Para ilustrar dicha “táctica personal” nos pone como ejemplo la venta de puts con strikes 8.900-9.000 con el Ibex en 9.500 y tendencia alcista. Añade que si detecta un cambio de tendencia cierra la posición y abre otra a favor de la nueva tendencia y que nunca, jamás, deja que la cotización se acerque a menos de 200 puntos del strike vendido.
Nada que objetar, salvo que el adjetivo “personal” me parece excesivo aplicado a una tipo de operativa que, con unos matices u otros, es del todo convencional y de sobras conocida por la inmensa mayoría de operadores en el mercado de opciones.
Pero desde el punto de vista estrictamente teórico la venta de “naked options” (opciones desnudas) presenta el serio inconveniente de que el riesgo asumido es ilimitado y eso dificulta mucho la aplicación racional de esta estrategia a una parte importante de nuestras carteras.
Además, la evolución de la curva P/L ante movimientos inesperados (la aparición de los, últimamente, tan de moda “cisnes negros”) es tremendamente desfavorable. Personalmente considero que nadie que pretenda permanecer en el mercado en el largo plazo pueda obviar la posibilidad de que ciertos eventos raros puedan dañar su cartera.
La forma de salvar este escollo es la venta de vertical spreads o spreads a crédito, esto es, la venta de una serie de opciones OTM y la compra del mismo número de opciones algo más OTM con el fin de dejar cubiertas las primeras.
Aunque así se consigue limitar las posibles pérdidas, lo más importante es que la curva P/L de la estrategia, en caso de un movimiento del subyacente en contra de la posición, no es tan desfavorable como en el caso de la venta de opciones desnudas.
Supongamos que operamos con opciones sobre el mini-S&P, con el subyacente en 1400, a un mes de vencimiento y la volatilidad en el 20%. La venta de 4 puts 1325 al precio teórico de $7,00 nos posibilitaría el ingreso de una prima de $1.400 y nos daría una posición delta 32 (expresada en $ por punto de subyacente).

Pues bien, la misma posición aproximadamente equivalente, con una delta 34, la podríamos conseguir vendiendo 10 put spreads 1325/1300 (venta de 10 puts 1325 y compra simultanea de 10 puts 1300).

El beneficio inmediato que encontramos con la venta del spread es que ingresamos $1.714, esto es $286,64 más que con la venta simple de opciones, que incluye el descuento de los $27,36 de gasto de más en comisiones (tarifa convencional IB) respecto a la primera estrategia.
Pero no es ahí donde radica la auténtica mejora de la venta de spreads respecto a la venta de opciones desnudas. Supongamos que dejamos la posición abierta, en las condiciones comentadas, el viernes por la noche y el domingo por la tarde Bin Laden, un trader de Societé Generale o cualquier cosa que se os ocurra, deciden hacer de las suyas y el mercado abre la semana con un hueco a la baja del 5% y la volatilidad de las opciones disparándose al 25%.
Pues bien, en estas condiciones las puts 1325 y 1300 pasarían a valer $35,44 y $24,43 respectivamente. Esto convertiría las pérdidas latentes del vendedor de opciones en $5.688 frente a las pérdidas arrojadas por la venta del spread en $3.790.
En conclusión, no solo el spread nos posibilita mayor ingreso de primas a riesgo de corto plazo equivalente, sino que además nos permite una cobertura adicional frente a la posibilidad de fuertes pérdidas derivadas de algún bandazo del mercado.
Lógicamente todo lo aquí escrito solo se entiende en mercados de opciones realmente serios, con horarios, volumen y liquidez suficiente, y solo es posible llevarlo a la práctica operando con brokers que permitan la realización de combos, tipo IB, optionsxpress o thikorswim.
Por supuesto esto último descarta a MEFF y seguramente a la totalidad de brokers españoles, pero si con este tipo de escritos se consigue que la gente abra los ojos y vea como las condiciones del mercado español hacen que las matemáticas se giren aún más en contra del operador individual, yo ya me doy por satisfecho.
Un saludo