O eso parece, al menos en Europa. Cuatro años después del boom del trading de alta frecuencia (en inglés, High Frequency Trading o HFT) las dos principales autoridades europeas de mercados financieros, la alemana BaFin y la francesa AMF, han decidido ponerse al día y actualizar la legislación para adaptarse a los tiempos que corren.
En el caso francés, el ministro francés de Finanzas, Pierre Moscovici, anunció el pasado 7 de diciembre en una entrevista en televisión que «su Gobierno prohibirá las operaciones bursátiles automatizadas de alta frecuencia, así como las operaciones especulativas sobre las materias primas», tal y como informa El Economista.es. Dichas disposiciones se concretarán en el proyecto de ley de reforma bancaria que el Consejo de Ministros posiblemente apruebe hoy. Lo que no está claro es como se ahora, lo que me hace ser algo escéptico sobre si finalmente harán algo o acerca de la posible efectividad de las medidas.
Mucho más claro y mejor estructurado lo tienen los alemanes. Tal y como informa GeorgM en el Foro, la BaFin explica en su boletín trimestral algunos de los detalles del borrador de la Ley de Trading de Alta Frecuencia elaborado a finales de septiembre. Dicha Ley nace como consecuencia de la preocupación del regulador por el impacto de este tipo de operativa en el mercado, como por ejemplo el incremento de carga en los sistemas informáticos o el efecto de una reacción en cadena de varios algoritmos.
El objetivo es supervisar a todas aquellas entidades que no estén controladas ya por la BaFin y que realicen este tipo de operativa, debiendo ahora obtener autorización por parte del regulador para realizar este tipo de actividades. Además deberán cumplir varios requisitos: por ejemplo, las firmas de trading de alta frecuencia deberán asegurarse de que sus sistemas son robustos, tienen capacidad suficiente para gestionar el volumen de órdenes y disponen de parámetros de control y límites adecuados; también deberán contar con sistemas de contingencia en previsión de posibles fallos.
Así mismo, se definirá claramente qué prácticas de la operativa de alta frecuencia pueden considerarse manipulación de mercado. En particular, toda aquella orden de compra o venta que sea enviada al mercado con la intención de interrumpir o retrasar el funcionamiento de los sistemas, dificultar a terceras partes la identificación de órdenes auténticas de compra o venta, o crear una impresión falsa o distorsionada acerca de la oferta o demanda de un instrumento financiero podrá ser considerada como un intento de manipulación del mercado. El objetivo de esto no es otro que evitar las prácticas señaladas recogidas por la European Securities and Markets Authority (ESMA), entre las que se encuentran el Quote Stuffing (del que ya hablamos el año pasado, consiste en introducir un gran número de órdenes y/o cancelaciones/modificaciones de las mismas para enlentecer el sistema y tomar ventaja de ello), Momentum Ignition (introducir órdenes para iniciar o exacerbar una tendencia, animando a otros participantes a seguirla, en ocasiones acompañado de un rumor falso) y el Spoofing (similar a lo que hacía Paul Rotter, consiste en poner una orden de volumen importante en un lado del libro de órdenes con la intención de ejecutar nuestra orden a mejor precio en el lado contrario del libro, eliminando posteriormente la orden inicial).
También se exige un mayor control a las Bolsas y MTFs, estableciendo medidas para garantizar una correcta negociación y cargando comisiones diferentes en función del uso de los sistemas de acceso al mercado, sobre todo en el caso de una cantidad desproporcionada de órdenes introducidas, modificadas o canceladas (realmente esto no es nada nuevo, por ejemplo, en los mercados de futuros, de hecho CME y Eurex tienen penalizaciones para un uso excesivo de los sistemas informáticos).
Otras novedades incluyen el establecimiento de un ratio máximo de órdenes vs. operaciones ejecutadas, definir el tamaño mínimo permitido para los ticks o la implantación del flagging (identificación electrónica para las órdenes generadas por un determinado algoritmo). Esta última medida permitirá al regulador solicitar información sobre un determinado algoritmo e incluso prohibir su uso si se considera que viola la nueva normativa.
Sin lugar a dudas, hay que reconocer que esta nueva regulación del HFT en Alemania es totalmente pionera y es muy probable que estas medidas sean introducidas en la próxima revisión de la MiFID, que como saben deberá traspuesta a las regulaciones de mercados financieros de cada país de la Unión Europea. Sin duda todo un desafío para aquellos que gozan de cierta ventaja frente al resto en el mercado…