Recuerdos de un operador de acciones - Jesse Livermore

Si dominas tus emociones, dominarás el mercado.
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Bill-T
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Recuerdos de un operador de acciones - Jesse Livermore

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Recuerdos de un operador de acciones - Jesse Livermore
Capítulo I (primeras páginas)

Empecé a trabajar cuando salí del colegio. Conseguí trabajo como chico encargado del tablero de cotizaciones en una oficina de corretaje. Era despierto para los números. En el colegio hice tres años de aritmética en uno. Era bueno, especialmente con la aritmética mental. Como encargado del tablón de cotizaciones, mi labor consistía en enviar los números al gran panel que había en la sala de los clientes. Uno de estos clientes solía sentarse al lado de la cinta y decir en voz alta los precios. Nunca los decía demasiado deprisa. Siempre he recordado los números sin problemas de ningún tipo.

Había muchos otros empleados en esa oficina. Me hice amigo, por supuesto, de los otros tipos, pero el trabajo que yo hacía, cuando el mercado era activo, me mantenía lo suficientemente ocupado desde las 10 de la mañana hasta las tres de la tarde como para permitirme pasar mucho tiempo hablando. De todas formas, esto no me preocupaba especialmente durante las horas de trabajo.

Sin embargo, lo que no me impedía pensar en el trabajo era el mercado ajetreado. Esas cotizaciones, tal cantidad de dólares por participación, no representaban, para mí precios de acciones. Eran números. Significaban algo, por supuesto. Siempre estaban cambiando. Los cambio, eso era todo lo que debía interesarme. ¿Porqué cambiaban? No lo sabía. No me preocupaba. No pensaba acerca de ello. Veía simplemente que cambiaban. eso era todo lo que debía pensar unas cinco horas al día y dos, los sábados: que estos estaban siempre cambiando.

Así es como llegué a interesarme por el comportamiento de los precios. Tenía muy buena memoria para los números. Podía recordar, con todo detalle, cómo habían actuado los precios el día anterior, justo antes de que subieran o bajaran. Mi afición a la aritmética mental me fue muy útil.

Observé que en los avances, al igual que en los descensos, los precios eran propensos a mostrar ciertos hábitos, por así decirlo. Los casos paralelos no tenían fin y éstos fueron los precedentes que me guiaron. Yo tenía sólo catorce años, pero después de haber guarado en mi mente cientos de observaciones, me encontré probando su exactitud, comparando el comportamiento de las acciones de hoy con las de otros días. No transcurrió mucho tiempo antes de que fuera capaz de anticipar movimienttos en los precios. Tal como he dicho, mi única guía eran sus actuaciones pasadas. Llevaba en mi mente las "hojas de informes". Esperaba que los precios de las acciones tomaran forma. Los había registrado. Ya sabéis lo que quiero decir.

Se puede determinar, por ejemplo, el lugar en el cual la compra es algo mejor que la venta. Se desarrolla una batalla en el mercado de valores y la cinta es tu telescopio. Puedes depender de ella, siete de cada diez veces.

Otra lección que aprendí pronto es que no existe nada nuevo en Wall street. No puede haberlo porque la especulación es tan vieja como las montañas. Cualquier cosa que suceda en el mercado hoy, ha sucedido antes y sucederá otra vez. Nunca he olvidado esto. Supongo que me las ingenié para recordar cuándo y cómo ocurrió. El que lo recuerde así se debe a mi forma de capitalizar mi experiencia.

Me llegó a interesar tanto mi juego y fue tal mi ansia por anticipar avances y descensos, en todas las acciones activas, que me compré un pequeño cuaderno. Anoté en él mis observaciones. No se trataba de un registro de transacciones imaginarias como el que mucha gente lleva únicamente para ganar o perder millones de dólares sin calentarse la cabeza y sin tener que ir al asilo de los pobres. Se trataba, más bien, de una especie de registro de mis aciertos y errores y, junto a la determinación de posibles movimientos, estaba muy interesado en verificar si había observado correctamente; en otras palabras, si estaba en lo cierto. Digamos que después de estudiar cada una de las fluctuaciones del día, en una accion activa, yo llegaba a la conclusión de que se estaba comportando como ya lo había hecho antes de romper ocho o diez puntos. Bien, yo anotaba la acción y el precio del lunes, y recordando las actuaciones pasadas, escribiría lo que debería hacer el martes y el miércoles. Más tarde, lo comprobaba con transcripciones reales de la cinta.

Así es como me interesé por primera vez por el mensaje de la cinta. Las fluctuaciones las asocié en mi mente, desde el primer momento, con movimientos hacia arriba y hacia abajo. Por supuesto que las fluctuaciones siempre tienen una explicación, pero la cinta no se preocupa de su por qué. No se mete en explicaciones. No le pregunté a la cinta porqué, cuando tenía catorce años y tampoco se lo pregunto hoy día, a mis cuarenta. La razón de que una acción haga lo que hace hoy puede que no se conozca hasta que no pasen dos o tres días, o incluso semanas o meses. ¿Pero, qué importancia tiene eso? Su preocupación por la cinta concierne al hoy, no al mañana. La razón puede esperar. Debes actuar inmediatamente o quedarte al margen. Una y otra vez, veo que esto sucede. Recuerdas que la Hollow Tube bajó tres puntos el otro día mientras que el resto del mercado se recuperó bruscamente. El lunes siguiente ves que los directores bajaron el dividendo. Ésa fue la razón. Sabían lo que iban a hacer y, aunque ellos mismos no vendieron acciones, al menos no la compraron. No hubo venta de interior; no hubo razón alguna por la cual no debiera romper.

Llevé mi pequeño cuaderno de apuntes durante, quizá, seis meses. En vez de irme a casa cuando acababa mi trabajo, me dedicaba a anotar las cifras que quería y estudiaba los cambios, buscando siempre las repeticiones y paralelismos de comportamiento. Aprendiendo a leer la cinta aunque no fuese consciente de ello en su momento.

Un día, uno de los chicos de la oficina, que era mayor que yo, se acercó a mí mientras comía y me preguntó, si tenía algo de dinero. "¿Porqué quieres saberlo?" le dije. "Bueno", dijo el "me ha llegado un soplo sobre la Burlington. Voy a jugarlo si encuentro a alguien que vaya conmigo". "¿Qué quieres decir con jugarlo?" pregunté. Para mí los únicos que jugaban, o podían jugar, con pronósticos eran los clientes. Viejos chismes con montones de pasta. Cuesta cientos, e incluso miles, de dólares meterse en ese juego. Era como poseer coche de caballos y tener un cochero que llevara sombrero de seda. "Eso es lo que quiero decir; ¡juégalo!, dijo él. "¿Cuánto tienes?" ¿Cuánto necesitas?"

"Bueno, puedo operar en cinco participaciones poniendo 5 dólares". "¿Cómo vas a jugarlo?" "Voy a comprar todo el Burlington que la bucket shop me deje llevarme con el dinero que le dé de margen", dijo. "Seguro que sube. Es como recoger dinero. Doblaremos el nuestro rápidamente".

"¡Sujétalo! le dije, y saqué mi pequeño cuaderno de notas. Yo no estaba interesado en doblar mi dinero, a no ser porque dijo que la Burlington estaba subiendo. Si así era, mi cuaderno de notas tendría que mostrarlo. Lo miré. Con toda seguridad, la Burlington, de acuerdo con mis cifras, estaba actuando como solía hacerlo antes de que subiera. Nunca había comprado o vendido nada en mi vida, y nunca aposté con los otros chicos. Pero lo que si sabía es que ésta era una fabulosa oportunidad de probar la exactitud de mi trabajo, o de mi afición. Se me ocurrió de repente pensar que si mis informes no funcionaban en la práctica, no había nada en la teoría de éstos que pudiera interesar a nadie. Así que le dí todo lo que tenía y con nuestros recursos de consorcio él se marchó a una de las bucket shops cercanas y compró algo de Burlington. Dos días más tarde vimos los resultados. Yo hice un beneficio de 3,12 dólares.

Tras esa primera operación, me aficioné a especular con mi propio anzuelo en las bucket shops. Iba durante la comida y compraba o vendía. Me era indiferente. Estaba comprando un sistema y no una acción favorita o respaldando opiniones. De hecho, mi forma de operar en una bucket shop era la ideal, ya que en ésta todo lo que hace un operador es apostar en las fluctuaciones a medida que quedan impresas en la cinta de cotizaciones.

.... No tenía partidarios. El negocio me lo reservaba para mí. Se trataba del negocio de una sola persona, de todas formas. Se trataba de mi cabeza, ¿o no? Los precios se movían de la forma en que yo los tracé, sin ayuda de amigos o colegas, o se movían de la otra, y nadie podía detenerlos por compasión hacia mí. No creía tener necesidad de hablar de mi negocio con nadie. Tengo amigos, como es lógico, pero mi negocio siempre ha sido igual: un asunto de un sólo hombre. Por esto es por lo que siempre he jugado solo.

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Son muy interesantes estas primeras páginas de la biografia de Jesse Livermore, llenas de puntos claves en la especulación. De estas páginas iniciales se concluye que Livermore:

a) No pensaba en terminos de dinero, para él eran número que cambiaban.

b) Se dió cuenta que los comportamientos del precio ante las subidas y bajadas son repetitivos en el tiempo.

c) Que por la observación del precio podía preveer movimientos 7 de cada 10 veces.

d) Que no había nada nuevo en Wall Street, que la especulación era tan vieja como las montañas, cualquier cosa que ha sucedido antes volverá a suceder después.

e) Llevaba un diario en el que anotaba sus predicciones y anotaba sus aciertos y errores, dejando constancia de ellos de forma continua.

f) Solo se fijaba en que las acciones cambiaba y con eso sacaba sus conclusiones, sin importarle las causas que lo había motivado, porque no estaba en su poder saberlo.

g)Derrochó una cantidad ingente de esfuerzo en estudiar las fluctuaciones y datos en su diario a diferencia de los otros muchachos.

h) No actúa según los rumores o consejos que le puedan llegar, sino que se aferra exclusivametne a sus estudios y análisis.

i) No se encariñaba con ninguna acción ni con el lado alcista o bajista, aplicaba su sistema con disciplina y ajeno a lo demás.

j) Entendió que sus análisis eran personales y era un negocio de un solo hombre.
ijadpower
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pero...

Mensaje por ijadpower »

como bien sabras se pego un tiro poco despues del crak del 29, aunque lo que ya no se es si fue por la multitud de juicios referentes a inversiones inmobiliarias en florida o por las perdidas bursatiles que tubo, o por que su mujer le daba a la botella. En fin, lo cierto es que fue el OSO con mayusculas del wall street de primeros de siglo.
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etereo
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Mensaje por etereo »

¡?

Pero no murio en 1940?

Salu2
ijadpower
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el...

Mensaje por ijadpower »

año exacto no lo se, aunque despues del 29 no levanto cabeza, y en una serie de operaciones fallidas perdio bastante dinero.
Bill-T
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Mensaje por Bill-T »

no murio justo despues del 29, se suicido por otros motivos.

llo importante son las enseñanzas.

lo malo de jesse livermore es que no tenia gestion del capital. era un bestia

posit
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Mensaje por posit »

donde puedo comprar ese libro? graciasss
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WallStreet
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Mensaje por WallStreet »

He encontrado la Biografia de Jesse Livermore donde explica cómo murio, además de otras cosas, muy interesante, aquí está:
http://www.hispatrading.com/biografias/ ... fias_1.pdf

Biografia de Jesse Livermore
Jesse Lauriston Livermore fue uno de los mejores traders del siglo XX, pocos pudieron ganar y perder dinero tan rápido como él. Conocido como “The boy plunger” por la manera en que Jesse tomaba fuertes posiciones en acciones o materias primas (Commodities), Livermore vivía como operaba, de forma fastuosa, además fue muy popular entre las mujeres por su buen aspecto físico y su extravagante estilo de vida.
¿Quién era Jesse Livermore?
Nacido en South Acton, Massachusetts, en 1877, hijo de un granjero, dejo la escuela en sus primeros años de adolescencia y viajó a Boston donde se convirtió en “Board Boy” (que podríamos traducir como Pizarrero) trabajando para Paine Webber, su trabajo consistía en actualizar los precios de los bonos, acciones y Commodities en una pizarra. Como Livermore escribía todos los cambios en los precios se dio cuenta de que los mismos, a menudo se movían de manera predecible, concluyendo que se podía batir al mercado y de esta forma ganar mucho dinero.
Por aquel entonces, Livermore no ganó el suficiente dinero para operar en acciones, así que empleó la hora del almuerzo para ir a los “Bucket Shops”, que no eran más que casas de apuestas, entre otras cosas, sobre el precio de las acciones y commodities. Allí es donde trató de hacer dinero pronosticando la dirección de los precios tanto de acciones como de materias primas, para hacer 1.000$ cuando tan solo tenía 15 años, cantidad más que considerable en aquella época. Después de ignorar el aviso de su jefe en Paine Webber, de mantenerse al margen de estos establecimientos, Livermore fue despedido.
El “Boy plunger”era ahora un trader a tiempo completo. Tal fue su éxito que le fue prohibida la entrada en los “Buckets Shops” de Boston, por lo que se fue a la costa Oeste, donde hizo 50.000 $, aunque pronto tuvo que disfrazarse y emplear nombres falsos para evitar las prohibiciones de entrada que también allí le establecieron. Más tarde se marcho a Nueva York, donde con 20 años, Jesse comenzó su carrera como uno de los más grandes operadores de todos los tiempos. En 1906 recibió un consejo de ponerse corto en la compañía “Union Pacific” y lo hizo de manera abrumadora, después el valor empezó a subir colocándose en una situación más que complicada, pero el terremoto de San Francisco provocó el desplome del valor, dejando la cuenta de Livermore con 250.000$ de beneficio. Además de este beneficio, también le enseñó una buena lección sobre los consejos ajenos.
En 1907, se ganó a pulso su reputación de “Bear Raider”, operando siempre del lado bajista del mercado en grandes cantidades. Se dice incluso, que el todo poderoso J. P. Morgan, le mandó mensajes a través de intermediarios para pedirle que redujera su volumen de operativa. William Delbert Gann, en su libro “45 años en Wall Street “ Página 117), describe a Livermore como “uno de los traders más espectaculares de su época”. Gann afirmaba que Livermore era un hombre honorable que “pensaba en pagar sus deudas incluso después de ser declarado en quiebra por las autoridades”.
De hecho, Livermore y otros muchos traders e inversores, incluyendo al propio Gann, en una ocasión, perdieron todo su dinero cuando la firma de corretaje “Murray Mitchel and Company” cerró en 1913. Según Gann “en 1917 cuando Livermore regresó e y hizo de nuevo una fortuna, no sólo me devolvió la parte proporcional que perdí, sino que pagó a todos los demás también”. Gann añade “Esto fue algo realmente honorable por lo tanto debido a la honestidad de Livermore, en 1934 cuando estaba
Biografía de Jesse Lauriston Livermore (www.hispatrading.com) Pag. 1 de 6
en quiebra, le apoyé consiguiendo recopilar fondos de otra gente para dárselos a él. Livermore volvió a operar haciendo dinero una vez más”.
La principal crítica de Gann sobre Livermore era que éste sólo había estudiado para saber como hacer dinero, pero no para mantenerlo. Como Gann decía: “el tenía la codicia y la energía necesarias para el éxito, pero cuando tenia una cantidad de dinero considerable, no operaba de forma conservadora. Jesse probaba su propia operativa en el mercado en vez de esperar a que apareciese la tendencia natural que el mercado nos muestra en numerosas ocasiones”. En palabras de Gann, Livermore era un fantástico trader, pero un pésimo gestor monetario.
El éxito que tuvo Livermore, le proporcionó un estilo de vida que muchos sólo se podían imaginar en sueños. El delgado y rubio especulador se compró un yate de 200 pies, de nombre Anita, salió con mujeres famosas, incluyendo actrices como Lillian Russell. Sus hazañas operando pronto llegaron a ser bien conocidas por todo el mundo, incluso la gente comentaba “eres tan rico como Jesse Livermore”. Durante la primera guerra mundial, Livermore pronosticó que el café experimentaría una sustancial subida, lo que le llevo a tomar posiciones largas. Sus beneficios se contaban por millones de dólares, sin embargo los contratos de café se invalidaron, debido a que el gobierno creyó que Livermore se estaba beneficiando de los tiempos de guerra, lo que le llevó a arruinarse por tercera vez.
Como trader agresivo, Livermore hizo y posteriormente perdió, cuatro millones de dólares de su fortuna. La mayor parte del dinero fue hecho con prácticas que posteriormente se declararon ilegales por la comisión del mercado de valores americana (SEC), en el año 1930. La nueva regulación limitaba o prohibía las siguientes actividades:
�� Utilizar información privilegiada
�� Ocultar las posiciones de mercado.
�� Arrinconar acciones para estrangular la oferta y la demanda.
�� Controlar la información incorrecta y engañosa para que no sea publicada.
También llegó a ser muy conocido por su táctica de esperar hasta que la acción alcanzase el objetivo establecido donde se aseguraba unos beneficios considerables y luego se ponía en contacto con un periodista del “New York Times”, o de otros periódicos influyentes, para recomendar dicha acción, como una excelente compra. Después Livermore se deshacía de su posición de forma masiva, vendiendo en el frenesí comprador que había provocado el artículo del periodista. En pleno apogeo, se hizo con enormes posesiones inmobiliarias en varios países, así como coches de la prestigiosa marca Rolls Royce y yates. Se hizo famoso por sus espectaculares fiestas.
También tenía unas oficinas secretas en la Quinta Avenida, era allí donde Livermore hacia sus operaciones de gran escala, con numerosas líneas de teléfono y una línea directa de telegramas. La oficina tenía una enorme pizarra que sus oficinistas actualizaban constantemente, además también disponía de personal dedicado a la investigación. El propósito único de dicha oficina era el de facilitar la operativa y las actividades de inversión de Jesse.
En 1933, Livermore padeció la gran depresión de la época y después de hincharse a beber durante 26 horas, terminó en una comisaría de policía, ya que había perdido la memoria por completo. Una vez que se vio incapacitado para hacer dinero como lo hacia anteriormente, decidió vender sus secretos en forma de libro, “Como operar en acciones” que fue publicado en 1940 en dos versiones, una encuadernada en cuero y la otra en formato más sencillo, sin embargo el libro no logró su objetivo de atraer al público.
Biografía de Jesse Lauriston Livermore (www.hispatrading.com) Pag. 2 de 6
En ese mismo año, Jesse Livermore tras tomarse dos copas en el hotel “Sherry Netherland” en Manhatan, escribió una carta de ocho páginas a su tercera esposa diciéndole: “Mi vida ha sido un fracaso”.
El hombre que afectivamente fue conocido como “The boy plunger”, el “Gran oso” o el “Rey del algodón”, se dirigió al guardarropa del hotel, se sentó en una silla y se disparo un tiro en la cabeza. Así terminó la vida del que fue considerado el mejor trader de todos los tiempos, el hombre que hizo millones de dólares, dejando una herencia de menos de 10.000 dólares.
El New York Times en su editorial, escribió el siguiente epitafio sobre Jesse Livermore:
“..Qué cosas buenas hizo, qué daño causó, qué significaba la vida para él y para otros – todas estas cuestiones son para hacer una novela...
Se dejaba llevar por su pasión... Vivió en una época en que la especulación que llevaba a cabo venia a ser como la de aquellos chicos que arañan hasta el ultimo penique. .. No dejo nubes de gloria detrás suyo y tampoco dejo nada de miseria humana de la tanta que había creado anteriormente... La calle en la que operaba ya no es la misma que antes. Su muerte ha marcado el final de una era...”
El legado de Livermore
Jesse Livermore murió hace más de 60 años, dejando dos magníficos libros, “How to trade in stocks” y “Reminiscences of a stock operator”, que resumimos a continuación.
I. ”How to Trade in Stocks” (Como operar en acciones)
El libro “Como operar en acciones” fue editado en 1940, el año en el que Livermore murió. Se cree que escribió el libro como medida desesperada para ganar dinero. El libro trata sobre el proceso racional de la toma de decisiones de Livermore mientras operaba, los diez capítulos que lo componen son los siguientes:
1. El desafío de la especulación.
2. ¿Cuándo una acción actúa correctamente?
3. Sigue a los líderes.
4. El dinero en las manos.
5. El punto de giro.
6. La metedura de pata del millón de dólares.
7. La ganancia de tres millones de dólares.
8. Las claves de mercado según Jesse Livermore.
9. Reglas explicativas.
10. Gráficos y aclaraciones, claves de mercado para Livermore.
Seguidamente vamos a presentar algunas citas del libro de nuestro apreciado Jesse, estructuradas en temas:
“...El juego de la especulación es el más fascinante y poco rutinario del mundo. Pero no es un juego para estúpidos ni para perezosos mentales tampoco para hombres con un balance emocional poco Biografía de Jesse Lauriston Livermore (www.hispatrading.com) Pag. 3 de 6
equilibrado y menos para aventurarse a hacerse rico en poco tiempo. Si lo intentas de esta forma, te morirás pobre.” (Página 15).
1º- En lo que respecta a la importancia de aprender a como operar:
¿Acaso existe alguna manera para ganar rápidamente mucho dinero trabajando en Derecho o en Cirugía? (Página 15).
2º- Si hacemos referencia al propio trabajo que hace uno, pensando para sí mismo:
“...permíteme advertirte que los frutos de tu éxito serán directamente proporcionales a tu propio esfuerzo mental, conservando tus creencias y generando tus propias decisiones.”(Página 16).
3º- En lo que respecta a las mejores y peores operaciones llevadas a cabo por Jesse:
“La experiencia me ha demostrado que el verdadero dinero dentro del mundo de la especulación se hace dejando correr los beneficios desde el comienzo de la operación.”
“Los beneficios debemos de conservarlos, pero las pérdidas debemos evitarlas y cortarlas de raíz desde el comienzo.”
4º- Dentro del libro encontramos citas sobre mantener una operación y sobre los deseos de uno de que llegue hasta un determinado nivel:
“Si mi valor no se comporta de la forma que había pronosticado, rápidamente cierro la operación, ya que pienso que todavía no ha llegado el momento de tomar posiciones”
5º- También hacía referencia a los denominados “blue chips”, que a pesar de gozar de buena reputación como instrumentos de inversión seguros, Livermore destacaba su peligro al igual que otro tipo de valor cotizado, para ello vamos a mostrar unos ejemplos de acciones de ferrocarriles, que por aquel entonces se decía que era más seguro, invertir en ferrocarriles que tener el dinero en el banco:
Nueva York, New Haven and Hartford Railroad
�� Precio el 28 de Abril de 1902 – 255$. Precio el 2 de Enero de 1940 – 0.5$.
Chicago, Milwaukee & St. Paul Roud
�� Precio en Diciembre de 1906 – 199.62$. Precio el 5 de Enero de 1940 – 0.25$.
Chicago Northwesterm
�� Precio en Enero de 1906 – 240$. Precio el 2 Enero de 1940 – 0.31$.
Great Northem Railway
�� Precio el 9 de Febrero 1906 – 348$. Precio el 2 de Enero de 1940 – 26.63$.
(Página 24)
6º- Sobre el tema de comprar y mantener (buy & hold) las inversiones:
“Los especuladores de los mercados de acciones han perdido siempre dinero. Pero creo que la afirmación anterior se puede constatar con mayor seguridad que aquella que hace referencia al dinero perdido por los inversores que dejaron la posición abierta pensando que al final obtendrían beneficios” (Página 25).
Biografía de Jesse Lauriston Livermore (www.hispatrading.com) Pag. 4 de 6
“Desde mi punto de vista, los inversores son unos jugadores de apuestas. Realizan su apuesta, esperan, y si las cosas van mal pierden todo su dinero.” (Página 25).
7º- Acerca de aprender del pasado ya que la historia se repite:
“Las estructuras de los precios son recuerdos de figuras similares de precios pasados, que debes llegar a familiarizarte con ellas para poder predecir los precios futuros”.(Página 51).
8º- Algún consejo que podemos encontrar en el libro:
“Cuidado con la información privilegiad” (Página 58).
“... y si hubiera algún chivatazo fácil circulando por ahí, para hacer dinero fácil, nadie te lo va a decir para que te metas ese dinero en el bolsillo. (Página 58).”
9º- Los gráficos nos cuentan la historia verdadera del valor.
“La única explicación por la que un especulador o inversor pediría razonamientos desde un principio sería sobre el funcionamiento del mercado. Cada vez que el mercado no se comporte de la forma que esperabas – esa es razón suficiente para cambiar de opinión y cerrar tu operación rápidamente... Recuerda, siempre hay una explicación por la que una acción actúa de una determinada forma. Pero también recuerda que corres el peligro de no llegar a familiarizarte con esas razones que mueven el mercado, o familiarizarte con ellas cuando sea ya demasiado tarde.” (Página 71)
II. “Reminiscences of a Stock Operador” (Recuerdos de un operador de acciones)
Es todo un clásico que supuestamente fue escrito por Edwin Lefevre en 1923, es sin duda el libro más popular jamás escrito sobre la especulación. Lefevre fue un periodista financiero y el libro fue dedicado a Jesse Livermore. Es supuestamente una novela acerca de un trader ficticio llamado Larry Livingston, escrita por el propio Jesse Livermore y revisada posteriormente por Lefevre. A pesar de ser uno de los libros de trading más divertidos y estar escrito en un estilo de novela, “Recuerdo de un operador de acciones”contiene todas las verdades del mercado.
Incluiremos algunos ejemplos:
“De hecho yo siempre hago dinero cuando realmente estoy seguro de que la acción se va mover de una determinada forma. Lo que realmente me ha jugado malas pasadas ha sido el no hacer caso de mis conocimientos bursátiles y jugar con mis emociones. Por lo tanto sólo opero cuando estoy seguro de que los precedentes van a jugar a mi favor.” (Página 14).
“..pasado un tiempo, oí a muchos miserables lamentándose, y a las antiguas estrellas del mercado diciendo que todos –excepto ellos mismos- se habían vuelto locos.” (Página 34)
“…y lo único que puede hacer alguien que esté equivocado es estar en lo cierto dejando de estar equivocado.” (Página 103).
“Pero en la práctica, un hombre equivocado tiene que guardarse mucho de muchas cosas, pero sobre todo de sí mismo” (Página 122).
Biografía de Jesse Lauriston Livermore (www.hispatrading.com) Pag. 5 de 6
Ninguna librería financiera de cualquier especulador, puede dejar de incorporar una copia del libro “Recuerdos de un operador de acciones”. No nos extraña que muchos traders actuales hagan referencia regularmente a las citas de esta obra maestra.
Martín Zweig una vez dijo que: “Recuerdos de un operador de acciones”, es el mejor libro que jamás había leído. Además a aquellos que vienen a trabajar conmigo siempre les proporciono una copia del libro”.
Jack D. Schwager, autor de “Los Maestros del mercado” y “Los nuevos maestros del mercado”, dice del libro:
“En mis entrevistas con los 30 traders más famosos de nuestros tiempos, había algunas cuestiones que les planteaba en cada conversación. Algunas de estas cuestiones era por ejemplo, si ellos habían encontrado algún libro valioso que nos recomendasen para llegar a ser buenos traders y por supuesto la repuesta mas frecuente fue “Recuerdos de un operador de acciones”.
La mejor herencia que nos dejó Livermore fue por supuesto la historia de su vida. Debemos decir que era un hombre honorable y honrado que pagaba las deudas que legalmente no debería haber pagado. Por otro lado era un gran trader que usaba cualquier táctica legal para aumentar sus posibilidades de hacer dinero. Efectivamente, lo cierto es que en lo que sí coinciden tanto sus seguidores como sus detractores, es en el hecho de que era un gran especulador.
Neil A. Costa
www.marketmasters.com.au
La traducción de esta biografía se ha realizado con el permiso de Neil A. Costa (www.marketmasters.com.au) y no se permite la reproducción de ninguna parte de la presente, así como tampoco se permite su emisión, transmisión o registro electrónico o de cualquier otro tipo, sin la previa autorización escrita de TradeSolver S.L.
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