A Propósito del Análisis Técnico

«El análisis técnico tiene aún posibilidades de tener un cuerpo científico propio si bien dependerá de que haya innovaciones y de que se cambie la perspectiva, y no se siga cayendo en los errores del pasado. Sin embargo la mayor parte de los analistas ni siquiera se plantea esto. Veremos si en el futuro el análisis técnico es capaz de superar sus propias limitaciones y cambiar de paradigma o se quedará anclado en las ideas de hace más de 100 años.»

Alberto Muñoz (X-Trader) en La Deconstrucción del Análisis Técnico

Cuando nos vimos en Mayo de 2009 en la Kedada de Barcelona, le comenté a Alberto (X-Trader) lo mucho que me identificaba con su artículo sobre El Trader Estadístico. De hecho mi presentación en aquella reunión versaba en buena parte sobre lo que él exponía en ese escrito, a saber: el concepto de ventaja estadística o edge como elemento fundamental de cualquier estrategia de especulación en los mercados financieros.

Pero como uno no tiene un carácter especialmente dulce ;), se puede decir que a todo puñado de cal le llega su correspondiente palada de arena, y le expresé en público mi total desacuerdo con las conclusiones extraídas de su artículo La Deconstrucción del Análisis Técnico.

Por falta de tiempo no pude argumentar esta discrepancia en aquel mismo momento por lo que ahora, varios meses después, le dedico el presente artículo.

Empezaré mi planteamiento exponiendo lo que para mi es una anécdota curiosa. Está sacada de dos libros que están considerados, dentro de sus respectivos ámbitos, como referencias bibliográficas imprescindibles. Me estoy refiriendo a The Intelligent Investor de Benjamin Graham y a Technical Analysis of the Financial Markets de John J. Murphy. El primero es referencia obligada de los analistas fundamentales y de los Value Investors y el segundo resulta una lectura imprescindible para cualquiera que decida adentrarse con un mínimo de rigor en el mundo del análisis técnico.

En su libro, Benjamin Graham comienza el primer capítulo Inversión contra especulación (toda una declaración de intenciones) realizando lo que él llama una «formulación precisa» de la diferencia entre los dos conceptos, que define así:

«Una inversión es aquella en la que a través de un análisis minucioso se augura una seguridad del principal y un rendimiento adecuado. Aquellas operaciones que no cumplan estos requisitos son especulativas»

Cincuenta años después John J. Murphy afirmaba:

«El análisis técnico es el estudio de los movimientos del mercado, principalmente mediante el uso de gráficos, con el propósito de pronosticar las futuras tendencias de los precios. La expresión «movimientos del mercado» incluye las tres fuentes principales de información disponible para el técnico: precio, volumen e interés abierto»

Obviando por una parte los cincuenta años que separan los dos textos, así como el hecho de que el mismo Benjamin Graham revisó su «formulación precisa» en las sucesivas ediciones posteriores de su libro, parece como si el paradigma de la inversión en valor estuviera otorgando el título de inversor a cualquier especulador que a través del análisis minucioso del precio consiguiera un rendimiento adecuado del principal sin exponerlo en exceso.

Evidentemente nada más lejos de la realidad, pero sirva esta anécdota para introducir un concepto que me parece clave: la relación entre análisis técnico y especulación (bursátil se entiende)

El inversor y el especulador tienen un objetivo común: maximizar el rendimiento del capital. A pesar de que muchas veces se tiende a pensar que rendimientos “excesivos” (si tal cosa existe) son fruto de la especulación y que rendimientos más “razonables” son más propios de la inversión, esto simplemente no es cierto. Tanto el especulador como el inversor buscan maximizarl el beneficio, cuanto más, mejor en ambos casos.

Especulador e inversor tampoco se diferencian a la hora de fijar plazos para sus retornos: ¿Alguien conoce a algún inversor que desprecie una inversión por generar beneficios en un periodo excesivamente corto de tiempo? ¿A alguien se le escapa que los procesos especulativos más lucrativos en el campo inmobiliario, por citar sólo un ejemplo, a veces llevan décadas en generar los retornos previstos?

Lo que diferencia al inversor del especulador es la forma en que se consigue el rendimiento sobre el capital. El inversor utiliza su capital para financiar una actividad económica que le genere un beneficio. El especulador, por el contrario, centra sus esfuerzos en conseguir un margen a su favor, resultado de la diferencia entre los precios a los que compra y a los que vende cualquiera de los activos sobre los que opere. La naturaleza de estos activos y sus actividades económicas subyacentes sólo son relevantes en la medida en que puedan afectar al precio.

Se invierte en una actividad y se especula con el precio.

La diferencia es clara y notable, aunque evidentemente la línea que separa ambas actividades, la inversión y la especulación, puede ser muy fina. De hecho la misma persona puede invertir y especular prácticamente al mismo tiempo.

En este sentido recuerdo el caso de un conocido que en el año 2002 compró un solar, procedente de una subasta, a muy buen precio. Su objetivo era construir un bloque de pisos para venderlos posteriormente. Disponía de la totalidad del capital para realizar la promoción y había decidido invertirlo en el sector inmobiliario haciéndose el mismo promotor. Dos meses después de la compra del solar, cuando el equipo de arquitectos aún no habían ni tan siquiera comenzado los trabajos para la realización del proyecto, esta persona recibió una oferta por dicho solar que suponía una revalorización del 70% sobre el precio que había pagado en subasta. Rechazó dicha oferta, pero también anuló el encargo del proyecto. Decidió que vendería el solar al mejor postor y nunca por menos del doble de lo que había pagado por él. Había decidido especular con el terreno.

La especulación no entiende de actividad económica, solo de precio y si en algún ámbito de la actividad económica el precio es el objetivo de todos los focos, ese es sin duda el de los mercados financieros.

En la medida en que el análisis técnico sólo estudia el precio y este es lo único que centra la atención del especulador, la relación entre especulación y análisis técnico se hace evidente convirtiéndose así en una herramienta fundamental para muchos de los especuladores que intervienen en los mercados.

Evidentemente no todos los especuladores utilizan el análisis técnico, ahora bien, cualquier operador en los mercados que use dicha herramienta para la toma de decisiones es un especulador por definición.

Cuando Warren Buffet utiliza el análisis técnico para decidir los precios a los que comprar un determinado valor (zona de soportes por ejemplo) se está convirtiendo en un especulador de corto plazo. No lo duden.

Ahora bien, si buena parte de los especuladores que intervienen en los mercados financieros utilizan el análisis técnico en la toma de sus decisiones de especulación, podemos concluir que el análisis técnico como tal influye en la configuración de los mismos precios que después acaba analizando.

No soy, ni mucho menos, doctor en la materia, pero cualquiera que en sus años de bachiller estudiara el principio de incertidumbre de Heisenberg empezará a comprender los problemas que ello plantea desde un punto de vista teórico.

Cualquier modelo (o paradigma citando a Alberto) que contemple los mercados como predecibles y que sea conocido por la mayoría de los actores que intervienen en el juego, queda invalidado en la medida en que este modelo influye en la variable objeto de análisis.

Ese es el caso que nos contempla.

Así, se da la paradoja de que el pronóstico a futuro como objetivo del análisis técnico, tal como lo recoge John J. Murphy en su definición del mismo, no es verosímil desde el mismo momento en que las reglas del análisis técnico son de dominio público gracias, entre otros, a libros como el suyo.

No nos llevemos a engaño: el análisis técnico no tiene, ni tendrá, capacidad predictiva alguna.

No podremos conocer el futuro, no con esta herramienta. En el mejor de los casos sólo podremos tener una distribución estadística de cuan probables son los diferentes escenarios que se abren ante nuestros ojos.

Así, en este contexto, cualquier operador que pretenda especular con éxito en los mercados financieros a través del análisis técnico, debe eliminar cualquier atisbo de voluntad predictiva en sus análisis en favor de un enfoque probabilístico del problema, y debe asumir su propia responsabilidad en la elaboración de las herramientas a utilizar en detrimento del llamado «conocimiento compartido».

Resumiendo, encuentre una ventaja estadística en base a una utilización no convencional del llamado análisis técnico y no la comparta con nadie.

No existe la posibilidad de un cuerpo científico propio para el análisis técnico.

El análisis técnico, como disciplina predictiva con carácter general, simplemente no es posible desde el mismo momento en que contamina, y mucho, las fuentes de las que bebe.

Claro que, bien pensado… es una suerte, ¿no les parece?

Un saludo,
Sugar

 

PD: Podeís debatir este artículo en el siguiente hilo: https://www.x-trader.net/foro/viewtopic.php?f=9&t=12445. Asimismo Cuotes ha abierto paralelamente otro interesante debate sobre este tema en el siguiente hilo: https://www.x-trader.net/foro/viewtopic.php?f=9&t=12443.

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