Historias de Trading XI: Art Cashin y Los Misiles de Cuba

Hacía bastante tiempo que no publicaba una Historia de Trading. De hecho, la última la saqué ¡en febrero de 2014! Como ya sabéis en estas historias cortas os cuento cosas que pueden estar basadas en hechos reales (o no :D) para reflexionar sobre ellas y abrir debate.

El caso es que en los últimos días, con las tensiones bélicas al alza y las posibilidades de una Tercera Guerra Mundial en su mayor nivel de las últimas décadas, una historia apócrifa del mítico Art Cashin, director general de UBS Financial Services, ha estado circulando por las mesas de negociación. En ella, un venerable trader explica por qué cuando el pánico vendedor se apodera de Wall Street, como sucedió durante la Crisis de los Misiles de Cuba, el movimiento correcto era comprar de todo.

Os comparto por aquí una versión traducida de esta historia. Se trata de un relato breve y sencillo que deja entrever cómo debería ser el pensamiento de un trader experimentado en tiempos de crisis como los actuales.

Art Cashin y los Misiles de Cuba

Esta fue la lección que aprendí durante la Crisis de los Misiles en Cuba. Por aquel entonces, estudiaba con el Profesor Jack en un salón llamado Eberlin’s, a una manzana de la Bolsa. Recuerdo claramente que me sentaba debajo de una cabeza de alce disecada.

La matrícula se pagaba con whisky «a la antigua». Las clases duraban hasta que o bien te quedabas sin dinero para comprar bebida, o bien Jack se quedaba sin poder estar de pie. En realidad, Jack era un trader de 62 años que negociaba acciones de empresas productoras de plata. Por su aspecto podías pensar que no sabía nada de los mercados pero en realidad tenía más conocimientos en la cabeza que muchas bibliotecas universitarias.

Corría el mes de octubre de 1962 y estábamos en plena tensión con la crisis de los misiles en Cuba. Había rumores de que Rusia había lanzado misiles y el Dow Jones se desplomó cerca del cierre.

Recogí mi escritorio y corrí hacia el Eberlin’s a sentarme en mi sitio debajo de la cabeza de alce. Iba excitado y animado, como solo un joven de 18 años puede estarlo. Jack ya estaba allí y, cuando irrumpí por la puerta, grité: «¡Jack! Jack, había un fuerte rumor de que los misiles habían sido lanzados y traté de ponerme corto en el mercado pero fracasé».

Jack dijo: – «¡Cálmate chico! Primero invítame un trago y luego siéntate y escúchame». Pedí la bebida y me senté dócilmente.

Jack dijo – «Mira chico, si oyes que los misiles vuelan, los compras. No los vendes».

«¿Los compras?» dije, algo desconcertado.

«¡Claro que los compras!», dijo Jack. «Porque si te equivocas, tus operaciones nunca serán liquidadas. Estaremos todos muertos».

Sin duda, esa es una lección que no se aprende en Wharton ni en ninguna otra escuela de negocios.

Cabeza de Alce Disecada

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