Lo de asociar neófitos bursátiles y valor intrínseco es muy desafortunado
Yo tan sólo me refería a que los principiantes (neófitos, perdón, puse neonatos, será porqué mi prima dio a luz el pasado martes...) son los que tienen a confundir estos aspectos que comentábamos arriba.
Acerca del concepto que esgrimes del valor intrínseco real de la acción, ésta es imposible de calcular, ya que existen demasiadas e incalculables variables, por lo que es una utopía (y no es una opinión, es un hecho). Si pudiéramos calcular tal dato de forma perfecta no habría desviaciones, simplemente ajustes debido a la naturaleza de la empresa y a su continuidad futura en el mercado cambiante; esto no existe, no podemos calcular tal cosa. Es como si puedieras calcular el viento que hará en Cadiz dentro de 4 años: utopía.
Ahora bien, si te refieres a una valoración fundamental, de las clásicas, es otra cosa. Aquí cada uno tendrá su opinión y todas son válidas, los habrá de Soros y de Buffet, de Value y de Precio-Aceptación, y de quantitativo y de Teoría del Caos. La mía? El precio es lo que cuenta. Lo demás, me la suda. Si el precio está en 8$, la acción vale eso. Cuantas veces he escuchado "values" diciendo el precio de la acción está a 10$, pero en realidad vale 34$. Vale, muy bien, pues a comprar como locos, no? Pues no. jajajajaja! Pues entonces, pa que??? Y a las pruebas me remito, echad una ojeada a los precios objetivos o alzas esperadas de los gestores "values", y veréis que quedan retratados, se salvan por su atemporalidad en las inversiones, es decir, que en el largo plazo siempre se sube, pero me encantaría verles en un escenario japonés, a ver que harían...
Me río especialmente con uno de estos "values", ganador de varios y cotizados premios de inversión; en 2011 argució que 34 de los 35 valores del Ibex-35 estaban baratos, sólo uno era caro, recomendando sobreponderar los 34 y infraponderar el caro. Ese año sólo subió el que él argumentaba caro (si no recuerdo mal fue Inditex, un rara avis ese año pero que su negocio iba viento en popa).
En fin, que el tiempo pone cada uno en su lugar.