Conceptos Erróneos sobre Puts y Calls

Este artículo está destinado para aquellos que creen saber mucho sobre opciones, pero que en realidad saben muy poco. Si usted no sabe lo que es un «put» y lo que es un «call», lamentablemente no va a entender una sola palabra de lo que vamos a explicar. Y lo sentimos, pero el propósito de este artículo no es explicar lo que son las opciones, pero más bien erradicar ciertos conceptos erróneos que existen sobre éllas. Para instruirse sobre opciones, suscribase a Oportunidades. Obtendrá una educación amplia al respecto y mucho más.

Este artículo o comentario es un poco largo, pero vale la pena leerlo íntegramente. Asumiendo que usted sabe algo sobre la compra y venta de opciones, ¿cuál de las dos siguientes posiciones preferiría asumir?

1. Yo prefiero comprar una opción porque de esa manera mi riesgo está limitado a la prima que pagué. Jamás puedo perder más que la prima, sin embargo, mi posible utilidad es ilimitada.

2. Yo prefiero vender una opción aunque entiendo que nunca podré ganar más de lo que cobré por la prima y encima tengo que asumir el riesgo de una pérdida ilimitada.

O sea, riesgo LIMITADO y utilidad ILIMITADA versus riesgo ILIMITADO y utilidad LIMITADA. Bien pues, ¿cuál prefiere? La respuesta es obvia, ¿verdad?

Si usted prefiere comprar opciones, y nunca consideraría ser un vendedor u «otorgador» de opciones, lo más probable es que usted sea un novato en el mundo de derivados y tarde o temprano los profesionales devorarán hasta el último centavo que usted tenga para invertir.

Si usted ocasionalmente compra opciones, pero generalmente es un vendedor u «otorgador» de opciones, lo más probable es que usted sea un profesional en el asunto y sepa exáctamente a lo que nos estamos refiriendo. Discúlpenos si educamos a una que otra víctima suya, pero no se preocupe, cada minuto nace una nueva.

Vayamos por pasos. Lo bonito de las opciones es que con ellas se puede construir una infinidad de estrategias con las cuales afrontar el mercado. Algo similar como mandarse hacer un traje a la medida. Muchas de estas estrategias—algunas sumamente sofisticadas—requieren la compra de una o más opciones. No queremos volver este artículo demasiado técnico y bajo el riesgo de ser demasiado simplísticos, queremos manifestar lo siguiente:

Excluyendo estrategias sofisticadas, en general (fíjese que enfatizamos «en general»), solamente existen tres posibles razones por querer comprar opciones.

1. COBERTURA DE RIESGOS FINANCIEROS. Muchas empresas transfieren sus riesgos a los inversionistas fijando el precio de un activo o pasivo con la compra o venta de futuros. Sin embargo, muchas veces es preferible fijar el precio «tentativamente» por medio de la compra de una opción, versus fijar el precio «concretamente» con un futuro. En este caso, la compra de una opción ofrece el derecho, más no la obligación, de ejercerla. Esto permite que una empresa cubra sus riesgos financieros por medio de una cobertura, pero no la obliga a utilizarla en caso de no ser necesario. Traducción: una cobertura «flexible» y lo flexible casi siempre es mejor que lo estático.

2. STOP-LOSS. La mayoría de los inversionistas nunca consideran comprar una opción como «stop-loss». El problema con un «stop» tradicional no es sólo el nivel de precio al cual decidimos establecerlo, pero también nuestro «timing». Por ejemplo, podemos estar seguros de que el precio va a subir y compramos, asumiendo un riesgo de 10 puntos y ahí fijamos nuestro «stop»—10 puntos por debajo del precio al cual compramos. Sin embargo, nuestro «timing» estuvo equivocado y el mercado cae 20 puntos. Damos gracias de haber puesto el «stop» ya que solamente perdimos 10 puntos en vez de 20.

Pero luego el mercado hace precisamente lo que habíamos pronosticado y sube 150 puntos. Como podemos ver, no importa que hayamos usado un «stop» de 10 puntos, o de 12, o de 14…..o de 20. Nuestro «timing» fue erróneo y el «stop» a cualquiera de esos niveles nos hubiera sacado de la jugada.

En lo que nunca nos fijamos es que el «put en-el-dinero» comandaba una prima de 10 puntos. O sea, pudimos haber comprado el «put», arriesgando en prima lo mismo que arriesgamos con el «stop» y obtener la mismísima protección…..y aún más. O sea, si el mercado caía 10, 15, 20 ó 100 puntos, el «put» cubriría cualquier pérdida adicional más allá de los 10 puntos originales. Pero la opción, contrario a lo que ocurre con el futuro, no nos obliga a abandonar la posición. Cuando el mercado sube 150 puntos, lo que hubiese sido una pérdida de 10 puntos se convierte en una ganancia de 140 puntos (descontando la prima de 10 que pagamos).

En otras palabras, utilizar una opción como «stop» tiene un costo adicional, pero ese costo generalmente vale la pena porque permite que nuestro «timing» esté incorrecto cuando nuestro pronóstico es correcto.

3. OPCIONES FUERA-DEL-DINERO. Si al comprar una opción las probabilidades dictan que vamos a perder dinero (veremos eso más adelante), entonces más vale que el riesgo valga la pena. Mientras más fuera-del-dinero esté la opción, más probable es que valga cero a su expiración y eso significa una pérdida total. Pero debido a la alta probabilidad de que estas opciones nunca sean ejercidas, sus primas son monetariamente diminutas. Con este tipo de opción perderemos casi siempre, pero la pérdida monetaria será mínima. En cambio, acertar un fuerte movimiento a nuestro favor puede lograr que una cantidad insignificante de dinero se convierta en una cantidad importante de dinero. No es imposible—y ocurre con más frecuencia de lo que usted se imagina—que una opción fuera-del-dinero suba 10, 15 ó 20 mil porciento en cuestión de meses.

Tampoco se trata de estar comprando opciones fuera-del-dinero todo el tiempo. Eso sería un camino seguro a la ruina. Este tipo de opción ofrece grandes argumentos de ser comprada cuando el mercado logra extremos de precio. O sea, se encuentra en mínimos o máximos históricos. Todo lo que sube vuelve a bajar y todo lo que baja vuelve a subir. Una opción de compra—un call—fuera-del-dinero cuando el precio se encuentra en mínimos históricos y la pesidumbre es la norma del día, tarde o temprano dará resultados extraordinarios. Y como su prima prácticamente no vale nada, podemos darnos el lujo de comprarla sucesivamente hasta que finalmente le pegamos al «gordo».

Aparte de las tres razones que detallamos arriba, generalmente es suicida comprar opciones.

EL 80% DE LAS OPCIONES EXPIRAN SIN VALOR O POR DEBAJO DEL NIVEL DE COMPRA.

Así es. La gran mayoría de las opciones expiran en valor cero o por debajo del precio al cual usted las compró. El «cáncer» de nuestra industria—los corredores de bolsa sin escrúpulos y/o poca formación bursátil—inducen a sus clientes a comprar opciones bajo la premisa que «el riesgo está limitado…..nunca puedes perder más que la prima….y la utilidad—si estamos correctos—es ilimitada». Suena atractivo y la verdad es que no están mintiendo. El riesgo sí está limitado al monto de la prima. Lo que se olvidan de explicar es que las PROBABILIDADES son altas de que eso es precisamente lo que va a ocurrir: se perderá todo o parte de la prima pagada.

Si vender u «otorgar» opciones fuese tan riesgoso como parece—riesgo ILIMITADO versus utilidad LIMITADA—nadie las vendería. Sin embargo, son los novatos los que las compran y son los profesionales quienes las venden. ¿Quién cree usted que gana la mayoría de las veces?

Solemos ver mucho de esto en los foros de inversión que existen en internet. El líder del foro (generalmente un perdedor ya sazonado) aconseja con su «sabiduría» a los recién iniciados (generalmente futuros perdedores en busca de experiencia) solamente comprar opciones—nunca venderlas. No tiene sentido asumir ese tipo de riesgo. O al menos eso es lo que él equivocadamente cree.

El verdadero riesgo—sea éste limitado y toda la cosa—está en la COMPRA de opciones. El comprador no solamente tiene el factor mercado en su contra, pero también tiene el factor tiempo en su contra. El vendedor, en cambio, se beneficia con el tiempo y lo más probable es que el mercado también lo beneficie. Veámos por qué.

Utilicemos el siguiente ejemplo. Digamos que el futuro de X cotiza en este momento a 300. Usted piensa—inducido por el gurú del foro, o peor aún, por su corredor—que el precio próximante subirá hasta 350. No queriendo asumir el riesgo asociado con la compra del futuro mismo, usted prefiere comprar un call con strike 300. Esto le confiere el derecho de ejercer la opción por un futuro a un precio de 300. La opción expira en 30 días y usted paga una prima de 10. Ahora veámos los posibles resultados.

1. El precio del futuro X sube como usted se imaginaba, rebasa 310 y acaba en 350 cuando expira su opción. Usted ejerce la opción y se encuentra con una ganancia de 40 puntos (50 puntos menos los 10 puntos que costó la opción). Que lindo es comprar opciones, ¿verdad?

Sólo que ese es el UNICO escenario bajo el cual usted ganará. El precio FORZOSAMENTE tiene que subir, encima tiene que SUPERAR 310 y todo esto debe de ocurrir ANTES de que expire la opción.

Ahora veámos todo lo que puede ir mal.

2. El precio sube como usted esperaba, pero sólo llega hasta 310 cuando expira su opción. Usted recupera su prima de 10 y aunque no pierde, tampoco gana.

3. El precio sube como usted esperaba, pero sólo llega hasta 305 cuando expira su opción. Usted recupera la mitad de la prima y sufre una pérdida de 50%.

4. El precio no hace nada. Ni sube ni baja. Se mantiene lateral, su opción expira y usted pierde el 100% de su inversión.

5. El precio hace todo lo contrario a sus expectativas. Cae. Su pérdida está limitada, sin embargo pierde justamente eso: el 100% de su inversión.

6. El precio no solamente sube hasta 350, pero va mucho más allá…..hasta 2,000. Un alza incontenible, merecedor de utilidades extraordinarias. Sólo que todo ocurrió DESPUES de que su opción expiró en valor CERO.

De los seis escenarios ilustrados, el comprador de una opción solamente logra materializar su inversión en utilidades en el primero. En el segundo no pierde, pero tampoco gana.

El vendedor, en cambio, solamente pierde bajo el primer escenario. En el segundo también gana, porque aunque tenga que devolver la prima al comprador y acabar «tablas», el dinero que recibió por la prima le generó intereses durante la vida de la opción.

En otras palabras, bajo la gran mayoría de los posibles escenarios, el VENDEDOR GANA y el COMPRADOR PIERDE. ¿Sigue usted aún pensando que es mejor comprar que vender?

El simple hecho de poder comprar algo con riesgo limitado y al mismo tiempo poder obtener un beneficio ilimitado, nubla la vista del inversionista inexperimentado. Como dijimos en el mencionado articulo, las opciones—sean estas calls o puts—solamente deben comprarse como instrumento de cobertura financiera, como una alternativa al tradicional «stop», o como una inversión sumamente especulativa—pero de baja inversión monetaria—cuando el precio del subyacente logra precios máximos o mínimos históricos. Comprar opciones bajo la premisa de que son menos riesgosas que comprar el instrumento subyacente, es una fantasía difundida por los operadores profesionales con el fin de atraer víctimas.

Eso se debe a simple probabilidades matemáticas. Estadísticamente hablando, entre el 70% y el 80% de las opciones que se compran acaban expirando con un valor menor al precio pagado—e inclusive, valiendo absolutamente nada. Con probabilidades de esa magnitud a su favor, no es sorpresa alguna que el profesional gustosamente le vendera al incauto todas las opciones que éste desee comprar.

Para corroborar nuestro punto de vista, en febrero empezamos a publicar cada viernes una tabla listando las 5 opciones que más habían subido en precio desde el viernes anterior, bajo el concepto de que si la mayoría de las opciones pierden valor, entonces las mejores candidatas serían aquellas que más subieron en valor.

El análisis no tuvo mayor ciencia. Simplemente listamos las 5 opciones con mayor incremento porcentual en una semana. O sea, nunca analizamos el subyacente para determinar si este podría continuar ejerciendo una influencia alcista sobre el precio de la opción listada. Quizá haciendo semejante análisis podríamos haber aumentado el factor benéfico de vender las opciones listadas, o quizá pensar demasiado habría echado las probabilidades fuera de borda. Para que el análisis humano no tuviese influencia sobre el resultado, el estudio podría denominarse «anti-cerebral», o sea cada semana sólo listamos ciegamente las TOP 5—y el resultado fue el siguiente:

Llevamos a cabo el estudio durante 7 semanas consecutivas, pensando que eso era suficiente tiempo para que las probabilidades arrojaran resultados de acuerdo a las estadísticas. Asumiendo que cada semana un comprador invirtiera la misma cantidad de dinero en cada una de las 5 opciones, y que un vendedor asumiera el riesgo ilimitado de venderlas por la misma cantidad, ¿quién cree usted que acabo yendo al banco con el dinero?

3 de las 35 opciones en el estudio no califican y son eliminadas automáticamente porque expiraron precisamente el viernes que había que comprarlas o venderlas. Las incluímos en las tablas sólo para mantener el estándar de listar las 5 que más subieron.

De las 32 opciones restantes, 19 de ellas—el 59.4%—expiraron en valor CERO. O sea, el comprador de la opción, a pesar de que su riesgo estaba limitado a la prima que pagó por la opción, perdió precisamente eso—el 100% de su inversión. Mientras tanto, el vendedor se quedó con el 100% de la prima que le cobró. Negocio rotundo—para el vendedor.

Otras 5 opciones más no acabaron en valor CERO, pero sí expiraron a un valor menor que el precio de compra. En promedio, éstas declinaron 41.6%. Nuevamente, nada mal para el vendedor, ya que en promedio le regresa el 60% de la prima al comprador, pero se va al banco con el 40% del dinero ajeno.

O sea, 24 de las 32 opciones acabaron perdiendo todo o parte del valor que pagó el comprador. Curiosamente, eso representa el 75% de las opciones en el estudio. «Increíblemente», el resultado cayó precisamente dentro de las probabilidades.

Solamente 8 de las 32 opciones representaron una pérdida para el vendedor.

Porcentualmente hablando, el vendedor de las 32 opciones listadas—asumiendo todo el riesgo del mundo y aceptando lucrar solamente de las primas recibidas—logró una utilidad neta de 762.59%, o sea 108.94% por semana, equivalente a un rendimiento anual de 5,664.95%.

Que riesgoso es vender opciones, ¿verdad?

Edúquese y nunca permita que un inculto en el tema le meta conceptos erróneos en su cabeza. Las probabilidades matemáticas funcionan aquí y funcionan en la China. Remar contra la corriente sólo lo llevara en la dirección opuesta. Actuar por «corazonada» es tan inteligente como pararse ante un tren de carga. Si usted participa o piensa participar en bolsa, edúquese. Aprenda. Los números no muerden. Las probabilidades a favor no evitan «rachas» perdedoras, pero a la larga difícilmente dejarán de brindar beneficios.

 

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