Se trata sin duda de un ejercicio muy habitual: tras unas caída tan fuertes como las que ha vivido el criptomercado la gente empieza a mirar los gráficos, revisa los osciladores y repasa diferentes métricas para intentar averiguar, comparando con situaciones pasadas, si podría estar formándose un suelo y, por tanto, sería el momento de invertir en Bitcoin.
Y es que parece que hay buenas noticias, por cuanto varias de las métricas que pueden seguirse en Glassnode o Coin Metrics comienzan a lanzar algunas señales positivas, algo que no suele suceder a menudo. De hecho, en los últimos cinco años solo hemos tenido otros seis momentos similares, coincidiendo algunos de ellos con los mínimos del mercado bajista, tal y como sucedió por ejemplo en noviembre de 2018 o en marzo de 2020. Este hecho, si bien podemos considerarlo una muestra relativamente pequeña y no muy representativa, podría estar apuntando a una incipiente recuperación del mercado.
Las Causas de la Caída
No obstante, resulta indudable que el entorno actual es claramente pesimista. Así tenemos que Bitcoin ha cerrado uno de sus peores trimestres de su historia, perdiendo el 60% de su valor entre abril y junio, y situándose un 70% por debajo de los máximos que marcó en noviembre del año pasado, cuando alcanzaba los 69.000 dólares.
Asimismo, la negociación al contado de criptomonedas ha caído notablemente, pasando de los 112.000 millones de dólares que se negociaron el 8 de noviembre, cuando Bitcoin marcaba sus máximos históricos, a los 60.000 millones que se negociaron el pasado 3 de julio. Por su parte, los activos bajo gestión con los que contaban los productos de inversión en criptomonedas en junio alcanzaron un mínimo histórico, siendo los ETFs los que experimentaron la mayor caída, con una caída de más del 50%, hasta los 1.300 millones de dólares.
Los factores detrás de estas fuertes caídas parecen claros: por un lado, tenemos una Reserva Federal iniciando una campaña de subidas de tipos de interés para frenar la inflación, que da alas a las subidas del dólar frente a cualquier moneda, ya sea esta fiat o cripto; por otro lado, un sentimiento de mercado muy tocado por lo sucedido en Terra; y, de remate, una creciente lista de empresas y servicios relacionados con criptomonedas arrastradas por la debacle. Esto último por cierto, parece aventurar fusiones importantes en el sector en los próximos meses.
Algunas Métricas para la Esperanza
Sin embargo, no todo son malas noticias: por un lado, si bien generalmente la actividad en la cadena de bloques de Bitcoin tiende a ser alta durante los mercados alcistas, esta aumenta incluso aún más durante las caídas del mercado, ya que los participantes se apresuran a deshacerse sus posiciones. Tras esta descarga de volumen de venta, el precio tiende a estabilizarse en cerca de los mínimos, a la par que disminuye la actividad on-chain. Esta sería justamente la situación en la que podríamos encontrarnos en estos momentos.
Por otro lado, generalmente en los mercados bajistas los inversores y los mineros suelen liquidar parte de sus criptoactivos, enviando sus tokens de sus wallets a los exchanges para venderlos. Sin embargo, parece que tras las fuertes caídas que se produjeron a mediados de junio (las cuales provocaron un fuerte repunte en los flujos de entrada de criptos en los exchanges), la tendencia también se ha frenado. De hecho, si nos fijamos en el saldo neto de estos flujos, podemos observar que tras la barrida del precio que llevo a Bitcoin a revisitar niveles por debajo de 18.000 dólares, se produjo una fuerte salida de criptos en los exchanges, seguramente provocada por aquellos compradores que aprovecharon la sacudida para almacenar criptos y mantenerlas a largo plazo.
Además, a diferencia de 2018, cuando la demanda de Bitcoin sí cayó durante ese desplome de precios, en estos momentos no hay señales de que la adopción de la principal criptomoneda se esté desacelerando, lo cual es una clara señal de que los fundamentales de Bitcoin sean posiblemente más fuertes que en cualquier otro momento de su historia. Como muestra, en el siguiente gráfico podéis ver que solo en EE.UU. ya hay casi 34 millones de estadounidenses que poseen criptomonedas, de los cuales el 35% tienen Bitcoin en sus wallets, algo realmente significativo.
No obstante, que empiecen a producirse algunos signos positivos no significa que el suelo aún se haya confirmado, existiendo una gran cantidad de riesgos. Por ejemplo, la Fed podría volverse más agresiva si veo que no logra controlar los precios, subiendo tipos con más intensidad, lo que provocaría un nuevo repunte del dólar contra todas las criptomonedas.
Por otro lado, tenemos una posible recesión en el horizonte, provocada como consecuencia de las actuales medidas de política monetaria que tratan de aplacar la inflación, lo que podría reducir de forma significativa el apetito de los inversores por los activos de alto riesgo, como sería el caso de las criptomonedas.
Conclusión
Posiblemente estemos en estos momentos en uno de los momentos más complejos e impredecibles de nuestra Historia, sobre todo en términos económicos. Esto es algo a lo que sin duda no son ajenas las criptomonedas, por cuanto al tratarse de un activo de alto riesgo, se ven beneficiadas por los ciclos de bonanza económica, sobre todo si tenemos en cuenta la creciente correlación que mantienen con las Bolsas en los últimos meses.
Sin embargo, el entorno actual de miedo y pesimismo han frenado notablemente las expectativas de subidas a corto plazo en el mercado de criptoactivos, lo cierto es que las caídas recientes y las incipientes señales on-chain pueden ser una buena oportunidad para empezar a construir una posición de largo plazo, aunque desde luego no sea probablemente el momento de hacer un all-in, dada la incertidumbre actual a la que nos enfrentamos.
