El escenario general es que la QE iniciada por el BCE, desde que se anunció en enero, ha tenido una historia turbulenta, con volatilidad en los rendimientos del Bund a largo plazo - el activo refugio más seguro de la Eurozona - muy por encima de los rendimientos de los bonos japoneses (JGB) como puede verse en el gráfico. La volatilidad ha deteriorado el canal de transmisión clave de la QE, que no es otro que empujar a los inversores de la zona euro a comprar activos de riesgo y con ello impulsar el crecimiento. Según Goldman Sachs este fue el motivo por el que el EURUSD subió hasta 1.1400 en mayo (ver gráfico).
La reunión del BCE de esta semana es, por tanto, algo más que una decisión de política monetaria habitual. Se trata de la arreglar algunos de los daños causados este verano y "hacerlo tal y como se ha dicho que se iba a hacer". En este sentido Goldman Sachs opina que este aspecto no lo está valorando el mercado y significa que, junto con el bajo apetito por el riesgo tradicional en esta época del año, hay pocos aspectos en contra de que el BCE nos sorprenda con nuevas medidas el 3 de diciembre.
Goldman Sachs espera que el EURUSD caiga hasta 1.0500 antes de la reunión del BCE, y después caiga 200-300 pips en la sesión, para después caer hasta la paridad hacia finales de diciembre, con la ayuda de una subida de tipos por parte de la Fed.
Una vez retornen los operadores en enero, la divergencia entre ambas divisas se acelerará, pudiendo incluso adelantarse la previsión de Goldman de EURUSD a 0.9500 en 12 meses se adelante al primer trimestre de 2016.
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