¿Se Acabó el HFT?

Al menos eso es lo que parece: las mejoras de velocidad en la ejecución por parte de todas las firmas que operan mediante High Frequency Trading (HFT) están provocando que la ventaja cada vez sea menor y que obtener beneficios sea cada vez más complicado para estas firmas.Y es que debemos tener en cuenta que se ha alcanzado el nivel de los 10 microsegundos en la velocidad de ejecución de las órdenes (como referencia basta decir que un simple parpadeo de nuestro ojo tarda 350.000 microsegundos).

Para este año se espera que las firmas de HFT vean reducido su beneficio un 35%, sumando un total de caída del 74% desde sus máximos en 2009. ¿Por qué ha sucedido esto? Es simple: los costes de mantener la ventaja en el mercado se han incrementado (cada vez hay que invertir más en equipo y programación) mientras que las Bolsas no han mejorado sus sistemas. Ello se traduce en que, por muy bueno que sea nuestro sistema y por muy baja latencia que tengamos, los sistemas informáticos de las Bolsas sólo reconocen una orden cada 30-40 microsegundos, desapareciendo a partir de ese punto cualquier ventaja derivada de la velocidad de ejecución.

De esta forma el primero en aparecer en el bid o en el ask no tiene ya garantizada la ejecución, por lo que la competencia por las órdenes se está convirtiendo en un proceso de asignación aleatoria. Así mismo, la reducción en los volúmenes negociados de los últimos años está dañando al negocio del HFT ya que ello provoca que eso incluso más complicado ejecutar las órdenes. En la práctica, ello se ha traducido en que aquellas estrategias que funcionaban bien durante seis meses, ahora sólo sobreviven como mucho seis semanas o incluso unos pocos días.

Por tanto, parece que el futuro del HFT pasa no por mejorar la velocidad de ejecución sino en adaptarse e innovar, creando nuevas formas de arbitraje y análisis de mercado. Posiblemente la incorporación de estrategias de tipo semántico, en las que se analizan noticias, datos macroeconómicos, resultados empresariales o incluso discursos de Bernanke sean el nuevo nicho a explotar, aunque para llegar a ese nivel posiblemente aún falte un buen trecho.

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