El Panorama Macroeconómico XVII

Es el peor de los escenarios posibles, puesto que se combina al elevado endeudamiento de empresas y particulares, y a unos tipos de interés que, de subir, pueden poner en serios aprietos al sistema bancario por impagos.

Las cifras de confianza del consumidor han bajado sensiblemente, reflejando la intensa destrucción de empleo. Otras cifras como el consumo, dado esta semana y con descensos del 1,6% pueden llevar el crecimiento del PIB a terrenos negativos este trimestre en Estados Unidos.

En cifras económicas oficiales de Estados Unidos, el desempleo ronda el 5.8%. Empleando el sistema francés de contabilización, a modo de ejercicio didáctico, esta cifra se elevaría holgadamente hasta el 8%, ya que las cuentas norteamericanas no tienen en cuenta, por poner sólo dos ejemplos, ni la población presidiaria ni las personas que trabajan a media jornada, por ejemplo, mientras que en la contabilidad europea no es así. Existe otro efecto distorsionador respecto a las cifras del desempleo en Estados Unidos, y es que la inmigración ilegal, sobre todo de mexicanos, es muy importante en la economía y no está en las estadísticas. Cuánto peor sea el comportamiento de la economía mexicana, más inmigración ilegal, y más efecto sustitución. Teniendo en cuenta que millones de campesinos mexicanos, tras la entrada en vigor del TLC (Tratado de Libre Comercio), se van a ver arrojados de sus campos, no sería extraño observar un deterioro continuo del empleo en Estados Unidos, en los próximos meses o incluso años.

Por otro lado, el contrato de futuro sobre petróleo supera holgadamente la barrera de los 30 dólares, dependiendo de los plazos de entrega, algo que de mantenerse dos o tres meses más puede tener consecuencias graves para las economías occidentales y, sobre todo, para la estadounidense, basada en mayor medida que la europea en carburante barato y sin impuestos, y por lo tanto mucho más sensible que ésta a variaciones de precio en el mercado spot.

A corto plazo, debemos esperar los resultados de la guerra, que pueden trastocar por completo las relaciones internacionales de los últimos 50 años, en función del contexto. Si ésta es corta, no se destruyen los pozos de petróleo, se estabilizan los mercados de crudo a bajo nivel e Iraq empieza a producir, no hay ataques terroristas y el comercio internacional no se resiente demasiado, nos encontraremos en el mejor de los casos como estábamos hace tres meses, sólo que Estados Unidos con una gran deuda que pagar en concepto de gastos de guerra, que recibiría en forma diferida desde Iraq y que compensaría con una factura de petróleo más barata.

Sin embargo, también puede ocurrir lo contrario; que la guerra sea larga (entendiendo por larga más de un mes), que haya muertos estadounidenses en cantidades apreciables y, sobre todo, que los pozos de petróleo queden destruidos. Esto sería un auténtico desastre, ya que el precio del crudo podría alcanzar perfectamente precios entre 40 y 60 dólares, como ya se ha visto históricamente.

El escenario más probable, en mi opinión, pasa por una combinación de las características anteriores. Es improbable que la guerra sea larga, pero traerá problemas que ahora no se pueden prever, y con todo, me parecen remotas en el tiempo bajadas sensibles del precio del crudo, aunque sólo sea porque reconstruir el aparato exportador de petróleo de Iraq costará al menos un año.

Se habló en enero del intento de mantener el SP500 sobre el soporte de 865, que finalmente se ha perdido. Existe una importante divergencia en los contratos de opciones sobre futuros con subyacente SP500 y DJ, que marcan mayores primas para precios a la baja que al alza de los índices. Es decir, si alguien quiere comprar una opción (derecho de ejecución de un activo, en este caso una “participación del índice” a un precio y una duración preestablecidos, se le está pidiendo más dinero -es decir, se considera más probable el caso- a un bajista que a un alcista). Podemos interpretar esto como una creencia en el empeoramiento de las bolsas, algo acorde con el saldo comercial de futuros sobre SP500, que sigue corto.

En resumen: Situación mala, peor que el mes pasado. La guerra, a corto plazo y en el mejor de los escenarios posibles no arreglará nada, y en el peor puede hacer caer a Estados Unidos en una recesión importante. A largo plazo, podrían derivarse beneficios de un petróleo barato, aunque esto es algo muy remoto en estos momentos.

Respecto a Europa, la bajada de tipos responde a un triple objetivo. Por un lado, descargar el pago hipotecario de las familias, sosteniendo un poco más la burbuja inmobiliaria, que en estos momentos está sobrevalorada de forma importante, y con mecanismos especulativos en el sistema de financiación que pueden costar un revés serio a la banca europea y en especial a la española. El segundo motivo es sanear las deudas de las empresas, vía reducción de gastos financieros. El tercero es hacer menos atractivo el euro para los mercados de divisas y de esta forma hacer más competitivas nuestras exportaciones, y en especial las de Alemania.

En este país, las cosas van tan mal como ya se comentaba en el último informe, y la recuperación industrial francoalemana no parece confirmarse por los demás datos. Confianza del consumidor bajo mínimos, al igual que los deseos inversores de las empresas, paro y consumo. Sin embargo, insisto en el triple punto fuerte de la economía alemana respecto a la estadounidense: Déficit comercial, capacidad del sistema productivo y precios inmobiliarios más realistas.

Por ahora, perspectivas negativas para el conjunto del continente europeo, y también empeorando respecto al mes pasado.

Comentarios y sugerencias a [email protected]

COMPARTIR EN: