba en Paris, para informarle de la sorprendente subida que estaba experimentando el mercado. Fernando dijo que no pasaba nada, seguro que sólo era un rebote un poco más fuerte de lo normal.
El broker insistió alarmado, porque entendía que el mercado estaba dando síntomas de querer darse la vuelta. Le llamaban poderosamente la atención el comportamiento de Telefónica y los dos bancos (SCH y BBVA). Los tres valores que representaban una parte considerable del índice, estaban superando importantes resistencias.
A Andrés se le había esfumado la sonrisa de la cara, y ahora lucía un semblante serio.
-Esta subida es como cuando los enfermes, justo el día antes de morir, tienen una fuerte mejoría.- mencionó, infundiéndose ánimos a si mismo.
Carlos, que tenía la modesta intención de ganar diez puntos, se removía nervioso en la silla, sin apartar la vista de las pantallas.
El Ibex bajó a 6098 y volvió a subir.
Al tocar los 6110, Carlos se dijo a si mismo en voz alta, moviendo la cabeza a los lados:
-¿Pero que hago aquí perdiendo el tiempo y el dinero?.- a continuación se levantó y le dijo a Ricardo, de forma precipitada – Échame fuera, no quiero saber nada más de todo esto. Prepárame los papeles y canceladme la cuenta.
Durante una buena temporada no se le volvió a ver el pelo por Ahorro 40.
Al rato de haberse marchado el índice regresó al nivel de 6130. Después y hasta las 14:30, estuvo oscilando entre ese nivel y 6093.
Entraron en la sala Cristóbal y Juan. Ambos formaban parte del grupo de los siempre alcistas. Individuos que normalmente mantenían sus valores durante años, raramente operaban en futuros y en caso de hacerlo solía ser al alza.
A las 14:33 el móvil de David comenzó a sonar. Era Natalia.
-Me tengo que ir a trabajar dentro de media hora. ¿Te dejo algo preparado o no vas a venir a comer?, ¿qué estás haciendo?
-Estoy en Ahorro 40. No creo que pueda ir a comer, estoy pendiente de una operación.
En ese instante, el precio reaccionó como si le hubieran aplicado una descarga eléctrica. Realizó un tramo al alza, tan rápido, que algunos bajistas se quedaron con la boca abierta. (6170).
Lo único que se escuchó en la sala, fue la voz de Juan, que batía las palmas y exclamaba eufórico:
-¡Para arriba, para arriba!
Andrés volvía de almorzar. (6187).
David se vio obligado a poner un límite, no podía continuar con aquella tensión en el cuerpo.
-Ricardo, marcame un stop en 6190
-Están muy cerca, te lo van a ventilar rápidamente, yo de ti lo colocarían más arriba.- sugirió el broker
-No. Ponlo donde te he dicho. Si lo toca, que lo toque.
Un chico Asturiano de la misma edad que David, que ejercía como psicólogo y que acababa de entrar dijo:
-¡Buuu!, ¡una subida del tres con cuarenta por cien!. La gente se ha pasado, es difícil que haga mucho más en lo que queda de día. C., véndeme un mini en 6185.
El mercado efectuó un leve descenso hasta 6178 y al cabo de pocos minutos, demostrando que todavía disponía de mucha energía, ascendió con violencia hasta 6193.
El stop de David acababa de saltar por los aires, obligándole a admitir que su cuenta había sufrido una merma de 2305 euros de una sola tacada.
Se quedó clavado en el asiento, mirando los gráficos con cara de estúpido. Sentía una especie de felicidad por haber terminado con la agonía, acompañada por la impresión de no saber muy bien donde estaba. Era una sensación similar a la que experimenta un boxeador acribillado a puñetazos por su rival, antes de desplomarse sobre la lona.
David llevaba un montón de horas allí dentro, pero no era consciente del paso del tiempo. Era sorprendente lo rápido que transcurrían las horas en una sala de bolsa.
A pesar de no haber probado bocado desde el desayuno, no tenía hambre.
Andrés se puso a dar vueltas, desconcertado, mientras repetía una y otra vez:
-No puede ser, no puede ser
El viernes 27 de diciembre ganaba 5240 euros, y ahora con el índice en 6200, sus ganancias se habían transformado en -8100 euros, a lo que tenía que añadir las perdidas originadas por los 4 cortos que abrió el lunes 30, -7240 euros. En total acumulaba un saldo negativo de 15340 euros. Cada punto que avanzaba el Ibex, la cuenta de Andrés disminuía en 80 euros.
La escalada continuaba (6220).
El día terminó en 6269. Lo que representaba una subida del 4,78%.
En Ahorro 40, los siempre alcistas, y un reducido número de avispados especuladores, estaban contentos.
Los demás reflejaban en su rostro la dura derrota que acababan de padecer.
-Era visto, estaba todo muy barato- reconoció Cristóbal, el maestro.
-Si lo tenías tan claro, ¿Por qué no compraste?. Aquí a toro pasado es muy fácil opinar.- expuso Manuel
-Ya tengo suficientes acciones en cartera. Sin embargo cuando Telefónica estaba por debajo de nueve, me apetecía comprar unas cuantas, me parecía que estaban muy baratas.
-Aquí nunca se sabe cuando es barato o caro. Acordaros de Terra. A 30 parecían muy caras y se fueron a 150. Después cuando bajaron compramos a 60 porque creíamos que estaban tiradas de precio, y ahí las tenéis, a 5,50, mucho más baratos que antes.- intervino Juan.
-Pero Terra es un caso distinto. No tiene nada detrás, sin embargo Telefónica dispone de un patrimonio muy importante. Terra es una cosa que nos vendieron como algo maravilloso que nos haría millonarios a todos, y picamos como tontos…- explicaba Cristóbal
-Terra no vale nada.- le interrumpió Lorenzo – Los de TIMOFONICA, decidieron que no valía nada. La dejaron caer, y no hay que hacerle. Es lo que ellos digan. Yo no se como pudieron hacer eso y arruinar a tantas personas…
-Yo se de uno que compró 18000 euros de acciones a 80. Su intención era destinar ese dinero a la adquisición de un coche nuevo, pero al ver como Terra subía a 150 y después bajaba a 80, consideró que apostar por el valor era una buena idea. De esta manera su capital podía multiplicarse por dos. Así, en vez de comprarse un vehículo corriente, podía hacerse con uno de gama alta. Ayer me lo encontré en la calle. Conducía el mismo turismo viejo de antes, y estaba todo quemado.- expuso Manuel
- Otro que tiene que estar hecho polvo es Damián. Vendió todas las fincas que tenía, junto 240000 euros y lo metió todo en Terra, a 50 o por ahí.- dijo Cristóbal
-A 55- aclaró Lorenzo. – Aquel día estaba yo aquí. Había comprado, y me fui perdiendo algo en 54,55.
-Damián debió de quedar tocado. Ya hace tiempo que no lo veo por Ahorro 40.- concluyó Manuel
******
David se sentía muy cansado, como si hubiera estado todo el día picando.
No dejaba de pensar en el nuevo boquete que se acababa de abrir en su cuenta.
Cenó sin demasiado entusiasmo, con la cabeza en otra parte, aparentando escuchar lo que le decía Natalia, que no paraba de hablar y hablar.
Se despertó en mitad de la madrugada, y no pudo conciliar el sueño de nuevo.
Se colocó el walkman. Sintonizó los 40, bajando el volumen, para que actuara como somnífero.
A veces funcionaba, pero aquella noche no surtió efecto.



4

-Nosotros somos especuladores de tercera división. Si, si. No te rías Cristóbal, es así.- filosofaba Lorenzo
-Puede ser, no te digo que no.- dijo el otro asintiendo con al cabeza. –El otro día me llegó una carta del banco, de un fondo referenciado al Ibex, que el director me había recomendado en el noventa y ocho, que pierde un ochenta por cien. ¿Cómo puede ser?. Es que aunque lo hagas a propósito no te sale tan mal. Desde entonces el Ibex ha caído, pero mucho menos. En el noventa y nueve lo pude haber vendido, ¡casi duplicaba!. Pero claro, como hacienda se llevaba una parte importante de las plusvalías, decidí esperar un par de años, y ya ves.
-La mayoría de los que gestionan los fondos de inversión son unos sinvergüenzas. Mira bien lo que te estoy diciendo. Si les sale bien la jugada se lo quedan ellos, y si les sale mal se lo endosan al cliente. Yo lo se muy bien. Encima te cobran una comisión todos los años, aunque pierdan dinero, eso es un autentico robo. Deberían cobrar sólo si ganan dinero. Tal y como están las cosas ahora mismo, lo que hacen es legal. ¿Qué más les da hacerlo bien o mal, si tienen una ganancia asegurada todos los años?.
******
-¿Pero por que has esperado tanto?. Haber entrado cuando lo hice yo. Ahora ya estarías ganando. Aquí ahí que desarrollarse, ahí que andar, correr con el saco al lombo.- aleccionaba Lorenzo
-Es que tenía una resistencia y me pareció que no la iba a pasar.- se excusaba Manuel, al que últimamente le había dado por imitar a Lorenzo parcialmente, intentando crear un estilo propio.
-Mira, mira- señaló Lorenzo, incorporándose y golpeando la pantalla con los nudillos. – Aló vay, para arriba, te lo dije. Cuando “rodillo” Warburg entra con ese volumen casi siempre terminan subiendo. Tu lo estás haciendo mal Manuel, tienes que espabilar. ¡Desarrollate Manuel, desarollate!.
******
-Ahí atrás me metieron un buen palo.- admitía el señor Andrés. –Pero no me vuelve a ocurrir. Como me vayan 20 puntos en contra, escapo. Me lo he prometido a mi mismo. Aquí con el paso del tiempo debería de coger cierta experiencia y mejorar.
-No estoy de acuerdo. Cuanto más tiempo pasas pendiente de la bolsa, menos entiendes.- sentenció Juan

5

David no realizó ningún movimiento durante todo un mes.
Se pasaba por la sala sólo para curiosear en los foros de bolsa de forma gratuita, gracias a que la empresa ponía a disposición de sus clientes un ordenador, con la intención de que se fueran familiarizando con la página de Ahorro 40 en Internet.
Descubrió una pagina sobre la bolsa, que en su opinión era la mejor de España con diferencia, www-x-trader.net. Estaba repleta de todo tipo de información financiera. Incluía desde artículos en los que se explicaba la importancia del control de las emociones en el trading, hasta foros, en los que se exponían todo tipo de teorías para ganar dinero en el mercado. También existía una posibilidad muy interesante, la página permitía que te descargaras sistemas automáticos, programados por los propios usuarios y que se proporcionaban de forma gratuita.
En alguna parte de la página, el propio fundador, x-trader, dejó una frase que a David se le quedó grabada.
“Antes de operar, debes siempre simular”.
¡Qué razón tenía!.
Para tener cierta garantía de éxito precisaba disponer de una estadística detrás. Algo que avalara el funcionamiento de la estrategia que se decidiera a aplicar. Hasta entonces operaba de la forma menos inteligente, aprendiendo sobre la marcha. No era de extrañar que se hubiera llevado tantos palos.
Otras páginas interesantes eran, www.bolsamanía.com y www. megabolsa.com.
******
A media tarde los brokers desconectaban Bloomberg y se pasaban a Expansión TV, que a esas horas emitía un programa, en el que los analistas más famosos exponían sus puntos de vista sobre la situación del mercado, contestando a las preguntas de los oyentes.
A David en aquella época, le fascinaban.
Los que más salían eran Antonio Sáez del Castillo, José Luis Cava y Carlos Doblado.
Aparte de sus apariciones televisivas, todos ellos daban cursos para aprender a ganar dinero en bolsa. Los precios de dichos cursos fluctuaban entre los 1000 más I.V.A. que cobraba Sáez del Castillo y los 100 que exigía Carlos Doblado.
Sáez del Castillo y José Luis Cava completaban sus ingresos con la venta de sus propios libros a precio de oro.
Al principio no se dio cuenta. Pero con el paso del tiempo, empezó a preguntarse, como siendo unos “profesionales de la bolsa”, no se dedicaban a crear un fondo de inversión y a demostrar su valía. En vez de eso salían en un programa de televisión contestando a las preguntas de los oyentes, con el objeto de promocionar sus cursos y sus libros. Simplemente eran vendedores de ilusiones.
Por aquel entonces David era tan imbecil, que pagó 80 euros (si, no es ninguna errata, 80 euros) por uno de los libros escritos por Sáez del Castillo. Se sintió defraudado al comprobar que el contenido del libro era todo paja. Tan sólo las últimas páginas hablaban algo sobre análisis técnico, (teoría de los impulsos y directrices), pero pasaba tan de puntillas por el tema que no aclaraba nada. Increíble.
Cuando lo terminó su visión sobre los “analistas” cambió por completo.
A pesar de ello continuó escuchando los comentarios de uno de ellos, José Luis Cava, simplemente por que le resultaba gracioso y le hacía reír. Era un vendedor como todos, pero existía una diferencia, era sincero, no iba de sabio como los demás. En sus apariciones televisivas, repetían varias veces:
-A mi no me hagan caso señores, porque me puedo equivocar. Yo opino en base a mi sistema de especulación. Ustedes tienen que operar con su propio sistema, y es entonces cuando tendrán alguna oportunidad de ganar dinero en el mercados.
Una vez, David estuvo a punto de morir de un ataque de risa, al escuchar a José Luis Cava decir, todo serio:
-En la feria de Bolsalia de este año, vamos a enseñar cual es el indicador que usa George Soros.
Si hombre si, seguro que tú lo sabes, ¡joder, que tíos estos analistas!.
Siempre que empezaba el programa, los brokers subían el volumen. Las palabras de los analistas se elevaban por encima de las charlas y el ruido de los teléfonos, como si fuera la voz de Dios.
La mayoría de los bolsistas apreciaban mucho las opiniones de aquellos “profesionales”. El más valorado era Antonio Sáez del Castillo.
Julio le explicó un día el motivo por el cual la gente apreciaba tanto los comentarios de ese señor. En el 2000, cuando Terra y otros muchos valores estaban en la estratosfera y empezaban a ceder un poco, era el único que pronosticaba el hundimiento de Terra.
-Desde aquel momento, cada vez que salía insistiendo en lo mismo, todos nos reíamos de él. Pensando que aquel viejo no tenía ni #@#!%# idea de lo que estaba hablando. Pero acertó y desde entonces todo el mundo lo escucha con respeto.
-¿Te acuerdas Julio?. Entonces había analistas que decían burradas del tipo, Terra vale 300 euros. Todos opinaban igual, la única voz discordante era la de Sáez del Castillo.- intervino Ignacio, un tipo que vivía de las rentas que le proporcionaban unos cuatrocientos apartamentos que tenía alquilados en la costa Lucense. Una de sus posesiones más preciadas era un pequeño yate.
-Aquello fue una locura David, tenías que ha
visionario_2
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-¿Con quien opera Roberto?
-Con un banco
-Dile que se pase por aquí para ver esto
-El tenía pensado venir hoy, pero le surgió un viaje a no se donde por motivos de trabajo. Si viene seguro que se hace cliente de Ahorro 40, porque tuvo algunos problemillas con el banco y no está nada satisfecho con el servicio que le prestan.
Alfonso, el otro broker, contestaba por teléfono:
-No, C. vendió su participación en Ahorro 40. Ya no trabaja aquí. Si quiere ponerse en contacto con él puedo proporcionarle un número de teléfono.¿Tiene papel a mano?, entonces tome nota…
David estaba enfrascado en sus análisis. Era más agradable realizarlos en aquel ambiente que en casa.
Llegó Lorenzo saludando a todo el mundo. Al pasar junto a David le dio una palmada amistosa en la espalda y le preguntó:
-Qué, ¿cómo van las cuentas?
-Bien- contestó David mientras apuntaba unos números con el bolígrafo
-¡Hombre!, Luky Lorenzo, cuanto tiempo hace que no te veía. ¿cómo te va?, ¿cómo ves esto?, ¿estás con algún acción? – interrogó Ignacio
-De momento parece que quieren continuar subiendo. Ahí atrás compre un buen paquetón de Telefónicas a una media de nueve euros, a lo mejor hoy compro más. Haber que pasa. ¡Ricardo!, dale un repaso al ticket de Telefónica, quiero ver quienes compraron a primera hora. Ahorro Corporación, Indosuez y Caja Madrid. Bueno, no está mal.
Lorenzo se sentó frente al ticket, contemplando atentamente como transcurría la sesión y el papel que desempeñaban en ella las distintas casas de valores.
-Pues yo creo que hemos visto máximos para mucho tiempo.- opinó Ignacio, tratando de iniciar una conversación.
El Ibex estaba en 6505 y Telefónica en 10,01.
-¿Y porqué habrán subido tanto las acciones desde principios de año?- se preguntó Cristóbal, sin dirigirse a nadie en particular.
David recordó entonces un articulo que había leído, en el Cinco días o en el Expansión, (no lo recordaba), en el que se decía que según los estudios de dos norteamericanos, si en la primera semana del mes de enero de un año impar, cerraba en positivo, existían un ochenta o noventa y pico por ciento de posibilidades de que el año cerrara en positivo.
-Porque hay cuento, y al haber cuento, suben los valores.- aclaró Lorenzo.
A los pocos minutos, apareció Manuel acompañado de su hija de cinco años.
Se sentó en una silla y se quedó mirando como se movían las acciones que mantenía en cartera a largo plazo.
La niña se aburría de estar sentada y se puso a dar vueltas por la sala. Al cabo de un rato, solicitó a su padre que la llevara al parque de la plaza de España, que estaba a cinco minutos de distancia.
-Espera un poco- le dijo él, sin apartar la vista de la pantalla.
Poco después ella insistió de nuevo, y él le dio la misma contestación.
-Eso ya me lo has dicho antes. Anda, porfa, llevame al parque. – como el padre no le prestaba atención, volvió la vista hacia las pantallas, y a los pocos segundos, sonriendo y con los ojos muy abiertos soltó - ¿Pero qué ves ahí, papa?, ¡si son sólo números!.






























QUINTA PARTE

“Un optimista ve la oportunidad en toda calamidad; un pesimista ve una calamidad en toda oportunidad”
Winston Churcill

“La oscuridad nos envuelve a todos. Pero mientras el sabio tropieza en alguna pared, el ignorante permanece quieto en el centro de la estancia.”
Anatole France (1844-1924)

“El ideal está en ti; el obstáculo para su cumplimiento está también en ti.”
Carlyle (1795-1881)


El miércoles 15 de enero del 2003, abrió en 6620, con un *hueco de 37 puntos.
David ya tenía decidido cual sería el sistema que iba a utilizar.
Funcionaba muy bien durante todo el año 2002. Consistía en lo siguiente; sumaba los volúmenes de los días que cerraban en positivo y se lo restaba de los que cerraban en negativo. Era un rudimentario indicador de sentimiento contrario. Había que dividir el dinero en dos partes. Al llegar a -80000, comprar uno, si después alcanzaba la cifra de -150000 comprar otro, y cerrarlo todo en cuanto bajara a -30000. Lo contrario para abrir posiciones cortas. Muchas veces al entrar el precio iba en contra durante uno o dos meses, pero al final salía bien. Ya tenía un sistema con una estadística detrás, que avalaba su correcto funcionamiento.
Para terminar de actualizar los datos, le pregunto a uno de los broker el volumen de cada una de las sesiones entre el 2 de enero y ayer, día 14.
La cifra del volumen acumulado, era de -69324. Bueno, si en los próximas jornadas llegaba a -80000, se posicionaría alcista con un contrato grande, y si tocaba -150000 añadiría otro.
Lo bueno de esta forma de inversión, es que no necesitaba estar pendiente del mercado de forma continua. Tan sólo debía de prestar atención al volumen de la sesión, al cierre. Después sumar o restar, así de sencillo.
A medida que transcurría el tiempo se fueron juntando más y más siempre alcistas. A algunos de los cuales hacía meses que no se pasaban por Ahorro 40.
(6620, 6649, 6590).
Ahora moneaba entre 6587 y 6600.
Llegó Fernando, que había regresado de su viaje a Paris. Había aguantado sus posiciones bajistas hasta que el índice tocó los 6500, ahí no pudo más y se cerró su postura perdiendo 11000 euros. No parecía demasiado afectado. Era un empresario de la construcción y un buen especulador de terrenos, fincas y solares. Se lo podía permitir. No pasaba nada.
Aparte de un psicólogo, un maestro, un dentista, y un montón de jubilados, el resto de los clientes estaba compuesto por empresarios, abogados, arquitectos, altos funcionarios, rentistas y ex-directivos de empresas de tamaño medio. Personas que ganaban importantes sumas de dinero todos los años, y para los que dilapidar pequeñas fortunas en bolsa carecía de importancia. Les fastidiaba perder, como a todo el mundo, pero no tanto por el dinero, sino por el hecho de equivocarse. Para ellos era poco menos que un juego.
Eso marcaba una profunda brecha entre ellos y David.
Cada mordisco en su cuenta le acercaba más y más a lo que parecía ser su destino de por vida, ser un simple asalariado.
Fernando le estaba contando a uno, que allí en Paris subió a la torre Eiffel con su esposa, y vio muy pocas grúas para lo grande que era la ciudad. Eso significaba que se avecinaban malos tiempos para la economía. Las bolsas no tardarían en reflejarlo bajando de forma importante.
Pero no se atrevió a posicionarse corto. La pérdida anterior estaba demasiado cerca. Con el paso del tiempo la olvidaría y volvería a las andadas. Se dejaba llevar por la intuición y así le iba.
David que admiraba a los empresarios, no entendía como podían ser tan bobos como para dejar que la intuición guiara sus pasos en el mundo de las finanzas.
Al rato se presentó Cristóbal, el maestro y le indicó a David en plan broma:
-Pero David, tu que te pasas aquí todo el día, lo tienes muy fácil. Vendes aquí- señalando el máximo de la sesión en la pantalla – y compras aquí.- marcando el mínimo
-Si fuera tan fácil señor Cristóbal…
******
El precio, tras sucumbir y tocar el 6556 emergió nuevamente y se colocó en 6645.
Manuel, al entrar en la sala y ver a Lorenzo comiendo un bocadillo y apurando una cerveza, sin apartar los ojos de las Telefónicas, dijo:
-No lo ves bien y por eso estás comiendo aquí
-Vi la cosa semidesnatada y por eso estoy tomándome el bocadillo. Tengo que vigilar el ganado.
-¿Y qué te parece?
-Cuando Telefónica perdió los 10 estuve a punto de irme con todo el paquete, pero me fije que frenaban el precio y le metían compras, así que decidí esperar unos minutos a ver que pasaba.
-Ahora están en 10,2 cerca de los máximos de la sesión.
-Si, pero no les veo fuerza. Las casa importantes apenas compran, las que están tirando del carro son las otras casas , y eso es mala señal. Si al cierre no tiene chispa, yo me deshago de todo.
-Escuche el otro día un rumor sobre Telepizza, ¿sabes algo?
-Olvídate de eso. Ahora Telepizza está como las bragas de la Pandora.
Apareció Juan, que era el propietario de un bar.
-Oistes Juan, si antes de la *subasta Telefónica está por debajo de 10,05 voy a abandonar el valor. Tú que compraste unas pocas al mismo precio que yo, deberías de ir pensando en liquidarlas si sucede lo que te acabo de decir.
-Juan no vende nunca, este es de los que dejan las acciones para sus nietos.- intervino Ricardo, desde su mesa.
-Mira una cosa Juan, hazme caso, si pasa lo que te he dicho, véndelas y haz caja.-insistió Luciano
-Yo no vendo, porque después no se donde volver a entrar, y así estoy en el mercado.- replicó Juan
-A ti te pasa como a Pasota. Él siempre dice: se comprar, pero no se vender. Y aquí ahí que aprender a vender y retirarse a tiempo, si no, no haces nada.
******
Por la tarde mientras esperaba que finalizara la sesión, estuvo navegando por Internet. Encontró una página que vendía señales de compra/venta por 50 euros mensuales. Al entrar aparecía un mensaje en el margen inferior izquierdo, formado con letras que cambiaban de color y parpadeaban, que decía; vamos ganando 60000 euros.
Se lo contó a Alfonso y este le explicó:
-Pasa de eso. Son unos estafadores. El año pasado aparecían con otro nombre, pero la técnica era la misma. Empezaban con un letrero que decía, vamos ganando tanto. La gente picaba pensando que esos son los beneficios acumulados desde que pusieron en marcha la Web. Son tan malos que en seis meses el contador se puso en negativo y tuvieron que cerrarla. C. fue uno de los que los estuvo siguiendo durante una temporada, y perdió una burrada de pasta.
-Pero, ¿cómo puede haber personas que les hagan caso?
- Porque están desesperados, pierden dinero y se ponen a buscar el Santo Grial. No lo encuentran por ellos mismos y buscan a alguien que se lo venda. Yo soy broker y sin embargo nunca he comprado acciones, y nunca lo haré. Mi compañero Ricardo lo hace. Pero yo, ni tocarlas.
-¿Y eso?- preguntó David sorprendido
-Veo que la mayoría, a la larga, lo único que hacen es perder dinero y pagar comisiones. Es tontería. Para eso prefiero jugar a la primitiva.
Aquel mismo día, tras los comentarios de los analistas de Expansión TV, salieron varios anuncios de libros y CDS relacionados con la bolsa. En uno de ellos apareció un tipo al que no conocía. Se llamaba Hodar, y el libro que anunciaba era el más barato y el más delgado de los que había visto hasta entonces.
El broker le informó de que ese analista se hizo famoso desde 1996 hasta el 2000, porque las acciones que seleccionaba subían mucho más que el índice. Pero tras el batacazo posterior, perdió todo su prestigio al equivocarse en sus pronósticos.
En Internet encontró una página Web que anunciaba: La mona contra Hodar.
Se burlaban del analista comparando su selección de valores con la realizada por una mona, que elegía las acciones lanzando una pelota contra una lista de empresas. No quedaba claro quién era el mejor, porque la página estaba sin actualizar.
Después, encontró docenas de páginas en las que vendían señales para ganarle la partida al mercado.
En una de ellas aseguraban disponer de un sistema garantizado que proporcionaba rentabilidades del cien por cien anual. Aquella maravilla sólo costaba 600 euros. ¿Cómo era posible que la gente fuera tan ingenua?, saltaba a la vista que se trataba de un timo. Si yo tuviera semejante sistema, jamás lo vendería. Me dedicaría a forrarme.
Acabó en la página www. x-trader.net y estuvo leyendo un articulo bastante pesimista, (o bastante realista, según como se mire) titulado: Mapas, picos y palas. Coincidía plenamente con el autor, exceptuado la parte final, donde afirmaba que el porcentaje de personas que ganaban en bolsa no era el diez por cien, sino el uno por cien.
Uno de los párrafos se le quedó clavado en la mente. Lo recordaría muchas veces a lo largo de sus periplo bursátil. Era una de esas frases negativas a tope, capaz de hundir a un espíritu poco combativo.
“ La pregunta es: realmente hay alguien que viva de hacer trading?. Pues supongo que si, como de igual manera hay gente que encuentra oro, o hay quien mide 2.20 metros.”
Descorazonador.
Para rematar, el artículo terminaba con;
“Espero que este documento le ahorre dinero, ya que con esa intención lo he hecho. Hágame caso y utilice el dinero en otros menesteres. No permita que le desplumen!!!. Y si no puede evitarlo, venda mapas, picos y palos… ( cursos y libros de bolsa) seguro que le resulta mucho más rentable”
Saludos a todo el foro
D.M.
******
El Ibex concluyó la jornada en 6562. Una caída de 21 puntos respecto al día anterior. El volumen de contratos de futuros fue de 25566, como cerró en negativo anotó en una pequeña libreta que se había comprado para tal efecto:
Volumen acumulado
Martes 14/1/02 volumen +17585 -69324
Miércoles 15/1/03 volumen -25566 -94890

Según su nuevo sistema tenía que comprar en la apertura de mañana jueves. Le quedaban 20000 euros en la cuenta.
El jueves en la apertura, compró un contrato grande en 6530. Ahora ya no pintaba nada allí dentro. Con esta nueva forma de funcionar lo único que precisaba lo obtenía al cierre de la sesión.
Aprovechó para ir a la piscina municipal de Frigsa y estuvo nadando durante una hora.
Cuando llegó a casa le echó un vistazo al teletexto. (6519)
Recordó que debía de mantener la calma, estaba respaldado por la estadística de un año entero.
El viernes el Ibex finalizaba la semana en 6441.
******
Ahora disponía de toneladas de tiempo libre, y como necesitaba dinero, optó por buscarse un empleo temporal. Odiaba la idea, pero se justificó ante si mismo alegando que sólo sería por una temporada.
Una semana más tarde, el viernes 24 de enero, el mercado terminaba en 6270. El volumen acumulado era de -112484. ¿Algún problema?, no. En el 2002 el máximo volumen acumulado había sido de -196784. Además en la mayoría de las operaciones, al principio el precio se movía en contra, era lo más normal. Debería de verlo como una oportunidad. Ojalá llegue a
-150000, así podré comprar más barato, pensó.
El lunes 27 le llamaron de la ETT para ir a descargar puertas a una obra en Vivero.
Le tocó quedarse en la plata baja, y lo único que tenía que hacer, era amontonarlas junto a la pared. Posteriormente, cuando regresaba el ascensor, introducirlas en su interior y mandarlas a lo pisos donde estaban sus compañeros. A los que les tocó estar en los pisos, sudaron de lo lindo, puesto que debían de sacar las puertas del ascensor, recorrer un montón de metros, debido a que cada planta contaba con treinta viviendas, y depositar nueve puertas por piso, en la cocina de cada uno de ellos.
Se quedaron a comer en Vivero, después volvieron al trabajo. Cuando terminaron eran las nueve de la noche. Le pagaban cinco la hora, así que acababa de ganar cincuenta miserables euros.
Subió a casa, y lo primero que hizo antes de ducharse fue encender el televisor, para mirar el teletexto.
¡¿Dios, qué cojones había pasado?!. No se lo podía creer.
El Ibex, tras una caída del 4,3%, se quedaba en 6002.
El martes a primera hora se pasó por Ahorro 40. Allí se enteró de que el mínimo del lunes había sido 5989. Hoy empezaba en 6050. El volumen acumulado ascendía a -124404.
Martes 5927, Miércoles 5924 (mínimo del día 5783), volumen acumulado -147470.
Las pérdidas latentes eran de 5960 euros, y según el plan si el volumen acumulado llegaba a
-150000, tendría que colocar otro cartucho de los gordos apostando al alza. ¡Sobre el papel todo era tan sencillo!. Pero la realidad era otra cosa, estaba muerto de miedo.
Aquel miedo aparecía en su mente bajo la forma de un rostro demoníaco que le sonreía repitiéndole una y otra vez: Ya te lo advertí. Abandona. Ríndete de una vez #@#!%#. Como no lo hagas haré que lo pierdas todo.
Temblaba aterrorizado ante esa perspectiva, y las dudas le asediaban.
Sabía por experiencia que cambiar de estrategia sobre la marcha era un error, así que hizo un supremo esfuerzo de voluntad y decidió seguir el plan original.
Jueves 6036, viernes 5950, lunes 3 de Febrero 6029, Martes 4 5885, volumen acumulado
-148164.
Ricardo le aconsejó que no fuera cabezón y cerrara la posición, porque la cosa tenía muy malas pintas, pero no le hizo caso.
Pasó otra semana. Cada dos días le llamaban para descargar puertas.
Tuvo que acudir por segunda vez al edificio de Vivero.
El que conducía, un tipo bajito y gordo, decía ser soldador, pero que lo había dejado porque era un curro muy jodido. Le explicó a David y al otro que iba detrás que había tenido muy mala suerte con los trabajos.
Mierda, ahora viene una de esas putas historias negativas. No quería escucharlo, pero no podía hacer nada para evitarlo. Se habían dejado los walkman en casa.
Les habló de cuando estuvo trabajando descargando pescado en un puerto. El curro más jodido que tuvo. Sus compañeros eran marineros viejos y enfermos que no paraban de hacerles putadas a los novatos.
Después les estuvo dando el coñazo explicándoles su vida. Que su mujer trabajaba no se donde y que tenía una hija de no se cuantos años.
El chaval que iba en la parte de atrás, tenía aproximadamente la misma edad que David. Ya habían coincidido en otras descargas. Había sido empleado de Carrefour durante un año. La política de la empresa con el personal de la escala baja, era echarlos, independientemente de que cumplieran con su cometido. De esta forma evitaban que acumularan antigüedad.
El chaval sobrevivía con las descargas que le proporcionaban varias ETTS. Estaba apuntado a todas, y gracias a eso conseguía trabajo de forma diaria. Cambiaba de piso alquilado cada vez que descubría uno más barato. Llevaba gafas y tenía cierto aire de intelectual. Era de esas personas que al conocerlas te daban la impresión de ser listos y espabilados.
¿Qué diablos hacía allí descargando?.
Tal vez el mundo estaba lleno de gente lista y con talento, que por un motivo u otro no conseguían destacar.
No le agradaba ese pensamiento. Intentó pensar en otra cosa, intentando alejarse mentalmente de la conversación obrera que mantenían aquellos dos. Pero entonces recordó el final de la canción Días Grises, del rapero Payo malo, y se deprimió un poco. ¿Y si todos sus esfuerzos eran en vano?.
Por alguna misteriosa razón, tenía tendencia a pensar que sólo por hacer algo diferente de lo que hacía la mayoría estaba destinado a salirse con la suya.
Era la primera vez que se planteaba en serio la posibilidad de fracasar.
Su mente se inundó con imágenes de nubes negras, relámpagos, terremotos, maremotos y bombas atómicas que arrancaban al planeta de sus cimientos, dejándolo fuera de órbita y empujándolo hacia el sol.
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SEXTA PARTE


“No especule, salvo que pueda convertir esa actividad en un trabajo exclusivo.”
Bernard Baruch

1 Lunes, 10 de Febrero del 2003

El viernes 7 el mercado cerró en 5801, y el volumen acumulado alcanzó la cifra de -154614. Sus pérdidas ascendían ya a 7290 euros. Pero según el sistema debía de realizar otra compra, pero no pudo hacerlo, debido a las garantías. Meff exigía 7000 euros de garantía por cada contrato grande, eso y las pérdidas acumuladas le impedían adquirir otro contrato grande. Mierda.
No tenía ganas de ir a ningún sitio, así que se quedó en Ahorro 40. A los pocos minutos de abrir, y tras tocar los 5836, el precio sucumbió a las fuerzas bajistas.
En la sala estaba un señor de alrededor de setenta años, que al parecer era uno de los clientes más antiguos.
Estaba contando batallitas sobre la bolsa de los años ochenta. Se dedicaba a construir chales en Madrid, y cada pocos meses se acercaba a Lugo y pasaba una temporada con algunos familiares. En una de las conversaciones le oyó decir:
-…aquí hay que tener corazón de león y paciencia de elefante.
******
Pasaron varios días.
Estaba abonado a las descargas de puertas. Mientras tanto el Ibex se volvía paranoico y empezaba a realizar un montón de movimientos extraños. Su comportamiento era parecido al de un ratón atrapado en un bote de cristal, se convulsionaba ante la falta de oxigeno.
El martes 18, hacía máximos en 6193, volumen acumulado -134576. Bueno, pensó, ya tengo la posición más equilibrada, parecía que el asunto iba por buen camino.
Ocho días más tarde las cosas se truncaron. El miércoles 26 el índice se hundía en la desesperación y cerraba en 5780. Volumen acumulado -194475, acercándose peligrosamente al nivel alcanzado el año pasado.
Comenzó a pasarlo mal. El lunes 3 de Marzo, el mercado toco los 6123. Los miedos y las dudas se desvanecieron, y se puso muy contento al pensar que esta era la buena, para volver a entristecerse cuando el lunes 10 los precios se desmoronaron totalmente hasta un sorprendente 5573. El volumen acumulado había sobrepasado el del año pasado. Las perdidas latentes alcanzaban la cifra de 9570 euros, un 48% de su capital. Teniendo en cuenta la obligación de depositar unas garantías de 7000 euros, su margen era de 342 puntos. Si el Ibex cerraba en 5231, cosa totalmente factible viendo las locuras que era capaz de cometer últimamente, el mercado le echaría, le propinaría una patada en el culo y no le permitiría volver hasta que pusiera más dinero en la cuenta.
Su idea inicial era que, pasara lo que pasara seguiría el sistema con disciplina absoluta. Ahora le parecía una idea demencial.
Repasó los cálculos una y otra vez. Eran correctos. Entonces reparó en que tan sólo disponía de la estadística de un año. ¿Qué sucedía en los otros?. Le dieron ganas de estamparse la cabeza contra un muro. ¡Pero como podía ser tan #@#!%#!. Sus peores sospechas quedaron confirmadas al descubrir alarmado que no todos lo años funcionaba igual de bien. Averiguó horrorizado, que en los años con fuerte tendencia, la mayoría, el sistema demostraba ser un completo desastre.
¡Dios!, aquel sistema no valía una mierda, tenía más posibilidades tirando una moneda al aire.
Toda su confianza se hizo añicos. Ya no disponía de una base sólida sobre la que apoyarse. Se sentía como un barco a la deriva, a merced de las putas corrientes. ¿Pero porqué no se había dado cuenta antes, como se podía ser tan imbecil?. Podía haberlo perdido todo, ¡Cristo bendito!.
No era el dinero que se esfumaba lo que más le jodía. Era el hecho de no ser lo suficientemente bueno, en la única cosa que se había tomado en serio, con la intención de mejorar su situación económica. Acababa de naufragar.
El reloj marcaba las 04:15. Estaba agotado.
Por un momento pensó en esperar un poco, haber si tenía suerte, rebotaba algo y podía cerrar su postura con menos pérdidas. Rechazó la idea de inmediato, no podía depender de la suerte. Partiendo de la base de que el sistema no funcionaba y podía ocurrir cualquier cosa, debía de cerrar su posición y asumir las consecuencias. No quedaba más remedio. No podía quedarse quieto y arriesgarse a que todo su dinero se volatilizara.
Bajo la cabeza al suelo y reconoció sus error, admitiendo sus pecados bursátiles. Después se dedicó a depurar su mente, curándose las heridas abiertas.
Durmió tres horas. En cuanto amaneció, se duchó, desayunó y llegó a la puerta de Ahorro 40 antes que los brokers.
Era el 11 de marzo del 2003. Canceló su largo en 5560, y su cuenta recibió el mayor sablazo hasta la fecha, quedando en 10250 euros.
El ambiente de la sala era tremebundo.
Ignacio decía a quien quisiera escucharle que esta vez las bajadas serían catastróficas.
En aquellos días los siempre alcistas, encabezados por el señor Cristóbal, no hacían más que llevarse disgustos cada vez que acudían a Ahorro 40.
Empezaron a ser frecuentes las visitas de clientes que estaban enganchados desde el 2000, y que no podían soportar por más tiempo los dolores de cabeza que les producía contemplar la caída sin fin de sus acciones. Lo vendían todo y cancelaban las cuentas.
Tanto los analistas de Expansión TV y Bloomberg, como los de la prensa económica, coincidían en que lo peor estaba por llegar.
Esa misma jornada, David tuvo que acercarse al banco a pagar un recibo, y se fijó en que todo el mundo hablaba de lo mismo. Lo mal que iba la bolsa. En la caja varios individuos cancelaban sus fondos de inversión. Uno de ellos, un anciano de ochenta años montó un escándalo mayúsculo.
En el 2000 el director le había convencido para que invirtiera sus ahorros en un fondo de acciones tecnológicas, argumentando que podía obtener una importante rentabilidad, pero sin decirle nada del riesgo que corría. El anciano no entendía bien de que iba el asunto, pero le hizo caso. Y se dejó arrastrar por las promesas de aquel fulano trajeado, que supuestamente sabía de lo que estaba hablando, al fin y al cabo era el director de un banco. (Si los banqueros supieran ganar dinero en bolsa, cerrarían sus puertas y se dedicarían por completo a especular, en vez de vender fondos de inversión a sus clientes.)
El anciano se encontraba con que sus ahorros valían un 70% menos. No lo comprendía, debía de existir algún error, ¿a donde había ido a para todo aquel dinero?. Misterios del mercado. El director intentaba calmar la creciente furia del cliente, alegando que todo se debía a una crisis económica a escala mundial, a esto lo otro y lo de más allá. Salpicando su discurso con palabras técnicas tan vacías de significado, que ni el propio director entendía lo que estaba diciendo.
-¡Yo coloqué 18000 euros, y eso es lo que me quiero llevar!, ¡esto es una estafa y si el banco no me devuelve lo que me ha robado, les denuncio a la policía!, ¡Sinvergüenza, estafador!.- protestaba el octogenario, propinando varios golpes en el suelo con su bastón.
Todo el mundo se estaba enterando del asunto.
El director estaba rojo como un cangrejo y respondía a los gritos del viejo en voz baja, intentando transmitir calma. Era el tono que se suele emplear para hablar con los niños pequeños, los discapacitados o los locos.
En la ventanilla de al lado, otro señor mayor intentaba abandonar un fondo de inversión, con la intención de poner su dinero a buen recaudo.
El cajero le transmitía la consigna, repetida hasta la saciedad durante los últimos meses, de que aguantara el chaparrón un poco más. Sólo un poco más, hasta que la cosa mejorara. Estás palabras mágicas solían funcionar con la mayoría de los usuarios, porque en el fondo lo único que querían muchos de ellos era hablar del problema y desahogarse con el pobre cajero, que entendía de bolsa tan poco como sus clientes y sufría en carne propia los desastres financieros en alguno de los preciosos fondos que comercializaba su propia empresa. (Con comisiones más reducidas, por precaución. Al fin y al cabo eran sus propios empleados, y no convenía esquilmarlos en exceso. No fuera a ser que se les metiera alguna idea rara en la cabeza, y perjudicaran la bendita imagen del Banco.)
Pero en este caso no surtió el efecto esperado. Lo único que consiguió fue enfadar al cliente.
-Tengo setenta años - empezó el señor lentamente, con un tono de voz extremadamente grave – Me duelen los huesos, estoy enfermo- hizo una pausa para coger aire, reunió todas las fuerzas que le quedaban, y con un vozarrón que dejó sordo al cajero exclamó - ¡¡No puedo aguantar más!!.
El cajero se quedó pálido. ¿Sorprendido o asustado?. ¿Qué se le pasaría por la cabeza en aquel momento?.
A) Al paisano aquel le iba a dar un ataque al corazón de un momento a otro, y eso sería una mala publicidad para el banco.
B) Era un coronel retirado, sacaría un arma y le pegaría un par de tiros.
Para tranquilidad de todo el mundo, el señor se limitó a añadir, esta vez en un tono de voz normal:
-Quiero recuperar el dinero que me queda para disfrutar de la vida antes de morirme.

(Continuará el próximo Sabado)
visionario_2
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2 lunes 17 de Marzo de 2003

El primer cruce fue 5740, 161 puntos por debajo del cierre del viernes.
Descendió 10 puntos y a partir de ahí comenzó a escalar posiciones.
Lorenzo, que sólo en contadas ocasiones trabajaba con futuros, acababa de entrar alcista con un contrato grande en 5755.
A los pocos minutos le sonó el móvil. Era un amigo suyo que le pedía consejo.
-Esta vez he comprado un futuro, en este caso es mejor que las acciones…para mí que esto ha sido una limpieza de #@#!%# madre. En la apertura han debido de saltar los stops de todos los que mantenían posiciones alcistas desde el viernes. Yo creo que abrir con ese *Gap ha sido una Jaimitada…si cuadra es la corrección del día. Yo he comprado para deshacer, como mínimo, en el Gap…vale tío, hasta luego.
Manuel que seguía intentando emular a Lorenzo, compró uno en 5760 y le colocó el stop en 5750. Al cabo de cinco minutos se lo fulminaron.
-Me han echado, y seguro que vuelven para arriba.- se quejaba
-Han de volver, que son unos macarras. A ti te chulearon, los stop tan ajustados son malos, así no se puede trabajar. O haces las cosas a tiempo o no las haces. No hay mejor stop que la cabeza de uno.- explicaba Lorenzo.
-Si, ya. Pero si sigue para abajo, me limpian. Y uno pasa miedo y se asusta…
-No te asustes, carallo, tu tranquilo. Fíjate en el ticket de Santander, BBVA y Telefónica. Con la apertura tan fea que han hecho y mira que paquetes de compra le están metiendo. Si quisieran continuar bajando, no hacían eso. A lo mejor sólo están tratando de sostener los precios durante unas horas, pero si me equivoco me voy con perdidas y punto. No pasa nada, igual que gano pierdo. Pero de momento están atacando los compradores. Yo bien se como hacen, es lo de siempre. Por eso no me voy cuando se van todos, las personas son como las ovejas, me voy cuando yo quiero.
(5780).
-La madre que los parió, me cago en Dios…voy a entrar otra vez…Alfonso cómprame ahí, en 5782.
-Ya estás- anunció el broker a los pocos segundos.
-A mi me da la impresión, de que van a bajar en cuando tapen el Gap. ¿A ti que te parece?- comentó Andrés, levantando la cabeza del Cinco Días.
-Ya conoces mi opinión. Cada uno tiene su propia manera de pensar. Yo sólo se que la gente está muy asustada con la bolsa, que han abierto con una caída muy gorda, pero, al menos de momento, no han roto el mínimo del viernes que está en 5704. Encima, desde el principio de la sesión no paran de comprar a lo bestia en las tres acciones principales. Cuando lleguen al Gap tengo que estar muy atento a ver que pasa, pero, tal y como se está desarrollando todo, no creo que el nivel en el que se cierra el Gap se convierta en un punto importante de parada.
-Pues mira tú, pensamos de forma distinta. Yo estoy convencido de que incluso ahora podría ser un buen momento para abrir posturas bajistas, pero nunca me dio resultado precipitarme. Aquí precipitarse es malo, pero quedarse dormido es peor.- reflexionaba Andrés. –Ya sé lo que voy a hacer, Ricardo, déjame marcada una venta justo donde cierran el Gap, 5901. Ahora me voy que tengo que realizar unas gestiones. Pégame un toque al teléfono si por casualidad llegan hoy a ese nivel.
-Aparte del Gap en 5901, tenemos otra parada en 5979, que es donde cierran el hueco que dejaron el tres de marzo.- le recordó el broker mientras desplegaba el gráfico intradia varias sesiones hacia atrás, agregando. – Yo por indicadores, ahora mismo, ni compraría ni vendería. Pero si tengo que elegir un punto relevante para entrar a la baja, escogería el 5979.
-Bueno, pues entonces marca la venta en 5979.- le ordenó al broker. Después, dirigiéndose a los demás – Hasta la tarde amigos.
******
David estaba con el ordenador que Ahorro 40 ponía a disposición de los clientes, pero esta vez no perdía el tiempo navegando por la red.
En la pantalla se dibujaba el gráfico del Ibex diario.
Tras recibir tantas palizas, y analizar todos sus errores, había tomado la decisión de no volver a operar hasta que tuviera algo bien estudiado, para poder enfrentarse al mercado con garantías de éxito. Tenía que estudiar los gráficos.
Se había resistido a ello porque le parecía una cosa muy complicada, además en casa no tenía ordenador ni conexión a Internet para conectarse con un proveedor de datos.
Un día al comentarle el tema a Ricardo, este le proporcionó una solución. La empresa Visual Chart, a la que estaban abonadas todas las oficinas de Ahorro 40 en España, disponía de un servicio gratuito, sin tiempo real y con datos del día anterior.
Lo que podía hacer era abonarse al servicio gratuito a través del ordenador que Ahorro 40 ponía a disposición de todos los clientes. Como aquel ordenador no tenía conexión con los ordenadores de los brokers no existía ningún problema. Aquello era ideal para sus propósitos. Así que fue a la página www. agmercados.com y se descargó la versión gratuita.
Descubrió docenas de indicadores y se puso a probarlos. Muchas veces daban señales falsas. Lo primero que debía de hacer era encontrar un filtro adecuado.
Era más complicado de lo que pensaba, pero intuía que ahora estaba en el camino correcto.
******
Por la tarde el índice estuvo remoloneando durante un buen rato entre 5800 y 5840.
Por fin decidió el camino a seguir, e inició una subida muy lentamente, aparentando que le costaba un gran esfuerzo.
-No hay fuerza- opinó Ignacio
-Tengo una venta marcada en 5979, pero me parece que van a tardar varios días en llegar hasta ese punto, y eso si llegan.- le decía Andrés
(5840)
Los bolsistas al observar que la cosa estaba tranquila, charlaban relajados, sin prestar demasiada atención a las pantallas. Hasta los brokers habían bajado la guardia. Hacía media hora que no sonaban los teléfonos.
-¡Hostiaaaa, que subidón!- exclamó Germán, que era psicólogo.
Todas las miradas se volvieron automáticamente hacia las pantallas.
Los tikets se atascaban debido a la avalancha de compras.
El índice se catapultó en un par de minutos hasta 5980.
-¡Ya estás dentro Andrés!- gritó Alfonso
-Esto es lo que me gusta, venderme después de una subida de este tipo.- decía Andrés
-Esas rayas alcistas tan locas, siempre corrigen. Está muy claro, hemos visto el máximo del día. Alfonso, mándame una orden de venta ahí mismo, en 5985.- dijo Ignacio
El precio frenó su impresionante carrera en 5990, exactamente durante cuarenta segundos. El ticket mostró unas cuantas ordenes en rojo (ventas), pero el Ibex las devoró con furia, demostrando que estaba realmente hambriento. Los vendedores se asustaron ante semejante reacción y se apartaron de su camino.
Ya sin barreras el precio se disparó como un cohete.
(6050, 6084, 6100).
El señor Andrés se levantó de la silla.
-Qué barbaridad, pero qué barbaridad- murmuraba
(6122, 6130)
-¡¡Ricardo, sacame de ahí rápido!!!- gritó Ignacio, que nervioso ante el cariz que estaban tomando los acontecimientos, se había desplazado corriendo hasta la mesa ocupada por los brokers.
-¡Dime precio!- exigió Ricardo
-6138, no para. Parece que bajan…¡Coño 6160!, ¡joder!, ¡lánzame al mercado!, ¡vamos, vamos, vamos!
-Ya estás. Liquidado en 6163
-¡Dios mío!, nunca me había pasado nada como esto.
Hubo un par de cruces en 6173, y posteriormente, a gran velocidad se desinfló y terminó en 6086.
-Esos cruces por encima de 6100, no se si serán un fallo de Meff o un error del programa. Ya nos pasó una vez, porque si te fijas en el máximo del contado figura el 6102,8.- dijo Alfonso
-Bueno, bueno, bueno. Esto es increíble. Esta gente son unos trileros. Que dolor de cabeza se me acaba de levantar.- comentó Andrés dirigiéndose a ambos brokers - ¿Esto habrá sido sólo un rebotillo, verdad?. Fueron hasta 6173 y al final cierran en 6086, ¿qué significará eso?.

visionario_2
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SÉPTIMA PARTE


“Las cosas no deberían de ser así para mi, especialmente con el talento que tengo. Un talento que a otros le da millones, ya sabe millones de euros. Creo en mi y en mi talento.”
Un futbolista Africano, inmigrante ilegal en Holanda, abandonado por su manager


“El secreto de un gran negocio consiste en saber algo más que nadie sabe.”
Aristóteles Onassis

1

Tuvo que aceptar más empleos temporales, a pesar de que aquello iba en contra de sus creencias.
Sólo aceptaba descargas. Le permitían ganar lo justo para subsistir, y le dejaban mucho tiempo libre.
Cuando no le llamaban aprovechaba para acudir a la sala de bolsa, a estudiar gráficos con el ordenador.
******
Un vez a la semana, David y Natalia acudían a comer a casa de alguno de sus respectivos padres. Aquella vez tocaba con los padres de David.
Ambos ejercían de funcionarios. Su padre trabajaba en Correos y su madre era enfermera en el Hospital. La única opción de vida que entendían era la del asalariado. Estaban ciegos a cualquier otro modo de vivir. Cuando David les hablaba de alguien que había montado un negocio y estaba ganando un montón de dinero, se sentía como si estuviera tratando de convencer a un ciudadano de la edad media de que la tierra era redonda. Sus mentes no habían evolucionado, realmente no comprendían el punto de vista de un emprendedor. Y lo peor era que jamás lo entenderían. Jamás.
Para ellos los negocios era una actividad practicada por unas criaturas especiales denominadas empresarios. A sus padres nunca se les ocurriría montar una empresa. Sus pensamientos al respecto eran similares a los del 90% de la población Española. Tenían el espíritu congelado, atascado por la idea (equivocada), de que un salario proporcionaba una mayor seguridad.
En el fondo ese modo de pensar sólo reflejaba una cosa, cobardía.
Era tan triste, pensada David.
En lo que a la economía se refiere, lo único de lo que se habían preocupado era de encontrar un puesto de trabajo. Y ahora a medida que envejecían, sólo esperaban que cuando les llegara el momento de jubilarse, el estado pudiera pagarles una pensión.
Sus mentes no concebían otra forma de vida. Era más sencillo formar parte del rebaño de borregos que tener que pensar por si mismos (pensar de forma distinta).
El que cobra un sueldo depende de la inteligencia del que le paga, porque es incapaz de montar algo por su propia cuenta.
Al depender de si mismo, un emprendedor se ve obligado a ejercitar su cerebro, y encontrar soluciones para poder ganarse el sustento.
Mientras servía la comida, su madre le decía que así no iba a ninguna parte, que se buscara un trabajo como Dios manda.
-Mira a tu hermano Oscar. Estudió una carrera y ahora está trabajando en Madrid, de auditor, en una empresa importante, y cobrando un sueldazo.
Si, claro, pensó David. Trabajando once o doce horas. Matándose a currar para hacer ricos a los propietarios.
Antes se hubiera puesto a discutir, pero esta vez David la dejó hablar, sin rebatir sus argumentos.
Discutir con personas de ideas fijas, le dejaba agotado. Era un acto tan inútil como propinarle puñetazos a un muro de piedra.
Últimamente no dejaban de bombardearle con ese tipo de mensajes.

2 lunes 31 de marzo de 2003

Después de aproximarse a las cercanías del 6300, el Ibex recortó el 50% de lo que había subido.
Abrió con un hueco a la baja de 64 puntos, en 5871. Los teléfonos no dejaban de sonar. Fue de las pocas veces, en las que todos los clientes operaron en la misma dirección y tuvieron éxito. Incluso los siempre bajistas lo vieron tan claro que abrieron largos, con la intención de aprovechar el rebote, que teóricamente no pasaría del 6200.
Sólo una minoría de los que apostaron al alza, mantuvieron sus posiciones abiertas, con vista a objetivos más ambiciosos.
Pero el mercado sorprendió a todos y fue más allá de lo que pensaban unos y otros.
El 7 de abril abría en 6470, con un hueco alcista de 142 puntos, y tras tocas el 6567, cerró la jornada en 6450.
-Cerré los largos demasiado pronto. Nunca he estado tan bien comprado en toda mi #@#!%# vida.- afirmaba Gonzalo, reflejando con sus palabras el sentir de la mayoría de los especuladores.
David presenciaba todos estos acontecimientos desde la barrera. Buscando desesperadamente, entre la maraña de indicadores, alguno que le permitiera inclinar la balanza a su favor.
Apenas perdía el tiempo hablando con el resto de los bolsistas. Llegaba, encendía el monitor y se ponía a lo suyo. Como el resto de los clientes apenas usaban aquel ordenador, nadie le molestaba y podía estudiar tranquilamente.

3 21 de Mayo de 2003

Aquel día el Ibex rodaría hasta el 6183, y cerraría en 6212.
Parecía que la espectacular subida se iba a quedar en nada. Los ánimos bajistas regresaban con fuerza al mercado.
Hasta tal punto había calado el sentimiento bajista, que incluso Cristóbal, el maestro, un siempre alcista que disponía de una sólida cartera con decenas de miles de acciones acumuladas a lo largo de quince años, se atrevió a entrar en los contratos de futuros abriendo un corto.
Era la primera vez que operaba con ese tipo de productos. Normalmente iba a la sala para seguir las cotizaciones, leer el periódico, conversar sobre la bolsa, y cada seis o siete meses, engordar su gigantesca cartera con 1000 o 2000 acciones más. El se justificaba de la siguiente manera:
-Todo el mundo dice que esto va a bajar. Con eso de Irak no se sabe lo que puede suceder. He vendido dos futuros grandes a ver que pasa. Es la primera vez que lo hago, si lo hubiera hecho en el 2000 cuanto dinero me hubiera embolsado.
******
David había decidido concentrarse en el cruce de las medias móviles. Parecía lo más sencillo. El problema era que no encontraba un filtro adecuado. En los gráficos se veía perfectamente que con este sistema te machacaban en los rangos laterales. Estaba intentando resolver el problema, cuando Ricardo le comunicó:
-Acabo de hablar con un cliente, ha empezado a mirar un sistema automático de los que trae Visual Chart, lo ha modificado, y dice que es una mina. Échale un vistazo, he apuntado los parámetros en este papel. Me dijo que coloca el sistema sobre una media, y lo está usando con los bancos.
Visual Chart ponía a disposición de todos los usuarios una treintena de sistemas automáticos de escasa calidad con parámetros modificables.
David había analizado un par de ellos, y aunque a la larga ganaban algo de dinero, lo hacían de una forma muy irregular. Además como no sabía en que se basaban, desconfiaba de ellos. Había llegado a la conclusión de que eran una perdida de tiempo, por eso miró el papel que le pasó el broker sin demasiado entusiasmo.
La nota ponía:
Sistema cruceEstocástico 01.vba, con *Fuente base Avquick sobre la media móvil acelerada de 10 periodos, factor 2.
Parámetros:
Data periodo 6
Data SK 1
SD 3
Banda superior 72
Banda inferior 22
% venta 0,17
% compra 0,12
Lo colocó sobre el gráfico diario, esperó un minuto a que el ordenador realizara los cálculos, (porque era un Pentium 1, un patacón que se atascaba cada dos por tres, nada que ver con los potentes ordenadores último modelo de los que disponían los brokers). Después fue a estadística y para su sorpresa descubrió que tenía una rentabilidad y una fiabilidad muy buena.
El corazón le dio un vuelco. Ya está, pensó, lo conseguí.
Tuvo ganas de ponerse a dar saltos de alegría, pero se contuvo porque había demasiadas personas en la sala.
Miró hacia Ricardo, para decirle algo, pero en ese momento hablaba por teléfono. Volvió la vista a la pantalla, presionó el ratón, y regresó al menú de gráficos. Abrió el Ibex diario, y recreó su vista con los resultados del sistema. Las flechitas de color azul indicaban que las operaciones realizadas por el programa habían resultado positivas, y casi todas eran de ese color.
Si se comportaba tan bien en un gráfico diario, ¿qué tal funcionaría con un gráfico, de por ejemplo quince minutos?.
Cerró la ventana del Ibex diario, hizo clic sobre GRÁFICOS, ABRIR VENTANA NUEVA, e intentó descargarse doce años de gráficos en barras de quince minutos. Pero era demasiado para aquella antigualla de ordenador, se le colgó y tuvo que reiniciarlo. Lo intentó de nuevo y obtuvo el mismo resultado.
Alfonso se acababa de ir a comer, y Ricardo seguía ocupado, esta vez con un teléfono en cada oreja.
Eran las 14:05. Como aquel día no había datos, la actividad bursátil había disminuido notablemente, no se incrementaría hasta las 15:30, que era cuando abrían las bolsas americanas.
Hacía ya una hora que el mercado parecía un encefalograma plano.
- Parece que se están riendo de uno, qué barbaridad, menuda monotonía. Más de lo mismo.- protestaba el señor Andrés, aburrido. – Creo que lo mejor que puedo hacer es olvidarme del mercado hasta las 15:30. ¿Para que voy a liarme ahora que casi no se mueven?, mejor me voy a comer y vuelvo por la tarde.
(14:15)
Los clientes fueron desapareciendo a medida que se acercaba la hora de comer, hasta que David y Ricardo quedaron a solas.
Aprovechando que no estaba ocupado con ningún teléfono, le comentó el problema que tenía.
-Eso es mucha metralla para ese ordenador, date cuenta de que el gráfico que le pides está compuesto por más de 80000 barras. Deberías de descargarlo de año en año. Pero si quieres, podemos probarlo en mi ordenador, con este no hay ningún problema. Por cierto, ¿miraste el sistema es, qué tal va?.
-Parece que muy bien. A ver que resultados obtiene en barras de quince minutos.
-Vamos allá– anunció el broker, indicando mientras tecleaban los parámetros en el potente ordenador. – Voy a coger once años, desde el noventa y dos.
Fue a estadística y en la pantalla apareció:
Número de negocios 744
Ganancia Total +116000 puntos
Fiabilidad: 78,55 %
-¡Dios mío!, funciona mucho mejor que con el gráfico diario. ¡Me voy a forrar!.-exclamó David entusiasmado
-Hay que comprobar en tiempo real su comportamiento. Si realmente funciona, se lo tengo que decir a los demás clientes…
¡No digas nada!, pensó David codicioso. Aquello era un súper sistema. Enseguida se puso a hacer cálculos mentalmente, si invierto esta cantidad, ganaré tanto en sólo un año.
Las visiones que permanecían encerradas bajo llave en algún lugar de su mente, se liberaron. Ante David volvieron a desfilar imágenes de riquezas sin fin. En una de ellas vio con absoluta claridad el titular de un periódico que anunciaba con grandes letras:
La historia de David, el inversor más grande todos los tiempos. El George Soros Español.
La voz de Ricardo le sacó de sus ensoñaciones diciendo:
-Lo voy a dejar instalado en las pantallas grandes. Permanece atento a la próxima señal, haber si funciona correctamente.
¿Qué problema podía existir?, la estadística era perfecta.
Se olvidó de ir a comer, aquello era demasiado importante. Su única preocupación era no haber hecho nada para ocultar el descubrimiento. Debería de haber comprado un ordenador para casa, así no dependería de nadie. Había derrochado un dineral en bolsa, y sin embargo no quería gastarse los 1000 euros que costaba un aparato en condiciones. Y todo por no aceptar un empleo fijo, que sería como reconocer su fracaso.
******
Le entró hambre, y como no quería permanecer fuera de la sala demasiado tiempo, por si aparecía una señal, bajó corriendo hasta la cafetería San Marcos, pidió un bocadillo y una Coca cola, y regresó a Ahorro 40, zampándoselo todo ante las pantallas.
Tuvo que esperar hasta las 16:30. Entonces el programa automático representó mediante una flecha, una señal de venta. En ese momento el mercado estaba en 6212.
Maldita sea, había algo que no cuadraba, ¿la flecha no debería de estar encima de la barra de las 16:30?, ¿qué hacía más arriba?.
-Oye Ricardo, mira en la estadística del sistema la última operación, a ver que pone.
-…aquí está. Última operación a las 16:30, pone que vendió en 6375. Imposible, aquí falla algo. A las 16:30 estábamos en 6212.- manifestó Ricardo
-¡Mierda!, no puede ser
-No coincide.- recalcó Ricardo – Eso quiere decir que la estadística no es real. Ya me parecía a mi demasiado bonito como para ser cierto.
La última frase resonó en la cabeza de David durante un par de segundos. Sus sueños se derrumbaron como un castillo de naipes.
Abatido dejó caer su cuerpo sobre una silla.
Todo aquel madito asunto de encontrar un sistema ganador y vivir de la bolsa, empezaba a convertirse en una carga muy pesada. Le daban ganas de irse ahora mismo de Ahorro 40 y no regresar jamás. Dejarlo todo atrás y volver a…(ser un miserable esclavo asalariado). No podía abandonar, deseaba triunfar, y a lo grande. Se consoló pensando que George Soros en sus inicios, cuando nadie le conocía, había pasado por lo mismo. ¿Y cual había sido la razón de su éxito?, luchar sin descanso hasta obtener el resultado deseado.
******
Unos días atrás, en su casa, sólo ante el espejo, exclamó furioso ante el espejo:
-¡¿Por qué cojones tienes esa #@#!%# ambición?!, ¿Por qué?
Le aseguró a su propia imagen, que jamás volvería a ser un asalariado, ni siquiera aceptaría más trabajos temporales. Le quedaban algo más de 10000 euros en la cuenta, y mientras tuviera dinero estaba dispuesto a invertir todo el tiempo necesario en la tarea que se había propuesto llevar a cabo.
¿Y si no salía bien, y lo perdía todo?, ¿qué haría entonces, convertirse en un vagabundo?.
Este era el aspecto oscuro del problema. No quería pensar en ello, pero sabía muy bien lo que le había asegurado a su propia imagen reflejada en el espejo. Era algo en lo que nunca había pensado, una palabra que ni siquiera se atrevía a pronunciar.
Se lo estaba jugando todo, absolutamente todo.
******
Actividades tales como cenar en un buen restaurante, o comprarse ropa nueva, eran sólo un recuerdo. Sin embargo era curioso observar como gastaba más que nunca en el alquiler de películas de video y en la lotería primitiva. Además había adelgazado cinco kilos, porque tras vender el coche, iba caminando a todas partes. Era increíble hasta que punto había llegado. Y todo por no conformarse con llevar una vida normal y corriente. Rememoró todas las discusiones con Natalia, siempre por el mismo motivo. Y aquellos momentos en los que acudía al supermercado, y buscaba en las ofertas tratando de administrar lo mejor posible cada céntimo, como si fuera un muerto de hambre. Bajó la cabeza, se llevó las manos a la cara y las dejó caer de nuevo. Con lo fácil que sería abandonar.
Se odiaba a si mismo por esa ambición desmedida, que le consumía por dentro y que se había convertido en el único motivo de su existencia, empujándole a continuar a pesar de las dificultades.

4

Trató de olvidarlo todo durante varias semanas. Rompió su promesa y acudió a la llamada de varias empresas de ETT. Pero continuó renegando de los trabajos de jornada continua. Cuando no tenía que hacer vagaba durante horas por la ciudad y no regresaba a casa hasta la hora de comer. Un día, en un arrebato de ira, metió todos los folios llenos de gráficos y apuntes, en una bolsa de basura y los arrojó al contenedor. Una hora más tarde se arrepintió y bajó corriendo a recuperarlos, mientras un vecino se le quedaba mirando extrañado.
Finalmente volvió al campo de batalla, y de nuevo se le pudo ver pasándose horas y horas ante el ordenador, probando sistemas y apuntándolo todo. Estudiaba tantos aspectos distintos que conservaba incluso los folios con sistemas muy malos, con la intención de no volver a repetir dos veces el mismo tipo de análisis.
Acabó por concentrarse de nuevo en el cruce de medias móviles. Tras incorporar un par de filtros logró que, en un periodo de doce años en gráfico diario, los resultados mejoraran. No era gran cosa, pero al menos avanzaba. Se dio cuenta de que estaba en pañales, le quedaba mucho que aprender. Era como un analfabeto que intentaba aprender a leer y escribir por si mismo.
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pagina 71

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OCTAVA PARTE

“Cuando todos piensan igual, es que ninguno piensa mucho”
Walter Lippman

1

A un par de metros de David, Daniel y Fernando mantenían una charla. Estaban tan cerca, que no pudo evitar escucharlos.
-Esto no es para mí. Yo no se porqué, pero casi siempre me equivoco. Parece que estoy gafado. Ya he perdido un montón de dinero. Me vendí en 6429, porque me parecía que estaban muy arriba, y ahora están en 6600.- explicaba Daniel
-Pues haz lo contrario de lo que se te ocurra, y así acertarás.- le aconsejó Fernando.
-¡Precisamente eso fue lo que hice!. Pensé, van para arriba, hay que comprar. Después, en contra de mi propia opinión, opté por abrir un corto. Y ya ves el resultado. Pierdo igual. Es que no hay manera.
David tuvo que contenerse para no soltar una estruendosa carcajada. Vaya cosas pasaban en Ahorro 40, reflexionó distraídamente mientras hacía clic para comprobar un dato.
Un momento…¿?. Se le acababa de ocurrir algo, pero todavía no sabía lo que era. Su cerebro tardó un par de segundos en presentarle la nueva idea.
Yo he perdido pasta cuando operaba. Daniel y Fernando también. Andrés, Ignacio, Germán, Carlos, Ángel y Gonzalo también.
Recordó a los que operaban a largo plazo, Juan, Cristóbal y Manuel. De estos sólo Cristóbal ganaba dinero, y porque tenía acciones de primera fila desde hacía quince años.
Llegó a la conclusión, de que todos los bolsistas que conocía, exceptuando a Luky Lorenzo, perdían en la mayoría de las operaciones.
Había otros muchos especuladores que operaban por teléfono, o que acudían a la sala, pero con los que no tenía trato. Seguro que, globalmente palmaban pasta.
¡Yo podría utilizar los errores de los demás para ganar dinero!, pensó David, entusiasmado por lo que se le acababa de ocurrir. Eso si que podía funcionar, estaba seguro.
Se levantó y paseó nerviosamente por la sala, observando a los bolsistas, tratando de darle forma al nuevo concepto.

( Continuará mañana Domingo...)
visionario_2
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de la 72 a la 78

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Aquí y allá había corrillos de individuos charlando sobre el mercado.
Sintió el impulso de acercarse a Ricardo, que era el broker con el que tenía más confianza, y preguntarle directamente cuantos clientes estaban cortos y cuantos estaban largos en ese momento. Pero no lo hizo.
Los brokers de Ahorro 40 eran gente muy seria. No le facilitarían aquella información, y además se lo tomarían a mal.
Pues entonces haría las cosas de otra manera.
Se acercó al ordenador, cerró el Visual, entró en la página de Ahorro 40, tecleó su clave de acceso, y llegó a la pantalla de contratación. Cuando todavía operaba, las últimas operaciones las había realizado a través de Internet, con aquel mismo ordenador, porque las comisiones eran mucho más baratas.
Bien, ya estaba listo.
Al mediodía se presentó Andrés. Estaba fuera del mercado, y como solía ser habitual en él, en un determinado momento del día abrió un corto.
En cuanto le escuchó dar la orden al broker, David se acercó al ordenador y abrió un largo con un contrato grande. Dos horas más tarde, cuando Andrés cerró su operación enfadado tras perder 40 puntos, David hizo lo mismo contento por haberlos ganando.

2

El índice continuó subiendo, lenta pero implacablemente, hasta que el 17 de Junio alcanzó los 7038.
En un corto intervalo de tiempo, acumuló unas plusvalías de 10000 euros. Gracias a este flujo de dinero fresco su cuenta llegó a los 20000 euros.
Su técnica consistía en permanecer cerca de la mesa de operaciones, donde estaban los brokers, y esperar.
Intentaba disimular sus intenciones leyendo el periódico o mirando las pantallas.
En algún momento alguno de los especuladores en futuros que conocía, se acercaría a la mesa y daría una orden.
No eran demasiados discretos, y a pesar del ruido del Bloomberg, el sonido de los teléfonos, y las conversaciones, para alguien que estuviera cerca era fácil enterarse de lo que hacían.
Si lanzaban una orden, David se desplazaba velozmente hasta el ordenador y mandaba otra en sentido contrario con todos los contratos que podía. Era un modo de actuar bastante temerario, pero gracias a eso su cuenta había salido del foso. Su tasa de aciertos rondaba el 85%. No sólo tenía una tasa de aciertos impresionante, además el ratio ganancias/pérdidas era un alucinante cinco a uno. Eso se debía a la manía que tenían los perdedores de aguantar una posición en contra durante mucho tiempo, (haber si el precio volvía a su sitio y cerraban a pre) y sin embargo se salían enseguida de una postura ganadora.
Los brokers estaban tan atareados, que tardaron semanas en percatarse de que David volvía a ganar dinero.
Le preguntaron como lo hacía y David contestó que era una pauta que había descubierto en los gráficos.
Lo que hacía era totalmente legal, y cumplía al pie de la letra la teoría de los contrarios.
A los ojos del resto de los bolsistas, David se había vuelto un tipo muy callado, que no desvelaba nunca sus posiciones. Cuando alguien con ganas de hablar le hacía la típica pregunta de:
-¿Qué, como lo ves, seguiremos subiendo?
El contestaba con un lacónico:
-No tengo ni idea.
Esta vez no alardeo de sus recientes éxitos. No tenía ganas de que se le viniera abajo todo el tinglado. La pregunta que se hacía a si mismo era; ¿Cómo no se me habrá ocurrido antes?.
******
Tres días más tarde, el 20 de junio, Telefónica lanzaba una *OPA sobre Terra a 5,50 euros.
Todas las personas que estaban atrapadas en el valor, estaban muy enfadados. No paraban de despotricar contra “Timofónica” por lo que consideraban una estafa.
El señor Cristóbal, que tuvo la suerte de que le concedieran acciones en la *OPV, había visto multiplicar su inversión por 10 y ahora les perdía más de un 50%.
-¿Porqué no vendí cuando estaban en 150?- se lamentaba disgustado.
Damián, un señor de unos cincuenta años, medio calvo, que pocas veces se pasaba por la sala, exclamaba:
-¡Estos de Telefónica te dan por culo una vez, y ahora que lo tienes dolorido, vuelven a darte otra vez!.
Aquel era el tipo que tras vender un montón de fincas heredadas y juntar un cuarto de millón de euros, lo invirtió todo en Terra a 55, en plena caída, con la ilusión de multiplicar su capital. Desde entonces la cotización se había desplomado un 90%.
Después de desahogarse, Damián se sentó en una silla, sin perder de vista las noticias que daban sobre el caso Terra en el Bloomberg. En aquel momento, el canal televisivo ofrecía imágenes de las protestas de un grupo de airados inversores, en Madrid.
David estaba detrás, atento a sus asuntos, cuando observó que Damián llevaba los calcetines rotos.
¿Cómo podía alguien tirar cientos de miles de euros en bolsa y andar por ahí con los calcetines rotos?.
Aquel hecho le hizo recordar un suceso del que había sido testigo en un bar de la estación de autobuses. Mientras se tomaba un café contempló la irracional escena, protagonizada por un sujeto que vestía de forma andrajosa y tenía un aspecto poco aseado.
Aquel individuo, no dejaba de introducir monedas en dos máquinas tragaperras ¡a la vez!, con ambas manos. Y dale, y venga más monedas. Estuvo así durante un buen rato, hasta que se le agotó el presupuesto. Al parecer repetía el mismo comportamiento compulsivo con bastante frecuencia.
El camarero le informó de que aquel viejo con pintas de muerto de hambre, cobraba una pensión de las más altas, por haber trabajado en la mina. Lo gastaba todo en la máquina, con excepción del mínimo imprescindible para comer, y para pagar el alquiler del miserable cuchitril en el que habitaba. Nunca compraba ropa nueva, siempre andaba por ahí con los mismo harapos, que el mismo remendaba una y otra vez.
La realidad, era que para la inmensa mayoría de los participantes, los mercados financieros, no eran sino una gigantesca y voraz máquina tragaperras, rodeada de una aureola de seriedad, donde los especuladores eran llamados inversores. Un lugar en el que los incautos eran atraídos gracias a una espectacular estrategia publicitaria a escala mundial, haciéndoles creer que la bolsa les ofrecía grandes oportunidades a cambio de una pequeña comisión. Un negocio en el que las mentiras se utilizaban para atraer a las potenciales víctimas, engatusándoles con eso de que el largo plazo, el dividendo y los datos eran los responsables de las cotizaciones. ¿Que la bolsa y los casinos no tenían nada que ver?, las únicas diferencias entre ambos negocios, eran el horario y la fachada de los edificios que los albergaban
******
Ahora que las cosas iban mejor, se compró un coche de segunda mano, y dejó de mirar tanto el céntimo, permitiéndose algunos lujos.
La felicidad parecía ir regresando a su vida.
Natalia advirtió el cambio enseguida. Esta vez, David no cometió la imprudencia de decirle a todo el mundo que se iba a forrar. Tampoco estaba eufórico. Tantos vaivenes habían terminado por apaciguar su temperamento, convirtiéndole en una persona más fría. Simplemente estaba moderadamente satisfecho.
Sólo tardó un mes más en recuperar por completo todo lo perdido.
Después de tantas aventuras, su cuenta estaba como al principio.
Aquella vertiginosa mejoría, llamó la atención de los brokers. Pero no consiguieron averiguar como lo había hecho.
Al llegar el mes de agosto, el volumen de operaciones disminuyó. A esas alturas la cuenta de David ascendía a 35000 euros, y eso que ahora gastaba dinero como una persona normal. Podía haber ganado más, pero desde que había recuperado los 30000, ya no se arriesgaba con todo, sólo con una pequeña parte. Si algo había aprendido, era ser cauteloso cuando la situación dejaba de ser desesperada.
Operaba en contra de un selecto grupo de diez personas, a las que conocía bien. Los consideraba una especie de adictos a la bolsa. De vez en cuando, pasaban por alguna que otra buena racha, pero a la larga, sus pérdidas se incrementaban más y más. Eran verdaderos perdedores natos.
Sólo actuaba si estaban presentes en la sala.
Al reducirse la afluencia de clientes, tuvo que aprender a andarse con más cuidado, para que no se dieran cuenta de su técnica.
Mientras que antes, su grupo de perdedores favorito, le permitían efectuar tres o cuatro transacciones rápidas por la mañana, y otras tanto por la tarde, ahora en verano, tenía suerte si podía hacer una o dos diarias.
El único que todavía quedaba por allí era Gonzalo. Tenía un horario muy irregular, aparecía en cualquier momento, y eso provocó que David se viera obligado a comer en la sala en más de una ocasión.
Gonzalo solía enfadarse cuando perdía mucho, y entonces desaparecía durante tres o cuatro sesiones seguidas. Cuando eso sucedía David permanecía allí dentro hasta el final de la jornada sin poder hacer nada. En esas ocasiones Ricardo le preguntaba porque no operaba, y él le contestaba que no sabía que hacer, que no lo veía claro.
A mediados de agosto, el Argentino desapareció durante toda una semana, David aburrido como una ostra y sospechando que el otro se había ido de vacaciones, decidió dar por finalizadas sus actividades bursátiles y marcharse de vacaciones con Natalia a las Islas Baleares. Ya volvería por allí en Septiembre, cuando estuvieran los demás.
******
Regresó a principios de Septiembre, pero se encontró con una desagradable sorpresa. Ahorro 40, con el objetivo de incentivar las operaciones por Internet y promocionar su uso, había recortado sustancialmente sus tarifas en la red. Hasta entonces el 50% de los clientes ejecutaban sus compra ventas a través de Internet. El resto, por uno u otro motivo, desconfiaban de ese medio de contratación. Pero la oferta era tan generosa, que vencieron sus miedos y se lanzaron en masa a operar a través de la web. La tasa de contratación sin intermediarios creció hasta el 78%.
David se dio cuenta de que su grupo de perdedores desaparecía de la sala, a medida que las noticias sobre las bondades de operar desde casa llegaban hasta ellos.
En poco tiempo el espacio dejado por los más especuladores fue ocupado por los siempre alcistas, y los jubilados.
Ninguno servía para sus propósitos, sólo trabajaban con acciones y apenas realizaban movimientos. Cuando lo hacían, eran capaces de mantener los títulos en cartera durante años.
Se vio obligado a volver a los estudios que había dejado abandonados.
Bueno, al menos había recuperado sus ahorros y disponía de una pequeña ganancia.
******
Fernando, que no operaba desde hacía meses, al notar que no hacía otra cosa que perder dinero, apareció un día por Ahorro 40. Saludo a todo el mundo y se acercó a David.
Al verle frente a la pantalla del ordenador, observando gráficos, rodeado de folios con anotaciones, y con la calculadora en la mano, le preguntó si tenía ya un sistema. David le dijo que tenía algo, pero que todavía tenía que pulirlo mucho.
Lo que empezó siendo un sistema simple, utilizando una media de 13 sesiones, estaba empezando a convertirse en una cosa más compleja y con más posibilidades. Era un sistema seguidor de tendencias. Le daba la sensación de estar juntando las piezas de un rompecabezas. Con la incorporación del último filtro, el resultado con gráficos diarios, a lo largo de trece años, quedaba en +8000 puntos, y disminuía notablemente las rachas de pérdidas, mostrando un comportamiento más estable a lo largo del tiempo. Sabía que podía mejorarlo más.
Fernando le invitó a tomar algo.
En la cafetería mantuvieron una charla en la que Fernando le explicó un poco lo que había sido su vida, desde sus inicios como obrero, hasta la actualidad, dueño de una pequeña constructora y un empresa de ferralla. Aparte de eso, de vez en cuando compraba y vendía propiedades. Le dijo que tenía tanto chollo que no daba abasto.
David se enteró, por medio de Fernando, de cómo comprar o vender propiedades importantes con una pequeña cantidad de dinero. Gracias ha algo llamado opción de compra. Fernando ya no disponía de tiempo para hacerlo. Poseía 400000 euros para invertir, y conocía a otras personas que podían subir hasta los seis millones de euros. Buscaba terrenos, edificios viejos para demoler y construir de nuevo, solares, naves industriales, prácticamente de todo, exceptuando pisos y bajos. Sabía que David intentaba encontrar la forma de ganar mucho dinero y le estaba ofreciendo una oportunidad, porque él no tenía tiempo y necesitaba a alguien de confianza.
-Yo amasé una gran parte de mi capital de esta forma.- le aseguró. – No va a ser fácil. Algunos meses no ganarás nada, pero otros puedes juntar 6000 o 12000 de un golpe. Yo te daría una lista de lo que tienes que buscar, y tu te llevarías una comisión como intermediario. Tu date cuenta, de que a una persona que quiere invertir, por ejemplo, un millón de euros, no le supone nada pagarle al intermediario un dos por ciento, 20000 eurillos. La mayoría de los potenciales inversores están demasiado ocupados, los intermediarios les ahorran mucho tiempo. Este es un campo muy poco explotado. Hay muy poca gente metida en esto, porque tienes que moverte mucho, hablar con mucha gente y dedicarle bastante tiempo. Las mejores propiedades apenas se anuncian, ahí que salir a buscarlas. Es un esfuerzo considerable, pero con unos cuantos buenos golpes, ganarás, como mínimo el triple que cualquier empleado. Y estás a tu aire, tú pones los horarios. Serás tu propio jefe. ¿Las agencias inmobiliarias?, no te preocupes por ellos, la mayoría se quedan sentados esperando que les lleguen los inmuebles para intermediar con ellos con el mínimo esfuerzo. ¿Qué dices, te interesa?- concluyó Fernando mientras apuraba el café.
David estaba sorprendido, no sería sencillo, tendría que espabilar, pero tampoco parecía tan complicado como la bolsa. Quizás se le diera bien.. Para averiguarlo tendría que probar. Se ganaría la vida por si mismo, con su propio esfuerzo. Era lo que estabas buscando, pensaba, así que no seas tan estúpido como para rechazarlo, oportunidades como estas no aparecen todos los días.
Por otro lado había recuperado sus ahorros, y sus estudios, especialmente con la media de trece sesiones, avanzaban. Aquello le animaba a continuar. Después de todo lo que había luchado, no le parecía muy inteligente dejarlo de lado a estas alturas. Era una persona de ideas fijas, tenía en mente hacerse rico en bolsa, no podía, literalmente, traicionar esa visión. Así que, a pesar de que le daba la impresión de estar cometiendo un error, le contestó:
-No me interesa.
******
Estaba boxeando con la vida. La vida le sacudía una buena tunda en cada combate, y después se quedaba allí de pie, riéndose a carcajadas:
-Jamás triunfarás. Únete al rebaño. Abandona la lucha.
Cuando sus heridas cicatrizaban, David regresaba al ring, dispuesto a intentarlo de nuevo.
Anhelaba propinarle una letal combinación de puñetazos que la tumbaran, y de esa forma, eliminado el obstáculo que se interponía en su camino, acceder a las riquezas.
Un día de estos la vida bajaría la guardia, y llegaría su verdadera oportunidad. Muchos antes que él ya lo habían conseguido. No era imposible, era posible. Lo importante era ser tenaz, a pesar de los golpes y la presión, a pesar de todo. El momento oportuno podía estar a la vuelta de la esquina.
Cuando tenía seis años, atrapó a una hormiga y la encerró en una cajita de plástico. Desde el principio, la hormiga intentó denodadamente buscar una salida. Circulaba por los bordes, incansable, a pesar de comprobar una y otra vez que no existía ninguna posibilidad de escapatoria.
Cada pocas horas echaba un vistazo a ver como se comportaba el insecto. Ella seguía empeñada en fugarse, y continuaba patrullando los bordes de la cajita. Al tercer día, la hormiga continuaba su eterna marcha, infatigable, pero esta vez avanzaba más lentamente. Para un niño de seis años, aquella actitud, a todas luces inútil, era incomprensible.
Alzó la caja con las manos y le dijo a la hormiga:
-Eres tan tonta, ¿Por qué te mueves tanto?.
Entonces se le resbaló y cayó al suelo, abriéndose. Reaccionó rápidamente, pero ya era demasiado tarde. Sólo había permanecido abierta durante unos segundos, pero aquel corto intervalo de tiempo fue aprovechado por la hormiga para huir. Si se hubiera rendido, quedándose en el centro de la caja en vez de permanecer alerta, no abría podido aprovechar la oportunidad. Pero por insistir, buscando la solución una y otra vez, se liberó de su prisión.
visionario_2
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De la 79 a la 83

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NOVENA PARTE

“¿Y porqué motivo sube?- pregunta un cliente
-¡Y yo que sé!- le contesta el broker irritado”
Lugo, finales del 2003, en una sala de bolsa

“Como dijo uno, ganar non se ganará moito,
pero traficar, traficase.”
El señor Andrés filosofando


1

Con la incorporación de filtros más complejos logró que el sistema de la media de 13, alcanzara un resultado positivo de 10000 puntos, en gráfico diario del Ibex, desde 1992.
Sólo perdía dinero en dos años, en uno el 5% y en otro el 3%. La máxima perdida interanual era de un 18%. No era una maravilla, pero con una rentabilidad media del 17% anual, y sólo tres o cuatro operaciones al año, batía el comportamiento del índice. Le puso el sobrenombre de sistema tranquilo.
Si tuviera un millón de euros, invertiría en el sistema que había desarrollado, pero con su capital necesitaba encontrar algo mejor, algo que le asegurara unas ganancias de al menos un 40% anual.
Muy de vez en cuando, surgía alguna oportunidad para abrir operaciones contrarias, pero tanto promocionar el uso de Internet, hicieron que aquellas ocasiones terminaran por extinguirse por completo.
Días más tarde comprobó que su sistema con la media de 13, no funcionaba igual de bien en el Dow. Desde 1974 a 1982, el índice americano estuvo muy lateral, y ahí su sistema con la media de 13 sesiones perdía dinero. Se llevó una desilusión muy grande. Comprendió que el Ibex, exceptuando tres años, había mantenido una fuerte tendencia, y eso distorsionaba los resultados. Lo importante de un sistema era su comportamiento cuando el mercado estaba lateral. Además tres o cuatro operaciones al año eran muy pocas como para que la estadística fuera fiable. Necesitaba una estadística más amplia, tenía que ponerse a estudiar gráficos intradiarios.
Apiló los folios del sistema tranquilo, junto al montón de sistemas que no le servían. Necesitaba incorporar stops y niveles objetivos, tal vez eso fuera mejor que usar un sistema seguidor de tendencia.
Pasó a concentrarse en otra cosa. Era una idea basada en una pauta que se repetía con cierta frecuencia. Muchas veces, en los cruces de medias, el precio atravesaba ambas medias, por ejemplo a la baja, continuaba un par de barras, posteriormente regresaba a la media más grande, (aun precio mejor que el del cruce), y volvía a la senda bajista. Era lo que se conocía como pull back. Establecer un nivel objetivo era fácil, ¿pero como resolver el problema del stop fijo?. Se puso manos a la obra, analizando las diversas posibilidades.
******
El 19 de Septiembre, una acción que años atrás cotizaba en el mercado continuo, y que ahora permanecía en la oscuridad del mercado de *fixing, llamada Tafisa, protagonizó una de las subidas más extraordinarias en el intervalo de tiempo más pequeño nunca vistas.
Aquel día estaba en 0,68, al día siguiente avanzó un 5,88%, hasta 0,72.
Cuando Lorenzo, que estaba fuera del mercado, telefoneó para saber cuales eran los títulos que más habían subido, despreció Tafisa por la escasa liquidez del mercado de fixing.
Tafisa continuó subiendo todas las sesiones, durante algo más de un mes, hasta que su valor se multiplicó por 10, al llegar el 24 de octubre a 7,23.
A medida que el valor escalaba peldaños, se despertaba la codicia de la gente. Intentaban comprar desesperadamente. Pero al tener tan poco tiempo para cotizar, vender era sencillo, pero para comprar había una cola enorme. Los inversiones enloquecían a medida que el valor multiplicaba su precio. Al observar que perdían el tren, llegaban a pagar lo que fuera necesario en un intento desesperado por hacerse con los títulos. Tras tocar máximos bajó durante unas sesiones, dándole tiempo a todo el mundo de comprar las acciones que quisieran. Entonces la cotización se derrumbó de un día para otro hasta 1,5, dejando hechos polvo a decenas de miles de accionistas.
Fue tan tremendo el volumen durante aquella temporada, que la CNMV optó por pasarla al mercado continuo.
Surgieron denuncias de manipulación, y la CNMV, el organismo responsable de supervisar el correcto funcionamiento del mercado, hizo el paripe de que investigaba, como en anteriores ocasiones, pero sin obtener ningún resultado.
El señor Cristóbal, contó en Ahorro 40 lo que le había dicho el director de una sucursal bancaria. Dos meses antes de que se iniciara la subida, una señora, a la que nunca habían visto antes, dio orden de comprar 60000 euros en acciones de Tafisa, todos los días en paquetes muy pequeños, y sin importarle el precio a pagar. Justo al día siguiente de comprar las últimas, la acción empezó a subir. Lo había vendido todo de una sola vez cuando alcanzó la zona de los siete euros. Regresó al banco, y les avisó para que le tuvieran preparado el dinero, porque quería llevárselo en efectivo al día siguiente. El día acordado se presentó acompañada de unos vigilantes jurados, sacó los 560000 euros en efectivo, y nunca más la volvieron a ver.
******
Una vez se pasó una tarde entera conversando con el señor Andrés, y así estuvo hasta las 18:30, que era cuando Ahorro 40 cerraba sus puertas.
El señor Andrés le contó que tenía sesenta y tres años, y aunque perdía dinero, continuaba haciendo operaciones con futuros, principalmente para matar el tiempo entre semana.
Había empezado de cero, vendiendo productos de varias clases, por las aldeas, en una furgoneta, durante diez años. A continuación, se introdujo con otro socio, en el negocio de la importación de abonos y productos fitosanitarios. Hay fue donde hizo su fortuna. Recordaba como por aquella época, veinte cinco años atrás, llegó a alcanzar unas ganancias netas diarias de 3000 euros.
Hacía quince años que había vendido su parte del negocio, tan sólo conservaba un par de naves industriales que tenía alquiladas. Explicaba que le había visto las orejas al lobo, al percatarse de que todo lo relacionando con la agricultura iba a menos.
Tenía dos hijos. Al mayor no lo comprendía, porque lo único a lo que aspiraba era a cobrar un sueldo fijo, y no quería saber nada de negocios.
El más pequeño, sin embargo, era como el padre. Acababa de salir de la Universidad, y junto con un amigo había comprado una fábrica de embutidos.
Desde hacía un par de semanas, Andrés no operaba. Al parecer perder dinero en bolsa le estaba causando problemas de tensión, además le parecía insano pasarse tantas horas encerrado, recibiendo la radiación que irradiaban las enormes pantallas. Ahora repartía su tiempo libre con la pesca, las partidas de cartas en el Círculo de las Artes y practicando el tiro al plato. Esporádicamente aparecía por Ahorro 40, estaba un rato hablando y después se marchaba. Andrés le dijo a David, que si encontraba algo que diera dinero en bolsa, bien analizado, y que funcionara de forma consistente a lo largo del tiempo, no le importaría invertir y entregarle a David un porcentaje de las ganancias.
Incrementó la presión que ejercía sobre si mismo para encontrar algo en los gráficos que cumpliera sus expectativas, y funcionara bien tanto en mercados laterales como tendenciales.
El dinero gordo estaba en los gráficos intradía de 5, 15 o 30 minutos como máximo.
Era una tarea muy pesada, porque tenía que invertir muchas horas, y si después de 50 o 100 operaciones analizadas, se daba cuenta de que el sistema no era lo que quería, pues a empezar de nuevo. Un gráfico intradía de 30 minutos, de un año entero, equivalía a dieciséis años y medio en gráfico diario.


******
Una tarde, estuvo leyendo un artículo, en www x-trader.net, sobre una pauta que se repetía con cierta frecuencia, en el gráfico diario del Eurodólar. La descubridora era una trader Galesa. Al parecer para identificar el patrón usaba una media ponderada de cinco sesiones.
En el Ibex diario, no funcionaba bien, pero en el gráfico de 30 minutos, con una media más pequeña, se comportaba mejor. El problema, era que en sólo dos meses realizaba un número excesivo de operaciones, sesenta, y sólo el veinte por ciento de los negocios obtenían un resultado positivo.
Terminó por dejar el folio al lado de otras ideas que tenían posibilidades, pero que eran demasiado tediosas a la hora de estudiarlas.
Lo que necesitaba para avanzar más deprisa, es que los de Visual Chart le programaran un sistema con sus ideas, de esta forma, obtendría una estadística completa en unos segundos, y se ahorraría miles de horas. Pero claro, de esa manera, se arriesgaba a que sus ideas fueran conocidas por los programadores de Visual Chart. Y lo que no estaba dispuesto, era a que alguien se aprovechara de su esfuerzo. En los mercados financieros, las buenas ideas son auténticos tesoros.
¿Entonces que podía hacer, continuar estudiando a mano operación por operación?. Tenía que encontrar una solución.
******
-Bueno, ahora toca sufrir. No se como se me ocurrió entrar en Urbas.- se quejaba Alfredo, que era funcionario de prisiones
-Yo para sufrir no valgo. Puedo soportarlo durante dos horas, pero no más. Eso de estar ahí enganchado, pasándolo mal, y sin saber que te ocurrirá, te vuelve loco.- exponía Lorenzo
-La bolsa para darte algo lo suda, pero para quitártelo son rápidos.- opinó el señor Pardo
-Aquí, el único que tiene buen ojo, y buena suerte es Luky Lorenzo- afirmó Cristóbal
-No es suerte, es ver, es preocuparse, es arriesgar- le corrigió Lorenzo, agregando –Vosotros estáis muy equivocados con la bolsa. Esto no es para gente con los ojos vendados, que van dando palos de ciego moviéndose por el instinto o por rumores. Aquí si no entras en el momento adecuado, cuanto más dinero tienes más pierdes. Es así.
******
-Nunca entendí las cuentas de las empresas al cien por cien. Por ejemplo esta acción. Aumentando los beneficios en un 22%, ¿Cómo puede quedarse atrás y no levantar cabeza, mientras que el resto del mercado no para de subir?
-No te creas todos los datos que publican sobre las empresas cotizadas. La mayoría de los informes están dopados. Todos tienen sus trapicheos contables y sus artimañas. ¿Qué es lo que nos queda a nosotros?, pues ver como se comportan las acciones gráficamente.- contestó Alfonso.
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-¿Os acordáis de Neira?. Ese si que era un tipo listo, un hombre de negocios. Estuvo aquí tres meses, descubrió que no ganaba dinero, se fue, y no volvió nunca más.- comentaba Cristóbal
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-Pobre de mí. ¿Veis esto?, entré ayer, y ya bajó. Cuando compro, al día siguiente baja. No se como lo hago.- señaló Juan
-No eres el único. A mi me sucede lo mismo. A casi todos nos pasa igual.- corroboró Cristóbal
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-Dejé de aplicar la teoría y me jodieron. Ahora estoy enganchado.- justificaba Manuel
- Lo que te falta es estar bien entrenado, después, verás como rindes. Cuando veas que se dan la vuelta, escapa. Si no da leite, lo que hay que hacer es largarse, tanto da que uno vaya ganando como que vaya perdiendo. Si no van en la dirección que esperabas, ¿Qué pintas ahí?- declaraba Lorenzo.
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Estoy probando una idea nueva. He abierto una segunda cuenta. Así, en una me pongo alcista, y en la otra bajista. La clave es quitarte de encima, durante el día una de las dos posturas, dependiendo de cómo veas el mercado, y antes del cierre vuelves a posicionarte alcista y bajista. De esta forma no te fastidian en las aperturas, y puedes aprovechar tanto los movimientos para arriba, como hacia abajo. Con este método no importa que dirección tome el mercado. Todavía no he conseguido cogerle el tranquillo. Por eso no me sale bien, y le pierdo dinero.- explicaba un bolsista que trabajaba de veterinario.
visionario_2
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De 84 a 89

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-Vamos a darle un repaso a la chatarra- anunció Lorenzo.- Amperios, Mecalux, Guipuzcoano, Zeltia…
-Zeltia parece que se está poniendo cachonda.- apuntó Ricardo
-Si, se está poniendo interesante, tengo que empezar a seguirla.
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-Roberto, tu que hiciste un curso de bolsa, ¿cómo ves este movimiento tan alcista?- preguntó Cristóbal.
-Inexplicable. No lo comprendo. En base a lo que me enseñaron en el curso, al completar el tercer impulso, deberían de haber corregido al menos un 23% del tramo anterior.
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-La fuerza está en el NASDAQ y en el champán. Jazztel es un valor terrible. No te preocupes Manuel, mañana saltamos (subimos), ya lo verás. Creo que Jazztel tiene premio. Ahora que ha empezado a subir, hay que confiar en el valor. No queda otra que hacer. Esta acción o se va a rascar la barriga, o nos deja a todos con la boca abierta.- profetizaba Lorenzo
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-¿Es humanamente posible, salir de Picking pack sin sufrir rasguños?- preguntaba un bolsista
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Al final David decidió que si quería avanzar en sus estudios sobre la bolsa, tenía que aprender a programar sistemas automáticos por si mismo.
Fue a la página de Visual, www. agmercados.com, y se compró el libro para programar; Estrategias de inversión con Visual Chart. (67 euros + gastos de envío).
Cuando lo tuvo entre sus manos, se dio cuenta de lo mucho que le quedaba por aprender.
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Había leído en alguna parte, que un inversor canadiense, tras perder en bolsa, se pasó ¡diez años! estudiando, hasta que por fin encontró la forma de ganar dinero de manera regular, y se hizo millonario.
¿Cuánto tiempo necesitaba para poder enfrentarse al mercado con garantía de éxito?.
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Una mañana apareció Carlos, el dueño de la cafetería M., y le preguntó:
-¿Te va bien David?
-Hace meses que no opero.
-Pues entonces estás igual que yo
Contó que le habían invitado a participar en el campeonato de póquer de las Vegas, al que sólo acudían ocho mil personas en todo el mundo.
Tras abandonar la bolsa, Carlos, un amante del juego, había descubierto una página de Internet, en la que podía jugar al póquer con personas de todo el mundo.
Para enseñarles a los bolsistas como se desarrollaban las partidas, se conectó con su clave a través del ordenador que Ahorro 40 ponía a disposición de los clientes en Empire póquer, y jugó unas cuantas partidas.
Eran las 11:00, y ya había doce mil personas de todo el mundo jugando, repartidas en cientos de mesas virtuales. Carlos aseguró que por las tardes el número de jugadores se elevaba a setenta mil.
-Olvídate de la bolsa David, esto es mucho más entretenido. Tienes que dedicarte a jugar al póquer por Internet, es más rentable. Este mes no me va muy bien, pero el anterior gané 9000 euros. Hay partidas de todo tipo, puedes empezar con las más baratas, de un dólar la apuesta con un límite máximo de cinco dólares, así vas aprendiendo.

2

En Marzo del 2004, David acudió a la biblioteca pública, situada en la Avenida de Ramón Ferreiro, por primera vez en su vida, buscando un libro de análisis técnico. Encontró uno, el único que trataba ese tema. No era ninguna maravilla, casi todo lo que comentaba ya lo conocía.
Cuando devolvió el libro se puso a curiosear por las estanterías y cogió un libro de Jack London, La quimera del oro. Le gustó tanto, que terminó por leerse todas sus novelas.
Se convirtió en un ratón de biblioteca.
Devoró novelas de Stephen King, Jhon Grisham, Alberto Vazquez Figueroa, James Herbet.
Biografías, Kashogui el hombre más rico del mundo y Hiltler de helmunt heiber (con este último descubrió sorprendido como un vagabundo llegó a convertirse en presidente de su país y lo llevó a la guerra.).
Libros de autoayuda. El mejor de todos era uno publicado en los año ochenta; La clave del éxito profesional y en los negocios, por el dominio de la mente, de Bjorn Secher. Otro bastante bueno era; Padre rico Padre pobre, de Robert T. Kiyosaki y Sharon L. Lechter.
Hubo autores que les fascinaron con una de sus novelas, como A sangre fría de Truman Capote, y le decepcionaron con las demás.
Novelas sobre el mundo de las finanzas; Los peces gordos, de Max ehrich y Wall street de Kenneth Lipper. Ambas buenísimas. De la última había visto la película, pero la novela era superior.
Encontró un libro de George Soros; La crisis del capitalismo global, (un coñazo). Acudió a una librería para comprarse los otros dos; Soros por Soros anticipando el futuro, y La alquimia de las finanzas, y se enteró de que estaban agotados.
Después empezó a leer libros de todo tipo. Estos fueron los mejores:
El señor de las moscas, Las uvas de la ira, El dinero y el poder de Philippe d’arcy. Enigma (Robert Harris), Bancos, banqueros y bandidos (Joseph Manuel Novoa), El vacío del ingenio (Thomas Homer-Dixon), Desobediencia civil y vida sin fundamentos (Henry D. Thoreau), Porno, marihuana y espaldas mojadas (Eric Schlosser), El libro negro de las marcas (Klaus Werner y Hans Weiss), Germinal (Emile Zola) y Ciudad Rayada (José Ángel Mañas).
Entonces se dijo a si mismo, esto también puedo hacerlo yo. ¿Pero sobre qué puedo escribir?. Podía hacerlo sobre cosas que conozco, ¿por qué no cuento mi experiencia bursátil?.
******
Se puso manos a la obra, llegó a la página treinta y se dio cuenta de que parecía un ensayo. David quería escribir una novela. Tiró todos los papeles a la basura y comenzó de nuevo. Necesitaba enfocarlo de una manera distinta. El primer mes hizo muy poco. Un día tras leer Mientras Escribo, de Sthepen King, se propuso hacer cinco páginas diarias. Tenía que ser disciplinado.
******
Al principio odiaba el proceso de rellenar páginas en blanco, pero lo hacía forzando su voluntad. Tuvo que comprarse un diccionario normal y otro de sinónimos. Al no estar acostumbrado le costaba mucho trabajo, pero cumplió con la cuota que se había impuesto.
A medida que trascurrían los días, le era más fácil transmitir sus pensamientos al papel. Se sentía muy bien al finalizar su cuota de cinco páginas diarias. Poco a poco empezó a gustarle. Era como una especie de terapia.
Avanzó más rápido cuando se dio cuenta de que las páginas no le iban a quedar bien a la primera, al final necesito cuatro borradores.
Escribir le hizo ver las cosas desde otro punto de vista. Había sido demasiado radical.
Tenía veinte ocho años, acaba de escribir una novela corta, y desde entonces se lo tomaba todo con más calma. Las cosas con Natalia marchaban mejor que nunca.
*******
Estuvo unos meses cobrando el paro.
Un supermercado de la cadena Mercadona, abrió su primer local en Lugo, a pocos metros de su casa. Entró a trabajar de reponedor. Continuaba con su idea, pero ahora emplearía una táctica distinta.































NOTAS

IBEX 35: Índice Español que representa a las treinta y cinco empresas con mayor liquidez.
TVG: Canal de televisión Gallego
REPOS: Deuda pública a muy corto plazo, renovable diariamente
CONTRATOS DE FUTURO: Se emplean principalmente por su alto nivel de apalancamiento, para apostar al alza o a la baja.
ANÁLISIS TÉCNICO: Conjunto de técnicas que tienen como base el análisis gráfico a la hora de tomar decisiones de inversión.
ANALISIS FUNDAMENTAL: Toma como base de inversión los balances de las empresas.
CORTO: Apostar a la baja
MINI: Contrato de futuro que suelen usar los novatos o los que quieren arriesgar poco dinero. (700 euros de garantías). Cada punto que el índice se mueva a favor o en contra representa un euro.
LARGO: Apostar al alza
CONTRATO GRANDE: Contrato de futuro que suelen usar los profesionales o los amantes del riesgo. (7000 euros de garantías). Cada punto que el índice se mueva a favor o en contra representa diez euros.
NIVEL DE STOP: Desde hace varios años en el mercado financiero Español existe la posibilidad de marcar un nivel de precio que en caso de ser tocado cierra automáticamente nuestras posiciones. Se usa para limitar las pérdidas o para asegurarse unas ganancias mínimas en caso de que el mercado vaya a nuestro favor. En las acciones el Stop puede estar colocado durante meses, en el caso de los Futuros es necesario renovarlo diariamente.
RELOVER: Se conoce por este nombre, al día que caducan los contratos de futuro del presente mes. De esta forma si una persona quiere mantener su posición durante el siguiente mes, está obligado a cerrar sus actuales posiciones, y abrirlas de nuevo en un contrato del mes siguiente. (En el caso Español se realiza el tercer viernes de cada mes,).
PIVOT POINTS: Sistema de especulación presuntamente utilizado por los traders americanos, que tiene en cuenta los máximos, mínimos y cierre del día anterior para encontrar niveles de soporte o resistencia.
ESTOCÁSTICOS: Indicador técnico
MANDAR AL MERCADO: Es un tipo de orden utilizada por aquellos que tienen prisa por cerrar sus posturas. Su uso no es muy recomendable dado que se suelen cruzar a un nivel de cotización peor que el actual.
HACER MEDIA: Estrategia muy utilizada por los perdedores. Imaginemos que compramos a 100, baja a 80, compramos más. De esta forma nuestro precio medio se situaría en 90. El inversor que actúa de esta manera lo hace con la intención de cerrar sus posturas a pre. Al bajar el nivel medio su riesgo se incrementa, pero piensa que le compensa puesto que su nivel de salida está más cercano. Este tipo de táctica puede conducir a la ruina.
VELA NEGRA: Es una barra cuyo cuerpo es de color oscuro, en la que el precio de cierre está por debajo de la apertura. Los alcistas suelen asustarse cuando el precio de cierre está en los mínimos, y el tamaño de la vela es grande.
INTRADÍA: Operaciones que se abren y se cierran dentro de la misma sesión.
VISUAL CHART: Una de las muchas empresas proveedoras de datos.
INVERTIA: Famosa Web bursátil (www. invertia.com)
RSI: Indicador técnico
HUECO: Cuando la apertura está por encima o por debajo del máximo o el mínimo de la sesión anterior. Recibe ese nombre porque queda un espacio vacío en los gráficos.
SUBASTA: Periodo de tiempo comprendido entre las 17:30 y las 17:35 en el que las acciones deciden el precio de cierre. Si un inversor desea cerrar sus posiciones debe de dar la orden antes de que se inicie la subasta. No afecta a los contratos de futuros
GAP: Cuando la apertura está por encima o por debajo del precio de Cierre.
FUENTE BASE: En el programa Visual Chart se puede tomar como fuente base de un indicador el propio gráfico, otro indicador o un sistema automático.
OPA: Oferta pública de adquisición. Normalmente se usan con la intención de hacerse con la empresa y sacarla de cotización.
OPV: Oferta pública de venta. Lo contrario de la Opa. En este caso se trata de sacar al mercado acciones de una empresa que va a cotizar por primera vez.
FIXING: Mercado en el que cotizan los títulos con menos liquidez. Los volúmenes de contratación suelen ser extremadamente bajos y al contrario que el mercado continuo, el horario de negociación es de tan sólo un par de horas. Si por cualquier circunstancia el volumen se incrementa, MEFF pasa la acción al mercado continuo. Existe un caso espectacular, se trata de Zeltia, una empresa que estuvo durante años cotizando en el Fixing y terminó haciéndolo en el IBEX.
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