El Futuro del Trading: Ordenadores Cuánticos

Si todo lo relacionado con el trading de alta frecuencia les parecía casi ciencia ficción, prepárense para un nuevo término que pronto se pondrá de moda: se trata del quantum computing o computación cuántica, una nueva arquitectura de computación sobre la que las grandes firmas de Wall Street tienen mucho interés.

Si todo lo relacionado con el trading de alta frecuencia les parecía casi ciencia ficción, con sus latencias de microsegundos y el desarrollo de redes en los que la señal viaja por los cables usando el camino más recto posible, prepárense para un nuevo término que pronto se pondrá de moda: se trata del quantum computing o computación cuántica, una nueva arquitectura de computación sobre la que lleva años hablándose que por fin comienza a ver la luz, y sobre la que las grandes firmas de Wall Street tienen mucho interés.

Pero vayamos por partes: ¿qué es la computación cuántica? Para entenderlo debemos explicar primero cómo funciona la computación tradicional, la cual se basa en bits. Esto es, la información puede tener dos estados básicos, “0” (apagado) y “1” (encendido); cada uno de estos valores es lo que se conoce como bit. Combinando muchos de esos estados es cómo funcionan los ordenadores actuales, realizando las diferentes tareas y almacenando la información.

Como podemos observar, los valores de un bit son discretos, es decir, solo pueden tomar un valor que puede ser 0 o 1. Sin embargo, en el caso de los ordenadores cuánticos, no se trabaja con bits sino con qubits los cuales, aprovechando las propiedades de la mecánica cuántica pueden tomar como valor 0, 1 o incluso ambos valores al mismo tiempo, lo que habilita una velocidad de procesamiento mucho mayor.

Para entender veamos un ejemplo sencillo que nos permitirá entender esto mejor: trabajando con la arquitectura actual de computadores, si tengo 1 bit sólo podré tener un valor (0 o 1), pero con un qubit podré tener 2 (0 y 1). Si tengo 2 bits, podré tener 2 valores {(0 o 1) y (0 o 1)}, mientras que con un qubit podré tener 4 valores {(0 y 1) y (0 y 1)}. Si seguimos con esta progresión, rápidamente nos daremos cuenta de que mientras que el bit crece con la proporción 1=1, 2=2, …, n=n, el qubit crece con la proporción 2n. Dicho de otro modo, con 15 bits podemos entregar 15 resultados mientras que con 15 qubits obtendremos 215=32.768 resultados. Como podemos ver una diferencia bastante significativa.

Para remate, aparte de su mayor capacidad la computación cuántica posee una segunda característica que la diferencia de la tradicional: cada uno de sus procesos es independiente, lo que se traduce en que, mientras en la computación clásica la resolución de problemas es lineal, la computación cuántica puede resolver más de una operación al mismo tiempo. Ello se traduce en que, si queremos descifrar una contraseña, mientras que con la computación clásica iríamos probando combinaciones una a una, con la computación cuántica se podrían probar miles de combinaciones por segundo, por lo que sería posible romper cualquier sistema de seguridad actual.

Resulta evidente a la vista de lo que acabamos de comentar, que la potencia y velocidad que proporciona la computación cuántica está fuera de toda duda, por lo que no es de extrañar que el mundo de las finanzas esté totalmente fascinada con esta nueva tecnología, que sin duda daría ventaja sobre sus competidores a quién la domine, pues con ella se podría ganar velocidad en los cálculos y en el lanzamiento de órdenes, analizar oportunidades de arbitraje en nanosegundos o valorar complejas estructuras de derivados casi al instante.

¿Quiénes están tanteando ya la posibilidad de trabajar con esta nueva tecnología? Por un lado tenemos al sempiterno y todopoderoso Goldman Sachs que ha invertido capital propio en la empresa canadiense D-Wave Systems, especializada en el desarrollo de computadores cuánticas; por otro lado, están Royal Bank of Scotland y el Chicago Mercantile Exchange, que están trabajando con la compañía 1QBit especializada en el desarrollo de software para ordenadores cuánticos; y en Guggenheim Partners (donde trabaja actualmente nuestro admirado Marcos López de Prado) también están valorando el uso de la computación cuántica. Asimismo otra empresa a la que no debemos perder de vista es Cambridge Quantum Computing, que ha construido un sistema operativo denominado t|ket> destinado a ordenadores cuánticos. Y por supuesto, no podían faltar en esta lista Google, que está diseñando algoritmos de aprendizaje pensados para funcionar en ordenadores cuánticos, que serán capaces de resolver en un día problemas que tardaríamos 10.000 años actualmente en resolver), e IBM y Microsoft también están preparando soluciones cuánticas.

Sin embargo no todo iba a ser ventajas. La lenta evolución de los ordenadores cuánticos se debe fundamentalmente a algunos problemas técnicos:

  • Por un lado, para que este tipo de ordenadores funcione correctamente, deben hacerlo bajo temperaturas bajísimas, del orden de -273 ºC. Ello lógicamente encarece mucho su coste, el cual ronda los 10 millones de dólares por ordenador.
  • Por otro, la computación cuántica es increíblemente frágil, por lo que el más mínimo fallo puede provocar un error importante en los cálculos (se trata de los denominados errores bit flip y phase flip), aunque en IBM aseguran que han creado un nuevo diseño de circuitos que permite superar estos problemas.

Lo más interesante, y quizás incluso escalofriante, será el impacto que tendrá este tipo de máquinas cuando comiencen a operar en el mercado. De entrada, aquellos operadores de alta frecuencia que aprovechen esta tecnología arrebatarán una mayor cuota de beneficio a los operadores que sigan utilizando una tecnología obsoleta.

Por otro lado, aunque pudiéramos pensar lo contrario, lo más probable es que, aunque este tipo de ordenadores seguramente cambie la forma en que se mueve y entendemos el comportamiento del precio de los activos financieros, no provocará grandes movimientos en el mercado por cuanto es probable que los vendedores de computadoras cuánticas traten de vender al mayor número posible de bancos y hedge funds.

Asimismo, tenemos que entender que realizar tareas de cálculo complejas en menos tiempo no implica tener un edge necesariamente en el mercado (de hecho seguramente tendremos igualmente que tenerlo antes de gastarnos en el dinero en una máquina que hará las cosas más rápido).

A esto hay que sumarle que la computación cuántica no está realmente pensada para tareas de reconocimiento de patrones o machine learning por lo que se obtendría una ganancia marginal en este tipo de tareas.

Por supuesto, habrá que ver en la práctica que es lo sucede; incluso podríamos ver la desaparición de los mercados como los conocemos actuales por cuanto este tipo de máquinas podrían lograr hacerlos ¡eficientes! O peor, que muy pocos participantes en el mercado tengan acceso a esta tecnología y pongan barreras de entrada tales que consigan ganar siempre al resto. En definitiva, tecnología y mercados financieros, siempre tan fascinante.

Saludos,
X-Trader

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