Si no se puede devaluar, una salida es tolerar más inflación
El rol de Alemania es fundamental para evitar la ruptura de la Eurozona y mantener el escenario económico. Los países periféricos son los que reciben más presiones.
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La preciación real de la moneda en los países periféricos de la Unión Europea puede ser una salida de las crisis actual en la región. Alemania, en ese escenario, debería revaluarse, "volverse más caro". Este es el planteo del informe de la consultora Roubini Global Economics, elaborado por Oscar Bercovich, ante la crisis europea.
Sin embargo, esa alternativa está sujeta a la decisión del Banco Central Europeo (BCE), donde las perspectivas internas van en contra de esa iniciativa: por ahora no modificaría su política monetaria.
"Por lo tanto, la única y posible solución es que Alemania acepte un nivel de inflación más elevado. De esta manera, la inflación alemana va a apreciar en término reales su economía y así mejorar la competitividad de los países de Europa periférica -integrada por Grecia, Italia, España y Portugal, entre otros países-, potenciando el crecimiento y mejorando la sustentabilidad", expresa el análisis.
¿De cuanta inflación se habla? Según la consultora, la "estimaciones indican que para los próximos cinco años, Alemania debería aceptar niveles de inflación de un 5%, en lugar del 2%" que se establece actualmente como condición.
Ante ese replanteo, Alemania se encuentra hoy en un dilema político-económico, ya que no aceptaría por un lado que ninguna Nación de la zona periférica abandone la zona euro, pero tampoco estaría dispuesta a continuar financiando de por vida a los países en crisis.
"Ante ello, Alemania no tiene elección: debe dejar la política monetaria y aceptar mayor inflación. Y que esto suceda es una cuestión de tiempo", sugiere el informe.
Para la consultora, el problema reside en la necesidad de una "depreciación real e inmediata" en los países de la Europa periférica.
"Alemania entiende que aquellos países necesitan tornarse económicamente sustentables, y la trampa deflacionaria solo atenta contra ello. Por lo tanto, se necesita que se encienda el motor de crecimiento de esa zona del bloque monetario. Y esto resulta fundamental: solo a través del crecimiento los países se tornan sustentables. Sin embargo, la actual política deflacionaria solo atenta contra este propósito", estipula el trabajo, y replantea que para "salir del espiral, esos países necesitan un euro débil, cosa que Alemania tendrá que aceptar tarde o temprano".
El origen de la tragedia
Los países de Europa periférica -Italia, España, Irlanda, Portugal y Grecia- habían acumulado durante años grandes déficit de cuenta corriente (consumían por encima de sus ingresos y por lo tanto tomaban prestado crédito del exterior) y debieron ajustar sus economías porque "el mundo ya no contaba con con el crédito disponible para seguir financiando esos gastos". La contracción del crédito, originado por la crisis de Estados Unidos, se había expandido por todas partes.
El ajuste fue forzoso y brusco y los países debieron ajustar sus déficit. "La inversión, el consumo y la producción, en esos casos, caerán significativamente, con una contracción de la demanda interna aún mayor a la de la producción para así contraer el déficit inicial, como sucedió en la crisis Argentina de 2001. Pero la situación de la Eurozona fue claramente distinta, ya que cada uno estaba usando el euro como moneda nacional", explicó el trabajo.
"Imagine un país de la Europa periférica. El gobierno no puede devaluar su moneda nacional porque está usando el euro. Pero el BCE tampoco quiere devaluar el euro respecto del dólar; en realidad, lo mantiene bastante fuerte, jugando en contra de la competitividad de los países. Entonces, ¿qué les queda a estas naciones de la periferia para depreciar su tipo de cambio real si el tipo de cambio nominal (euro versus dólar) no puede ajustarse de la manera que cada uno de ellos necesita?", se preguntó la consultora.
La respuesta: si la devaluación nominal es imposible, la única manera en que puede generar una depreciación del tipo real de cambio es a través de una deflación interna en precios y salarios.
Expertos estiman que esa deflación necesaria para restaurar el equilibrio de la cuenta corriente es del orden del 17%, un porcentaje similar al utilizado en la gran depresión de Estados Unidos de 1930, cuando el Producto Bruto Interno cayó un 27% y la desocupación alcanzaba el 25%, similares condiciones similares a las de los integrantes de la Unión Europea hoy.
Pero si ello sucediera, ningún país de la Unión Europea podría repagar su deuda, "demoliendo la reputación de Alemania y de la Eurozona en su totalidad", aseguran.
El rol de Alemania entonces es importante para lograr una solución viable mientras Europa en su conjunto es un "rompecabezas". La ruptura, si bien es posible, aceptar un nivel de inflación más elevado podría ser un camino alternativo, tanto en términos políticos como económicos. Al mismo tiempo, Estados Unidos muestra signos de aparente recuperación, de manera ligera y lenta.