Préstamos P2P

Para los que no lo sepan, P2P son las siglas de ‘peer-to-peer’, que podría traducirse por algo como ‘de igual a igual’ y su filosofía podría resumirse en la siguiente frase: todos los usuarios deben compartir. Dicho de otra forma, el P2P es un sistema enteramente meritocrático en donde «el que más comparta, más privilegios tiene y más acceso dispone de manera más rápida a más contenido». Con este sistema se pretende asegurar la disponibilidad del contenido compartido, ya que de lo contrario no sería posible la subsistencia de la red. Gracias a ello, hemos visto nacer (y en algunos casos, también desaparecer) programas como Napster, Kazaa o eMule.

Pero, ¿que ocurriría si incorporasemos esta filosofía al sector bancario? La respuesta la tenemos en ProsperZopa, las primeras empresas que permiten el intercambio de dinero entre particulares, eliminándose así la intermediación bancaria.

Su funcionamiento es el de un sistema de subastas online, similar a eBay, en el que un particular puede tanto prestar dinero directamente como pedirlo prestado. Los que actúan como prestatarios fijan el tipo máximo que están dispuestos a pagar mientras que los prestamistas eligen el tipo mínimo que desean obtener. La función de Prosper y Zopa consiste en casar la demanda y la oferta de préstamos; una vez que hay acuerdo entre dos clientes, se constituye un préstamo, generalmente a 3 años (aunque el plazo puede ser variable), sin comisión de apertura. Los prestatarios son previamente investigados y clasificados mediante un sistema de calificaciones o ratings que identifican su solvencia, permitiendo así a los prestamistas seleccionar el riesgo máximo que desean correr.

Pero lo mejor de todo es la forma en que se realiza en la práctica el préstamo: aplicando la filosofía P2P. Cada prestamista presta en realidad pequeñas cantidades a diferentes prestatarios; así, si disponemos de 500€ para prestar, el sistema permite que tengamos dicho capital repartido entre 50 prestatarios minimizando el riesgo de impago al máximo. Y del mismo modo, se aplica la meritocracia que comentábamos: cuanto mejor sea el rating de un prestatario, mejores condiciones podrá obtener para su préstamo.

A cambio de este servicio, estas compañías obtienen beneficios cargando un 1% al prestatario sobre el capital prestado y un 0.5% TAE al prestamista sobre la cantidad prestada (en el caso de Zopa, no se cobra nada al prestamista). La cantidad máxima que podemos prestar y pedir prestado está fijada en 25.000$ en Prosper y 25.000£ en Zopa, aunque por ahora es obligatorio ser residente en el país en el que está situada la compañía (EEUU en el caso de Prosper, Reino Unido en el caso de Zopa) para poder participar en este peculiar mercado de préstamos.

Otro aspecto interesante es que, en el caso de Prosper, es posible crear grupos de prestamistas y prestatarios que tienen intereses y aficiones comunes para prestarse dinero entre sí, generalmente obteniendo mejores condiciones que sin estar afiliado a ningún grupo.

Por último, ambas compañías están autorizadas por los organismos reguladores de cada país y respaldadas por varias entidades de capital-riesgo.

El sistema de intercambio inventado por estas compañías en realidad no es nuevo ya que está inspirado en lo que se conoce como Fondos Rotatorios o ROSCAs (Rotating Saving and Credit Associations), fondos comunes formados por un grupo al que cada miembro ingresa periódicamente una cantidad y del que puede obtener rotativamente préstamos o aportaciones a fondo perdido. Se trata de un concepto similar al de los microcréditos propuesto por el Nobel de la Paz, Muhammad Yunus, fundador del Grameen Bank.

El caso es que este negocio funciona: Prosper cuenta actualmente con 140.000 miembros y un volumen de préstamos vivos de 27 millones de dólares, mientras que Zopa consiguió 8.000 usuarios en la primera semana de funcionamiento y ahora mismo supera los 50.000.

Y los usuarios sin duda están contentos: en el caso de Zopa, esta semana los prestamistas ofrecían tipos entre el 9.5% y el 12%, dependiendo del rating del prestatario, mientras que los prestatarios estaban dispuestos a asumir un interés de entre el 5% y el 6%. Es decir, el prestamista saca una rentabilidad más que interesante a sus fondos y el prestatario consigue dinero a tipos más bajos que los de los préstamos para consumo personal ofrecidos en las sucursales bancarias.

Como siempre, todas las monedas tienen dos caras: una de las principales quejas de los usuarios sobre estos servicios es la elevada tasa de morosidad de los prestatarios (en torno al 3% del total), incluso en el caso de los que tienen un rating elevado. Posiblemente ello se deba a que la situación financiera de muchos de los que acuden a solicitar dinero a estos mercados no sea todo lo buena que debiera, lo que indica que la información de que disponen Prosper y Zopa para elaborar los ratings no es tan completa como la que tiene un banco tradicional. No obstante, ambas compañías penalizan con comisiones a los usuarios que se retrasan en los pagos o directamente no pagan, aunque de poco sirve cuando el destinatario del préstamo es alguien con pocos escrúpulos (se rumorea que en algunos casos los solicitantes son criminales encarcelados). Otro problema es el retraso con que se tramitan las transferencias entre usuarios, tardando como mínimo 4 días laborables.

En definitiva, puede decirse que el fenómeno de los préstamos P2P es una revolución silenciosa. Si bien ofrece pocas garantías, también hace unos años las compras por Internet ofrecían poca fiabilidad y actualmente muchos de nosotros compramos online sin miedo. El paso ya está dado y la desintermediación financiera puede que ya esté en marcha, así que ya puede espabilar la banca tradicional o, si estas redes de préstamos se consolidan, en un futuro no muy lejano posiblemente empiecen a perder clientes.

Un saludo
X-Trader

 

COMPARTIR EN: