Historias de Trading IX

Novatos que pierden todo su dinero, el día a día de una trading room en un prop trading, la corrupción en la City… Todo cabe en Historias de Trading. En nuestra historia de hoy, basada en hechos reales, corrupción, especulación inmobiliaria y política se dan la mano.

CAP 9. DE CUANDO PUNSET DECIDIÓ HACER TRADING

Joe no era un tipo corriente. Apasionado de la Bolsa desde muy joven comenzó su carrera profesional como broker para Inversis en el parquet de la bolsa de Madrid. Todo era entusiasmo y excitación: siempre recordará con mucho cariño el primer día que piso el parquet, fue en enero del 2008 y ese día el Ibex tuvo una de las mayores caídas de su historia. Había un ambiente de frustración ya que nadie podía dar una respuesta, todos iban de box en box preguntando qué estaba pasando, se acercaban a los compañeros de la CNN e Intereconomia para saber si ellos podían dar algo de sentido, pero todo fue inútil en ese día.

Su aventura duro varios meses pero Joe tenía claro que iba a ser algo pasajero. Trabajaba desde las 8:30 hasta las 17:30, y cuando terminaba se iba a la universidad. Durante este periodo de su vida aprendió mucho sobre cómo burlar a los platanitos sacadineros de las zonas azules y verdes de la zona y, en definitiva, aprendió más acerca de la vida de lo que el trabajo en si podía enseñarle. Las personas con las que se cruzaba no eran más que simples apostadores que usaban la palabra invertir en bolsa, jugar a la bolsa, ya están las manos fuertes lavando el mercado, las puñeteras maquinitas etc. en vez de usar términos como especular, ponerse corto, coberturas, stop loss, etc. ¡Cuánto bien haría un campo de petanca en las inmediaciones de la Bolsa de Madrid!

Viendo que aquello era más un museo con máquinas tragaperras, Joe tomó la decisión de no continuar en la línea de ser un simple broker y meter órdenes para los demás, quería operar y tomar sus propias decisiones. Un día le llamaron para una entrevista de trader junior en la localidad de un pueblo cualquiera. Para Joe era un día importante ya que no salían muchas ofertas de trabajo sobre esta profesión en concreto. Después de las 17:30, salió del casino de la Bolsa de Madrid y se dirigió a la cita con nerviosismo. Las oficinas estaban en la 4ª planta de un edificio propiedad de una famosa constructora. Al llegar las secretarias le indicaron que pasara a la sala donde más adelante se uniría el que más adelante se convirtió en su «jefe». Una vez Joe tomó asiento, empezó a pensar varios escenarios posibles sobre su posible entrevistador, resultando como vencedor el típico hombre de unos 35-45 años, con un traje caro y algo acelerado. Si bien Joe iba preparado, la primera sorpresa fue ver entrar a un hombre mayor, cercano a los 60 años, muy desmejorado, con una gran capa gris, más común en años de postguerra; el pelo (el que le quedaba) se asemejaba al de Punset recién despertado después de una noche en un after (de ahora en adelante le llamaremos PunsetTrader). Joe pensó que quizás sería el tipo de recursos humanos, seguramente habría más entrevistas. La entrevista fue muy bien: Joe se creció y empezó a hablar de sus conocimientos del mercado, de su forma de hacer trading, de los libros y traders conocidos… parecía que el profesor atendía al alumno. Al final de la reunión de casi 2 horas, el entrevistador le dijo que quería que empezará ya, siendo su mano derecha, para hacer un equipo de 2 a 3 personas más. Esto dejó descolocado a Joe:

– Pero ¿yo seré tu mano derecha? –

– Sí – respondió rotundamente el entrevistador.

Joe salió de la entrevista con sentimientos contrarios pero muy contento. Tenía que decir esa misma semana a sus compañeros que se iba a un trabajo mucho mejor, y la idea de tener a su lado a PunsetTrader le hacía pensar que «más sabe el diablo por viejo…». Estaba claro que iba a aprender mucho y eso es lo que quería.

El primer día, como todos los días que te enfrentas a un nuevo proyecto Joe lo veía todo con otros ojos: todo le parecía emocionante, lo único que sabía era el día que se tenía que presentar y que iba a trabajar especulando en futuros con el capital de la constructora en un departamento nuevo que estaban desarrollando. Punset le dijo que iban a hacerse de oro y que comprarían una planta entera para todo el equipo si la cosa iba bien. El lugar de trabajo no estaba mal del todo: tenían una sala de unos 90 metros cuadrados con baño privado para 4 mesas amplias, 2 monitores por PC, y como herramienta de trabajo Visual Chart. Joe conocía muy bien esa herramienta de trabajo (aunque más adelante nunca más lo volvería a usar).

Durante los primeros días no pudimos operar porque tenían que esperar a que funcionarán las licencias de Visual Chart, a que el broker recibiera la transferencia de 120.000 €, etc. Después de varios días con ganas de poder empezar, llegó el ansiado día: todo el equipo sentía la adrenalina típica de antes del chupinazo de un encierro de los Sanfermines. Sin embargo, nada más empezar tuvimos nuestra primera desilusión: la forma de operar. Cada uno de los traders debía decir en voz alta su perspectiva y su estrategia de mercado, siendo PunsetTrader el que autorizaba las ordenes. Los primeros días no entró ninguna orden porque, como todo el mundo que conoce el trading y recuerda la primera vez que operó con dinero real, te invade una sensación de pánico al meter tu primera orden. Te invaden los nervios, nervios que se acentúan si piensas que viendo los gráficos todo es fácil, y que las estrategias no fallan sobre el papel, pero luego en real los precios están por pintar y el mar de dudas de quien ha perdido o no ha operado se apoderan de su capacidad de reacción.

PunsetTrader explicaba cada día cómo iban a hacerse millonarios; alardeaba de sus conocimientos de las ondas de Elliot, que nunca fallaban. Compraba y vendía a la vez (coberturas) y cuando la tendencia se empezaba a desarrollar, cerraba la pata con pérdidas y dejaba entrar en beneficios la posición con la pata que iba en la dirección de la tendencia. Todo esto se vino abajo cuando descubrimos que, si compras y vendes el mismo futuro, se cierran las posiciones!!! ¡Qué sensación más negativa ver como todo lo planeado se iba al traste tal y como estaba estructurado! Lógicamente a la vista de la sabiduría de nuestro jefe, pasamos a hacer direccional.

Sin embargo Joe no podrá olvidar lo eternamente agradecidos que estarán los mercados el día en se fue el equipo a comer y PunsetTrader se quedó solo. Después de comer, volvieron a las 15:30 a la oficina que les vio nacer como traders, con las ganas de poder hacer realidad el sueño de vivir de la Bolsa y comprar coches caros. Sin embargo, nada de esto iba a ser así: Joe abrió la puerta de la oficina y se encontró a PunsetTrader con la cara desencajada y fumando. ¿Fumando? Teóricamente no se podía fumar, de hecho él no fumaba. Fue su primer cigarro en varios años, no apartaba la mirada del monitor mientras daba vueltas como un pollo sin cabeza gritando desde el fondo de la sala: ¡LA HEMOS JODIDO, LA HEMOS JODIDO, LA HEMOS JODIDO PERO BIEN, COÑO!

– ¿Cómo que “hemos”? – pensó Joe para sus adentros.

Todo el equipo corrió hacia él para ver qué pasaba. Le preguntaron qué ocurría y todos comprendieron rápidamente al mirar a su pantalla: iba perdiendo 30.000€!!! Todos se miraron a la vez y telepáticamente se dijeron: ¿qué coño ha hecho este tío para perder 30.000 € en menos de una hora que hemos estado fuera? Muy sencillo: había entrado en el DAX comprando 10 futuros justo antes de una noticia. No paraba de dar vueltas y decir:

– ¿Ahora qué hacemos para arreglar esto? –

Joe lo tenía muy claro: iban perdiendo 30.000 pero podían perder más. Sugirió cerrar ya, había muchas oportunidades para recuperar la cuenta otro día. Pero PunsetTrader se negó. Dijo que el mercado iba a volver y que había que esperar. Estuvieron esperando hasta las 18:00 h., cuando ya iba perdiendo cerca de 45.000 € pero insistía en mantener. Todo el mundo se fue a su casa y al día siguiente, PunsetTrader les contó que se quedó hasta las 22:00 h. para cerrar la operación con unas pérdidas de 60.000 €. Sí señor, un genio del trading: mirando el gráfico de la sesión anterior había comprado en lo más alto del día y había cerrado en los mínimos. ¡Bien! ¡Empezamos bien!.

Las siguientes semanas fueron iguales: el equipo proponía estrategias pero decía que no a todas. PunsetTrader pasó dos semanas sin operar y delegó todas las operaciones en Joe, el cual operaba normalmente con 1 contrato de Dax y lograba ganar entre 500 y 1.200 € al día. La cosa iba bastante bien hasta que un día que Joe estaba comprado en el Dax, iba a cerrar la operación en breakeven antes de una noticia y ¡oh sorpresa! La plataforma del broker no funcionaba: trataba de cerrar la operación pero la orden no entraba. Quedaban pocos minutos por lo que decidió llamar por teléfono para que la cerraran manualmente por teléfono, pero una amable secretaria le puso en espera para luego preguntar que para qué quieres hablar con la mesa de operaciones. Joe explotó:

– ¿Vd. qué cree? Su sistema está caído y tengo que cerrar una operación inmediatamente. Páseme ya con la mesa! –

Tras varios minutos, por fin le pasan con la mesa y cuando por fin habla con uno de ellos, parecía como si fuera la primera vez que alguien llamaba contando que tenían que cerrar de forma manual una operación. Y mientras tanto claro, la ley de Murphy: sale la noticia y el mercado cae. Joe no tuvo más remedio que esperar a la conexión para cerrar las ordenes con unas pérdidas cercanas a los 5.000 €. Al fin y al cabo era lo que llevaba ganado en las últimas semanas por lo que la cuenta estaba en breakeven, pero todo el trabajo se fue a tomar por saco gracias al broker (para más señas, se trata de un conocido broker español).

Después de este problema, PunsetTrader consoló a Joe y decidió retomar él la operativa, o lo que es lo mismo, pasaban los días sin operar. Dado el aburrimiento que ello provocaba, el equipo se fue a comer de nuevo y dejó a PunsetTrader solo de nuevo. Durante las comidas, el tema de conversación siempre era el mismo: la operativa de Punset, su incapacidad para dejar los sentimientos a un lado, la negatividad… y la frase preferida: «¡Qué miedo dejarle solo! ¿Te imaginas que ahora vamos y ha vuelto a perder otros 60.000 €? Ja ja ja ja” Todavía resonaban los ecos de las risas de la comida cuando al volver a la oficina sufrimos un terrible deja vu: ¡LA HEMOS JODIDO, AHORA SI QUE LA HEMOS JODIDO PERO BIEN COÑO! Mentalmente todo el equipo se estaba descojonando aunque se trataba de mantener la compostura.

– ¿Cuánto esta vez? – preguntó Joe  

PunsetTrader respondió señalando a la pantalla: como siempre iba cargado de varios contratos y llevaba unas pérdidas cercanas a los 50.000 €.

– ¿Qué hacemos? – volvió a preguntar PunsetTrader

Esta vez Joe cambió su respuesta:

– Para lo que vas perdiendo, no te merece la pena cerrar, es mejor esperar a ver si vuelve algo –

Al final se recuperó algo terminando las pérdidas en “sólo” 35.000 € cuando cerró la operación (y lo que le costó cerrarla!).

Todo el equipo estaba harto de PunsetTrader y de su forma de trabajar por lo que pensaron en hacer un motín aunque no sabían cómo. Casualmente Joe tenía un contacto en el pueblo donde estaban las oficinas al cual le contó la historia y le enseñó algunas fotos. Al ver las fotos el amigo de Joe se quedó perplejo y logró dar respuesta a las preguntas que emergían en su cabeza como burbujas en una botella de gaseosa.

¿Qué pinta este tío aquí?
¿Qué le habrá contado a los de la empresa para que le dejen dinero en este chiringuito?
¿Por qué nunca quiere comer con nosotros?
¿Por qué siempre va con la capa de mago del Señor de los Anillos con la capucha puesta a 40º incluso en verano?
¿Por qué nos cuenta que es una persona famosa en el pueblo y no quiere que nadie le reconozca?

La respuesta era simple: PunsetTrader había sido alcalde de pueblo y había salido muy mal parado. En la plaza del pueblo se habían amotinado literalmente por todos los escándalos urbanísticos, ya que había construido  una enorme cantidad de bloques de pisos con recalificación de terrenos incluida. Atando cabos estaba claro el asunto: teníamos un alcalde de pueblo que por un escándalo inmobiliario pierde su puesto, así que se dedica a especular con el dinero de una constructora.

De vez en cuando venían de otras plantas los ”socios” de la constructora y soltaban pullas del tipo “Joder, yo estoy trabajando y cuando tengo 5 minutos juego con mi dinero en Bolsa y gano más que vosotros? ¿De verdad os llamáis profesionales?” Joe siempre se mordía la lengua pero le daban ganas de responderle: “Sr. Socio, yo tengo una nueva forma de especular, póngale una demo a PunsetTrader, que quiero hacer yo en real lo contrario, no hay fallo!”

Sin embargo, esta vez los “socios” tenían otros planes: al día siguiente vino un informático y puso un sistema de videovigilancia interno, para ver qué hacían Joe y el resto de traders. La excusa era que se trataba de un sistema de seguridad pero el caso es que las cámaras estaban enfocadas a los monitores.

Los últimos días de trabajo fueron muy aburridos: no había casi saldo suficiente para entrar en el Dax por lo que el equipo tuvo que empezar a operar en Bund, y Eurostoxx. Tuvieron algunos días buenos pero lo cierto es que al final se pasaban todo el día jugando al póker online o al buscaminas. Así hasta que un viernes por la tarde llegó un sobre con el despido de todo el equipo, incluyendo a nuestro amigo PunsetTrader.

Acto seguido Joe y sus compañeros se fueron de copas a recordar todas las historias que habían vivido durante esos meses en la empresa, y la noche terminó a las 12 del mediodía del día siguiente en un chalet de El Viso. Sin duda, una gran noche de despedida.

¿Y qué fue del exalcalde? Bueno, Joe me contó el otro día que le ha visto pasearse sin su capa por otro pueblo, bastante alejado de dónde ocurrió todo. Esperemos que no repita sus excelentes hazañas en el Dax.

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